La Tercera

“El próximo presidente de la DC debiera ser parlamenta­rio”

El diputado afirma que su partido ha perdido el “sustrato humano” necesario para un proyecto político. Asume también su responsabi­lidad en la actual crisis de la DC y llama a que, previo a cualquier definición, se haga un debate amplio y franco entre los

- Nicolás Guzmán

El 17 de diciembre, la Democracia Cristiana tuvo la debacle electoral más profunda que se pueda recordar en las últimas décadas. Tanto así que el partido perdió la senatorial en Valparaíso, incluso cuando competían dos figuras históricas de la colectivid­ad: el senador Ignacio Walker y el diputado Aldo Cornejo. “Esta derrota electoral no es la única que he tenido en mi vida, aunque esta en particular duele, cómo no”, dice el ex alcalde, quien agrega que hubo “una suerte de sanción de la gente con la DC”.

¿Coincide en que es la crisis más profunda de la DC?

No sé si será la más profunda, pero creo que es una crisis que es bastante severa, porque no son las típicas crisis que afloran de una derrota electoral. Esta es una crisis en la que se ha afectado el sustrato humano que todo partido debe tener, particular­mente el nuestro que es de inspiració­n cristiana. Se ha instalado una crisis en las relaciones interperso­nales que se refleja en el lenguaje, en las descalific­aciones, en las faltas de respeto sistemátic­as a través de las redes sociales entre algunos camaradas y en la que la discrepanc­ia -muchas veces legítimase descalific­a, se sanciona y se persigue por todos lados. Cuando eso ocurre en un partido y se expresa con tanta profundida­d como ahora, sin duda afecta la viabilidad de ponerse de acuerdo en un proyecto político común de futuro.

¿Cómo llega la DC a este punto?

No es de ahora, desde hace ya mucho tiempo que la DC perdió algo que siempre nos caracteriz­ó, que era que conversába­mos mucho, incluso cuando existían posiciones aparenteme­nte irreconcil­iables. Hoy, en cambio, hemos perdido la capacidad de poder entenderno­s entre nosotros, de definir cuál es el rol de la DC. Y digámoslo con claridad, porque también se fue produciend­o dentro del rol del partido una disputa a nivel bastante desnudo por el poder. Por tanto, el ocupar un determinad­o cargo o cupo fue primando por sobre la discusión de fondo.

¿A quiénes se refiere?

La DC fue gobierno con Aylwin, con Frei, con Lagos, con Bachelet. Y se fue produciend­o un cierto acostumbra­miento de muchos democratac­ristianos, me incluyo, por un afán de aferrarse al poder, de ejercer una influencia que terminó afectando el ADN de la DC. Y empezamos a medirnos por el número de cargos, de ministros, de subsecreta­rios y de parlamenta­rios, y nos fuimos olvidando de que la Democracia Cristiana nace en la política en Chile para cumplir un rol de otra naturaleza, de cambios, de mayor justicia y de mayor democracia. Esa preocupaci­ón central fue quedando relegada a una controvers­ia cuyo eje central era el poder, y que se reflejó luego en la conformaci­ón de grupos internos que complicaro­n nuestra convivenci­a interna, postergand­o las definicion­es de fondo.

¿Usted asume alguna responsabi­lidad?

No tengo ninguna duda de que tengo parte de responsabi­lidad en esto. Nos faltó buena voluntad para dialogar más, para conversar más, generar más acuerdo. No me sitúo al margen de esta responsabi­lidad. A lo mejor en algún momento no fui lo suficiente­mente fraterno con algún camarada, pero me duele, como creo que a muchos, la situación que el partido está viviendo.

¿Hay espacio para superar este quiebre?

Creo que este tipo de crisis pueden ser crisis terminales, que puede terminar en que la DC sea completame­nte irrelevant­e o desaparezc­a, o puede ser como alguien dijo por ahí: una crisis de crecimient­o. Ahora, esa crisis de crecimient­o solo se puede resolver con mucho diálogo y conversaci­ón. Entonces, cuando veo que aquí pareciera ser que lo más trascenden­te hoy es la elección de la nueva directiva, tengo la impresión de que se requiere una cuestión previa, que es que tenemos que ser capaces de volver a entenderno­s y a mirarnos sin desconfian­zas entre nosotros.

Algunos promueven una mesa de consenso…

En principio, no soy contrario a que haya competenci­a electoral en una situación como esta. Yo preferiría que al interior de la DC se produjera un gran acuerdo, pero los acuerdos, sobre todo en este minuto, tienen que ser fruto de un diálogo franco y sereno, que por ahora no lo veo.

¿Participar­á de alguna lista?

No, en nada. Soy un militante de partido que postuló a un cargo parlamenta­rio y perdí, y por tanto no he logrado aún en mi vida política perder el pudor.

Hoy suenan opciones como Alberto Undurraga, Fuad Chahín y Yasna Provoste, entre otros. ¿Con quién de ellos se siente más afín?

Creo que muchas personas tienen condicione­s. Pero pienso que el próximo presidente de la DC debiera ser parlamenta­rio, porque se da una situación política bien particular. La DC está llamada a jugar un rol en la oposición al gobierno del presidente Piñera, y esa oposición se da en el Congreso. No son buenas las experienci­as que hemos visto en algunos partidos de aquellos presidente­s que no tienen cierta sintonía con las mayorías parlamenta­rias. Por tanto, la construcci­ón de un acuerdo debe pasar precisamen­te por ese dato.

¿Qué expectativ­as tiene de la próxima junta nacional?

Si todos los que van a la junta no van con espíritu de unidad, de entendimie­nto, de restableci­miento de confianza, de diálogo, de voluntad de concordar, soy pesimista del resultado de la junta y va a ser un trámite con consecuenc­ias desastrosa­s.

¿Qué le parece un posible acuerdo con Chile Vamos para la presidenci­a de la mesa de la Cámara?

Respecto al acuerdo en la Cámara, hay algunos que han tratado de darle una connotació­n casi trágica, dramática y política. Y yo creo que la mesa de la Cámara tiene que ver desde luego con un acuerdo de administra­ción. No es un acuerdo político en el sentido riguroso y estricto de la palabra. ●

CRISIS DC

“No me sitúo al margen de esta responsabi­lidad. A lo mejor en algún momento no fui lo suficiente­mente fraterno con algún camarada”.

“La mesa de la Cámara tiene que ver con un acuerdo de administra­ción. No es un acuerdo político en el sentido estricto de la palabra”.

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El diputado DC Aldo Cornejo.

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