Casale arriba tranquilo
El piloto nacional terminó tercero en la penúltima etapa del rally. Su holgada ventaja lo tiene prácticamente campeón. Hoy se define en Córdoba.
Puede que ayer no haya sido la mejor jornada de Ignacio Casale, pero a dos días de finalizar el Dakar, que le descuenten unos minutos poco puede importarle. Tranquilo, tomando todos los resguardos necesarios para mantener su abultada ventaja (ver clasificación), el piloto nacional finalizó tercero en la 13ª parada del rally, que unió los más de 400 kilómetros entre San Juan y Córdoba.
El Perro sabe de caza y por ello es que en el final de su novena expedición dakariana (en 2010 participó en camiones y 2011 en moto) prefirió no apretar mucho el acelerador, para evitar cualquier imprevisto de última hora. El terreno duro por el que corrieron, compuesto en su mayoría de tierra sólida y vegetación, fue quizás un motivo extra para no buscar sobresaltos.
De hecho, comenzó su odisea a un cómodo ritmo, marcando un minuto y 11 segundos de retraso en el primer control, que hasta ahí lideraba el francés Axel Dutrie.
Poco importó; Casale sólo calentaba su Yamaha Raptor 700. Desde antes de correr en la edición de este año, ya había dicho que llegaba en su mejor momento físico, y lo ha demostrado con clase. Tomó la ventaja de inmediato y la mantuvo hasta el way point 6. De ahí, Casale se relajó, buscando hacer su carrera de la forma más cómoda posible.
Cruzó la meta cuatro minutos y tres segundos más atrás del líder de ayer, el argentino Jeremías González Ferioli, que completó la etapa en cinco horas 55 minutos y 16 segundos, aunque muy lejos ya de alcanzarlo.
“Fue un día muy largo, pero un verdadero placer. Me siento bien físicamente, mi quad es perfecto y sólo quiero disfrutar mañana. Estoy tan cerca de celebrar otro triunfo en el Dakar. Esta carrera ha sido perfecta, incluso aunque haya sido la más dura de todas las reuniones de Dakar en las que he competido”, comentó Casale al sitio oficial de la competencia.
El Perro no necesita de mucho para celebrar hoy. Su segunda corona está a sólo 120 kilómetros de distancia, aunque él ya se la prueba. Córdoba es la última parada.