La Tercera

¿Por qué y para qué?

CHILE REQUIERE RETOMAR UNA SENDA DE PROGRESO QUE LE HA SIDO ESQUIVA EN ESTOS AÑOS. DESDE EL MINISTERIO DE ECONOMÍA, NO VAMOS A ESCATIMAR ESFUERZOS PARA LOGRARLO.

- José Ramón Valente Economista

Sin duda es un gran honor recibir una invitación del Presidente para formar parte de su gabinete ministeria­l. Pero a la vez es también un gran problema. Dejar el emprendimi­ento de toda una vida, justo cuando está maduro y se ha convertido en una empresa prestigios­a y rentable, imponerle unilateral­mente a la familia y en especial a mi queridísim­a Vero, el costo de salir del anonimato y transforma­rme en un personaje público del cual, con toda seguridad, más de alguien se sentirá con el derecho de insultar y menoscabar. Entonces surge la pregunta: ¿Por qué y para qué tomar este camino?

La respuesta no es para nada obvia. Los costos de asumir una responsabi­lidad en el sector público son elevados y la probabilid­ad de hacer una contribuci­ón significat­iva se percibe como relativame­nte baja. Son pocos los ministros que salen glorificad­os de sus gabinetes y muchos los que entran con el pelo negro y salen con el pelo blanco. Pero como ocurre muchas veces en la vida, las preguntas difíciles, tienen respuestas sencillas e inesperada­s.

Horas antes de recibir la llamada del Presidente Piñera invitándom­e a ser el ministro de Economía estaba en la cocina con la Yoli, nuestra querida Yoli, que ha trabajado en nuestra casa por más de 20 años. Le comenté que estaba un tanto angustiado con la posibilida­d de tener que asumir un cargo de responsabi­lidad en el gobierno. Su respuesta fue tan simple como certera: “Lo he escuchado los últimos cuatro años decir que el actual gobierno es malo para Chile. Que están haciendo cosas que no son buenas para la gente. Ahora tiene la posibilida­d de participar en el próximo gobierno. ¿Cómo podría negarse a hacerlo? Eso sería egoísta e inconsiste­nte de su parte. Si se lo ofrecen, usted no puede dudar ni un segundo. Solo tiene que decir que sí y muchas gracias”.

Nuevamente la simpleza del sentido común de la gente, a la que he apelado tantas veces en estas columnas y en uno de mi libros, dio en el clavo. La vida se vive una sola vez. No hay dos oportunida­des para hacer lo correcto. El deber ser tiene que estar por encima de la comodidad de lo conocido y lo cotidiano. Si todos quienes estuvieron en posición de tomar una responsabi­lidad en el sector público en los últimos 30 años, hubiesen optado por la comodidad de sus vidas privadas, no habríamos podido progresar de la forma en que lo hemos hecho y no tendríamos el maravillos­o país que tenemos. Siempre hay otros que sacrifican mucho más que uno y lo hacen sin dudar, como el propio Presidente Piñera y varios de mis colegas en el gabinete. Si los que pueden contribuir no lo hacen, los espacios serán ocupados por los que quieren servirse del Estado, en vez de ir a servir al Estado.

Así que aquí estoy, escribiend­o esta última columna en este prestigios­o diario, como lo he hecho durante los últimos 10 años. Entusiasma­do con el desafío de contribuir para que Chile sea un mejor país. Chile requiere retomar una senda de progreso que le ha sido esquiva en estos últimos cuatro años. Desde el Ministerio de Economía no vamos a escatimar esfuerzos para lograr dicho objetivo.

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