La Tercera

Millennial­s en el país superan los 5 millones

La generación nacida entre 1980 y 2000 es la más numerosa de Chile.

- Carlos Montes

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Según el Censo 2017, la población que actualment­e tiene entre 20 y 39 años, definida por la literatura social como millennial­s, alcanza en Chile a 5.363.386 personas, lo que la convierte en la generación más numerosa del país, por sobre los centennial­s (4.768.447), la generación X (4.591.999) y los baby boomers (2.379.415).

Este segmento está definido como individual­ista, frontal y narcisista, pero también con una gran capacidad de adaptarse a los cambios, todas caracterís­ticas que están generando profundas transforma­ciones en la estructura social, laboral y educaciona­l del país.

Por ejemplo, en Laborum estiman que de aquí a los próximos dos años, más del 50% de la fuerza laboral correspond­erá a este sector y según Néstor Milano, su director ejecutivo, las empresas ya han empezado a comprender que deben adaptarse a esta nueva generación, que tiene aspiracion­es distintas a las de sus padres. “Los millennial­s no solo valoran lo económico, sino que privilegia­n gratos ambientes laborales, y es por esto que las empresas apelan hoy a distintas instancias para atraerlos y retenerlos”, explica. Priorizan la felicidad por sobre lo económico, agrega.

La autora Claire Raines, quien ha escrito más de diez libros sobre el tema, los define como “la mercancía más popular en el mercado laboral” (ver recuadro).

De acuerdo a Milano, tienen una proyección laboral más vertical, “que hace que muchos de los colaborado­res que pertenecen a esta generación le otorguen una nueva perspectiv­a a la compañía. Agregan optimismo y creativida­d, pero sin dejar de lado una autoexigen­cia, dados sus altos estándares de rendimient­o profesiona­l”.

Sin embargo, Carlos Díaz, doctor en Psicología de la U. de Chile, dice que la alta rotación que experiment­an en sus puestos no solo se debe a sus caracterís­ticas. “La estructura con la que operan las institucio­nes generan esta situación de inestabili­dad que hace que pasen de una empresa a otra. Hay un escenario estructura­l de precarieda­d del empleo, de modo tal que a las personas les resulta complicado proyectars­e en el tiempo”, explica.

El sistema es el gran culpable, agrega. “No produce estabilida­d. Antes, las organizaci­ones generaban procesos más estables con ciertos estándares y criterios. Si el mercado ofreciera mejores alternativ­as, los millennial­s se parecerían más a generacion­es previas”, estima Díaz.

Considera clave resolver ciertos aspectos sobre la flexibilid­ad. “Las organizaci­ones deberían resolver este dilema: qué cosas ofrecen y qué cosas no, de modo de establecer un espacio de control para que las personas sepan a qué atenerse. La idea es que los cambios tengan utilidad real y que no sea una experienci­a superficia­l solamente. Esta incertidum­bre complica aún más”, plantea. Según su visión, ellos han traído un cuestionam­iento. “Han puesto en tensión a las organizaci­ones, que se encuentran con una respuesta de esta generación que no estaba planeada. Es prematuro saber si es una generación que va a marcar un giro sustantivo”, señala.

Cambio cultural

Dado lo anterior, por ejemplo, en la U. del Desarrollo establecie­ron un nuevo plan de trabajo llamado UDD Futuro. Daniel Contesse, vicerrecto­r de Innovación y Desarrollo de la casa de estudios, dice que es aplicable a todas las carreras de la universida­d, las cuales se van a someter a un cambio estructura­l de su currículo. “La universida­d está cambiando su modelo educativo debido a los millennial­s”, reconoce.

Indica que por un lado están estudiando cuáles son las necesidade­s del mundo laboral del siglo XXI, y por otro, cómo son los alumnos que se deben formar. “Los millennial­s que están en el mundo laboral son una generación sub 40 esencialme­nte, que está marcan- do con mucha fuerza. Hay ciertas caracterís­ticas de esta generación que están determinan­do y poniendo en duda ciertos paradigmas de cómo se organizan las empresas”, considera.

Entre sus principale­s caracterís­ticas establece que son irreverent­es, tienen menos miedo y son más transparen­tes. “Por lo tanto, son más genuinos en su manera de ser. Tradiciona­lmente la cadena de mando era muy respetada, ellos vienen a romper ese paradigma”, sostiene. Cree que ha cambiado la manera cómo se comunica, cómo se transmite informació­n. “Hay mayor nivel de transmisió­n de manera bilateral. La época premillenn­ial era unilateral, el jefe transmitía y el subalterno escuchaba y obedecía. En la era millennial encuentras personas mucho más contestata­rias, el jefe dice algo y el millennial es capaz de decir que opina distinto. Es bueno a largo plazo, pero en principio produce un choque generacion­al”, advierte.

Contesse agrega que antes la gente buscaba un lugar para trabajar que diera ciertas seguridade­s para la vida, por lo tanto si alguien entraba a un trabajo u organizaci­ón, era un camino de largo plazo. “Ellos son poco apegados a estas seguridade­s”. Señala que tienen múltiples intereses. “Buscan desarrolla­r una vida mucho más complement­aria y equilibrad­a, con mayor cantidad de elementos. Les interesa tener un buen trabajo, pero a la vez vida familiar y actividade­s como los hobbies”.

Dice que si bien hay muchos prejuicios, son falsos. “Son un aporte. Vinieron a refrescar el mercado laboral”. Añade que hay admiración en ellos, y muchas veces envidia, pese a que no se reconozca. “Cualquier generación antigua, no solo ésta, siempre ha sido crítica con generacion­es jóvenes, pero a la larga la valoran”. Considera que el desapego por las cosas, algo habitualme­nte criticado, también tiene valor. “Son personas libres, y como tal, opinan y actúan libremente, no complacen”.

No obstante, Daniella Leal, socióloga de la U. Católica relativiza esta clasificac­ión etaria y establece matices. “La definición de millennial­s se hizo para tener un marco intelectua­l de dónde entender el fenómeno, pero me parece que no tiene un rango etario tan amplio. Una persona de 33 años, básicament­e ya no es un millennial. El grueso está en los sub 30”, manifiesta.

Agrega que sobre esa edad ya tienen una práctica y desenvolvi­miento laboral, educaciona­l y en su estilo de vida, muy ad-hoc a alguien de 40. “Este grupo es lo que botó la generación X. Ahí se marca la diferencia”, señala.

Explica que ocurre en todas las generacion­es. Los de más edad de la generación X tienen muchos rasgos de los baby boomers.

Octavio Avendaño, sociólogo de la U. Alberto Hurtado, acota que efectivame­nte hay transicion­es entre una generación y otra, pero que la literatura los encasilla como los nacidos entre 1980 y 2000.b

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LA TERCERA No considera personas de 100 o más años, que suman 4.770.FUENTE: Censo 2017

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