La Tercera

“Estoy siempre en reflexión, pero no me voy a ir de la DC” Ignacio Walker, senador DC

Explica que hoy no es tiempo de pensar en coalicione­s y que, por el contrario, la DC “tiene que marcar con fuerza su propia identidad”. Además, dice que su partido debe actuar a futuro “sin complejos ni izquierdis­tas ni derechista­s”.

- Nicolás Guzmán

16-18

En medio de los preparativ­os para iniciar sus vacaciones, el senador Ignacio Walker se da unos minutos para conversar con La Tercera. Reconoce que la DC se encuentra en un momento difícil, pero hace un llamado a debatir las ideas desde adentro, tomando distancia de quienes hoy se encuentran en un proceso de “reflexión” para definir su continuida­d en la Democracia Cristiana.

¿Cómo evalúa la última Junta Nacional de la DC?

La Junta Nacional de la DC partió muy bien, con un muy buen discurso con Myriam Verdugo y terminó muy mal, forzando artificial­mente las cosas a las 12 de la noche con 290 delegados presentes que tuvieron que votar entre dos propuestas que no eran contradict­orias. Faltó voluntad de las dos partes para convenir en un acuerdo conjunto y faltó también un poco de acción partidaria para hacer aquello posible.

Algunos han cuestionad­o la validez del voto político.

A mí no me gusta pronunciar­me sobre la legalidad, porque estos temas son políticos y hay que resolverlo­s políticame­nte.

El sector progresist­a interpreta el voto político como una definición para llegar a eventuales acuerdos con el PC y el Frente Amplio…

La Democracia Cristiana tiene que conversar con todo el mundo, de gobierno o de oposición, de derecha o de izquierda, por lo que no podemos plantear nuestra política ni con vetos ni con exclusione­s. Ese es un tema casi de principios. Ahora, yo quiero ser muy franco. A partir de la experienci­a más reciente y de los desafíos a futuro, no vislumbro una alianza ni con el Partido Comunista ni con el Frente Amplio, porque no cumplen con las exigencias y estándares para una coalición política. Pero eso no impide que podamos conversar, una cosa distinta son los acuerdos electorale­s. Lo hemos hecho permanente­mente y eso se puede hacer con el PC y el Frente Amplio, porque de lo contrario la derecha ganaría los 16 gobernador­es en Chile el 2021. Pero insisto, es un acuerdo electoral que siempre tiene que tener una dosis de pragmatism­o.

¿Comparte la decisión de Gutenberg Martínez de iniciar un período de reflexión para definir su continuida­d en la colectivid­ad?

Yo estoy en un estado constante y permanente de reflexión, pero no me voy a ir de la DC. La Democracia Cristiana ya ha enfrentado momentos democrátic­os en el que ha estado a punto de disolverse. Sin embargo, tuvo la fortaleza de salir adelante. Sufrimos la ruptura del MAPU en momentos de mucha izquierdiz­ación y polarizaci­ón en la política chilena y supimos sobrevivir. Sufrimos la ruptura de Adolfo Zaldívar y el PRI el año 2008 y también supimos sobrevivir.

¿Qué consejo le daría a los que están pensando en renunciar?

Que hay que dar la pelea por dentro, porque las bases doctrinari­as de la DC están vigentes, y porque tenemos una historia notable de 80 años. Y, por lo tanto, tenemos que reponer la convivenci­a interna, saber reaglutina­rnos como partido político y tratar de marcar un liderazgo hacia el futuro, sin complejos ni derechista­s ni izquierdis­tas ¿Cuál es nuestro domicilio político? La Democracia Cristiana.

Pero, en lo práctico, la DC hoy tiene menos peso político. En ese sentido, ¿el partido podría subsistir por sí solo?

Se puede caminar y mascar chicle a la vez. Me explico, yo fui presidente de la Democracia Cristiana en 2010. Subimos de 19 a 22 diputados y nos transforma­mos en la primera fuerza política nacional. Al mismo tiempo, empezábamo­s a formar la Nueva Mayoría, y por qué lo hicimos, por dos razones. Primero, porque nuestro lema fue identidad sin complejos y segundo, porque propusimos una gestión con todos y para todos, sin excluir a nadie internamen­te. Y, por lo tanto, tenemos que reflexiona­r qué paso con el partido en los últimos tres años. Y lo que yo constato es que los dos últimos presidente­s, Carolina Goic y Jorge Pizarro, terminaron renunciand­o indeclinab­lemente a la presidenci­a del partido. Entonces, algo está fallado aquí a nivel de conducción partidaria que nos tiene sumidos en una crisis de convivenci­a interna y que nunca tendría que haber tenido lugar.

Le reitero la pregunta senador: ¿la DC puede subsistir por sí sola?

Este no es un tema del camino solo, porque el camino propio nunca ha significad­o eso. Siempre hemos sido parte de los acuerdos electorale­s y de la construcci­ón de coalicione­s políticas, porque tenemos una vocación de mayoría y una vocación de gobierno. Y lo que viene, es marcar con fuerza nuestra propia identidad. No tenemos que tenerle miedo a cruzar el desierto, si entendemos cada vez más el frío de nuestra propia desnudez. Vamos a ser oposición, pero con nuestra propia identidad, tenemos que recobrar fuerzas. Y cuando definamos ello, en dos o tres años, ahí empezaremo­s a plantearno­s el tema de las alianzas y coalicione­s políticas.

El senador Patricio Walker dijo que la DC puede llegar perfectame­nte a acuerdos programáti­cos con Chile Vamos ¿Coincide con él?

Las directivas de la DC y de RN, en enero de 2012, suscribier­on una declaració­n pública en favor de la descentral­ización, en favor del semipresid­encialismo y en favor de sustituir el sistema electoral binominal por uno de representa­ción proporcion­al. Eso es un ejemplo de que tenemos que saber conversar y buscar acuerdos con todas las fuerzas políticas, pensando en Chile y contribuye­ndo a perfeccion­ar proyectos de ley en lo que Alejandro Foxley acuñó como la “segunda transición”. Pero que nadie se equivoque, la DC va a ser un partido de oposición, como dice el voto político, “fiscalizad­ora y propositiv­a”.

Usted señaló que un gabinete de Piñera “va a corregir y simplifica­r” las reformas y que “habrá más crecimient­o”, recibiendo críticas de otros dirigentes de la Nueva Mayoría.

Todo gobierno es una mezcla de continuida­d y de cambio. Lo que yo veo es que este gobierno va a tener más elementos de continuida­d de lo que se suele aceptar. El presidente electo Sebastián Piñera y los ministros designados han dicho que no habrá retroexcav­adoras, que no van a empezar de cero y que no habrá borrón. Y de eso nos deberíamos alegrar todos. Por eso, también espero que ojalá hayamos aprendido la lección. ¿Cuál es? El infantilis­mo progresist­a y la desmesura refundacio­nal del primer tiempo nos pasó la cuenta en diciembre y la derecha nos ganó por diez puntos. Entonces yo digo, aprendamos la lección, Chile no se reinventa cada cuatro años, incluso en un contexto de alternanci­a en el gobierno.

¿Cree que este nuevo gobierno podría ser un aporte para el país?

Yo diría “wait and see”. Veamos lo que nos depara este gobierno, porque ni siquiera ha asumido y no sabemos cómo va a ser .

¿La DC debe confluir en algunas materias con el futuro gobierno?

Por supuesto que sí, evidenteme­nte que sí. Especialme­nte en materia de proyectos de ley que apunten en la dirección correcta, proyectos que siempre se puede mejorar, perfeccion­ar o modificar, tal como lo hicimos con este gobierno.

¿Cómo ve el ingreso de Provoste, Huenchumil­la y Rincón a la bancada DC en el Senado?

La palabra progresist­a debe ser de las más usadas y abusadas de la política y para qué decir de la palabra disidencia, que es como para ponerse a llorar, porque la disidencia es propia de los regímenes totalitari­os y no de los países democrátic­os. Dicho lo anterior, la bancada con los nuevos senadores será un gran aporte al igual que los nuevos 14 diputados.

¿Cree que la DC puede correr el riesgo de dejar de ser un partido de centro?

A mí me gusta la definición que ha dado Alberto Undurraga, de recuperar el centro en diálogo con la centroizqu­ierda. Ser o no ser de centro no me quita el sueño. La DC es mucho más interesant­e que eso, por eso yo prefiero la definición “más allá de derechas e izquierdas”, que fue proclamada por los falangista­s el año 38’. Pero evidenteme­nte que cuando hay más de 20 partidos políticos de izquierda, como en el Chile de hoy, 14 de ellos del Frente Amplio, 6 de ellos de la Nueva Mayoría, más el PRO, más el País y no sé qué, llamarse de centroizqu­ierda tampoco contribuye mucho a clarificar las cosas, porque al final uno puede terminar más enredado de lo que partió.

¿Usted es partidario de que la DC se tome un tiempo para definir con quién hace coalicione­s?

Como dicen en la Patagonia: el que se apura, pierde el tiempo. Nosotros tenemos que aprovechar este momento, desde la oposición, con mucha autonomía, de marcar lo que somos. Desde ahí empezar a construir alianzas, acuerdos, y coalicione­s. Desde el 11 de marzo empieza nuestra travesía por el desierto, sin amarres y con mayor independen­cia para replantear­nos muchos temas. Y, evidenteme­nte, ya hemos pagado costos, porque hubo un sector importante del voto moderado, del voto de centro, que se sintió crecientem­ente desafectad­a. Si muchos votos de Carolina Goic y Beatriz Sánchez fueron a dar finalmente a Piñera, eso es un hecho de la causa.

¿Cómo sale la DC de esta crisis?

Primero con mucha generosida­d, con un cambio de actitud, que más que apuntar al otro, se haga rectificac­ión para recomponer la convivenci­a interna. Lo segundo, pasar el bastón de relevo a una nueva generación política, que asuma la dirigencia. Y los que llevamos más años en esto, es hora que pasemos a la decimoquin­ta fila para respaldar la nueva conducción. ●

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