La Tercera

Clint Eastwood, un tren, un terrorista y tres héroes impensados

El jueves se estrena 15:17. Tren a París, filme que recrea un atentado con los involucrad­os como protagonis­tas.

- Pablo Marín

La sabiduría convencion­al de Hollywood, en sintonía con la experienci­a del espectador, valora esa advertenci­a que se instala en el arranque de las películas: “Basada en una historia verdadera”. Aunque entiende que lo ocurrido ya fue, valora el gesto de estar lo más cerca posible de la carne y el corazón de quienes estuvieron donde las cosas pasaron.

Lo singular del asunto es que aún hoy puedan verse películas que, clásicas e industrial­es, son capaces de correr el cerco. De hacer, por ejemplo, lo que ciertas no-ficciones y ciertas ficciones de vocación antropológ­ica vienen haciendo por décadas: reinstalar a los personajes en el lugar de los hechos. Es lo que pasa con la 37a cinta dirigida por Clint Eastwood, 15:17. Tren a París, que llega este jueves a salas chilenas, un día antes que a las de EEUU.

Su historia es la de un ataque terrorista frustrado en territorio francés, opacado en la cobertura mediática –y en la memoria- por los ataques a Charlie Hebdo, siete meses antes, y a la discoteca Bataclan, dos meses después. Y el poco ortodoxo modo de plasmarlo en la pantalla es decidor del momento artístico y de las nuevas inquietude­s de Eastwood, que a los 87 años se niega a abandonar la creación fílmica.

Nadie más que ellos

Siendo las 17:50 del viernes 21 de agosto de 2015, el “tren bala” Thalys 9364 cubría el servicio Amsterdam–París, con 554 pasajeros, recorriend­o territorio de la comuna de Oignies (Pas de Calais). A la hora señalada, un hombre de 26 años, el ciudadano marroquí Ayoub El Khazzan, emergió del baño del carro 12 armado con un rifle de asalto AKM, nueve cargas de 30 balas, una pistola Luger y un cuchillo cartonero.

En primera instancia, “Damien”, un pasajero francés de 28 años cuya identidad se mantuvo en reserva, intentó desarmar al asaltante, pero no lo consiguió y resultó herido. Acto seguido, al ver al atacante frente a sí y muy cerca de su esposa, el académico francoesta­dounidense Mark Moogalian se abalanzó hacia él para despojarlo del arma. Tras conseguirl­o, retrocedió un par de pasos y anunció, “¡Tengo el arma!”. Sin embargo, El Khazzan extrajó su pistola y le disparó a Moogalian en la parte posterior del cuello.

Fue ahí cuando dos vacacionis­tas estadounid­enses, el reservista de la Guardia Nacional Alek Skarlatos y el miembro de la Fuerza Aérea Spencer Stone, se lanzaron sobre el agresor. Muy poco después, ayudados por el pasajero británico Chris Norman y por el estudiante Anthony Sadler, compatriot­a y amigo de infancia de Stone y Skarlatos, lograron neutraliza­r al agresor.

Si bien El Khazzan negó pertenecer a algún grupo yihadista, los distintos elementos de prueba confirmaro­n las sospechas de las autoridade­s: se trató de un acto terrorista, que afortunada­mente no pudo concretars­e ni causó fatalidade­s, además de un par de heridos. Tres días después, el Presidente François Hollande otorgó a Sadler, Skarlatos, Stone y Norman, la condecorac­ión de la Legión de Honor en el Palacio del Elíseo (“Damien” y Moogalian la recibieron poco después). La máxima autoridad francesa declaró que los mencionado­s “nos dieron una lección de coraje, voluntad y esperanza”.

El trío de amigos, que tras años sin verse habían acordado compartir un viaje estival por Europa, terminaron convertido­s en héroes sin buscarlo. Y tal experienci­a, que cambiaría la vida de cualquiera, se convirtió en un libro del que los tres fueros coautores, junto al periodista Jeffrey Stern: The 15:17 to Paris: The True Story of a Terrorist, a Train, and Three American Heroes. El libro, a su vez, derivó en una película de Clint Eastwood.

Eso sí, lo que no esperaban Sadler, Skarlatos, Stone ni el resto de los involucrad­os, fue que el legendario actor y realizador renunciara a llevar en el afiche a grandes estrellas de Hollywood. Que les ofreciera a ellos mismos revivir su propia historia frente a las cámaras: el trío estadounid­ense, en los roles protagónic­os, restituyen­do su larga historia en común, reservándo­se además roles menores a los esposos Magoolian y a Norman.

Pese a que ya había iniciado el casting para los tres papeles protagónic­os, Eastwood dice que no dejaba de pensar en estos jóvenes de veintitant­os: “Me gustaba cómo se veían y el modo natural que tenían de relacionar­se entre ellos. Hasta que un día les dije ‘¿creen que puedan interpreta­rse a ustedes mismos?’. Al comienzo, no estaban seguros, pero la actuación no es una forma intelectua­l de arte; es una forma emocional de arte. Quería que fueran ellos. Nadie más”. Así, esta historia de amistad y solidarida­d tomó otro cariz.

No fue la única apuesta del realizador y productor en esta pasada. Además de rodar en digital y de hacerlo en un tren en movimiento, quiso que varios de los que estuvieron aquel día en el tren regresaran al lugar de los hechos. “Todos quisieron volver”, agrega.

15:17 es la primera cinta del realizador después de Sully, donde reconstruy­ó el amarizaje exitoso de un avión comercial en el río Hudson (Nueva York) y la investigac­ión que vino más tarde. Dos años después, declara sentir una gran afinidad con “la gente común y corriente cuyos grandes instintos afloran cuando la ocasión lo requiere”.

Y no tienen que ser personas con mucha experienci­a, añade: “La gente no espera que miembros de la llamada generación millennial den un paso al frente y hagan algo extraordin­ario. Pero ellos lo hicieron. Y al hacerlo, salvaron muchas vidas”. ●

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Fotograma de 15:17. Tren a París.
► Fotograma de 15:17. Tren a París.
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► Anthony Sadler, Alex Skarlatos, Clint Eastwood y Spencer Stone, en una actividad promociona­l del filme.

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