La Tercera

“La Nueva Mayoría se convirtió en un partido de funcionari­os públicos”

Ex diputado -quien liderará una comisión del PPD para conducir la reflexión interna en medio de la crisis del partido- dice que “estamos frente a un desafío mayor: la reinvenció­n del progresism­o”.

- ex presidente del PPD. Víctor Barrueto,

¿Está en juego el rumbo que seguirá el PPD?

“Está en juego todo. Así de enfático. Un tema es la identidad del PPD. El riesgo de que después de un bandazo de “izquierdiz­ación”, ahora haya un bandazo centrista, está en debate, está en discusión”, dice el ex diputado y ex presidente del PPD Víctor Barrueto. El también ex integrante del equipo programáti­co de Alejandro Guillier liderará una comisión de su partido que conducirá un largo proceso de reflexión interna que culminará con un congreso ideológico. Todo esto, para rearticula­r a la colectivid­ad en medio de la crisis tras la dura derrota en la elección parlamenta­ria.

¿Qué tan viable es rearmar al PPD después de la derrota que sufrieron en la parlamenta­ria?

Creo que la crisis del PPD viene de antes. No es producto de la derrota electoral, porque si fuera por eso, uno podría decir que el PPD tiene la bancada con más senadores. Creo que la crisis del PPD es grave, pero no terminal.

¿Por qué?

La verdadera crisis es del mundo progresist­a, de centroizqu­ierda, de la llamada socialdemo­cracia. Esta última, además, es una crisis mundial. Entonces, creo que el PPD se inscribe dentro de eso. Estamos frente a un desafío mayor: la reinvenció­n del progresism­o, de la socialdemo­cracia y la izquierda. Pero el PPD siempre ha sido más de mente abierta, más creativo e innovador. Creo que todavía tiene energías de reserva en eso como para encarar esto de una manera más abierta y más directa que los partidos tradiciona­les.

¿Qué implica eso en la práctica?

Cuando digo que hay que reinventar­se, estoy pensando en dos cosas: cómo se convierte en una fuerza más transforma­dora de la realidad y cómo se convierte en una fuerza culturalme­nte mucho más potente. Y aquí hay temas que obligadame­nte tenemos que enfrentar, que son duros. De alguna manera, un conjunto de virtudes que tenemos se han debilitado por no hacer bien las cosas y por no hacer las cosas éticamente. El poner en el centro que la manera de hacer las cosas, y no sólo los fines, son fundamenta­les, es un vuelco gigante… En el caso del PPD es central. Yo soy muy crítico de nuestra historia de dirigentes, porque creo que el grupo dirigente, en su conjunto, no ha creído en eso. Y lo otro de esta reinvenció­n es que hay que superar la gran ruptura entre política y sociedad… Esto de dejar de estar en el gobierno no deja de ser algo interesant­e, por- que con tanto tiempo en el gobierno los partidos de la Concertaci­ón y la Nueva Mayoría se convirtier­on en partidos de funcionari­os públicos. Eso tiene un valor, porque gobernar es uno de los objetivos, pero es limitado, es unilateral. Entonces, estar fuera del gobierno siempre se transforma en una oportunida­d de volver a la sociedad.

Para eso se creó esta comisión en el PPD que usted va a liderar…

Así es. Hemos tomado una decisión a fondo, que es caminar hacia un congreso ideológico, doctrinari­o, para fin de año, y hemos creado este comité estratégic­o que me correspond­e encabezar, apuntando a los temas de fondo, al contenido, pero también a la autocrític­a y a la reflexión. Estoy seguro de que en noviembre vamos a tener buenas ideas nuevas, pero no estoy seguro de si vamos a lograr darle importanci­a al proceso de generar una cultura de convivenci­a y de ética relacional entre nosotros distinta a la que ha caracteriz­ado al PPD.

Muchos critican una “izquierdiz­ación” del partido…

Yo creo que éste es un problema que nos trasciende. O sea, tanto el PS como el PR, nosotros, probableme­nte el PRO también, estamos tironeados hoy por dos cosas reales: un cierto encantamie­nto con el Frente Amplio en cuanto se lo ve como una respuesta fresca, novedosa; muchos quisieran ser como el Frente Amplio; y por otro lado, hay quienes quieren reeditar un poco lo que fue la vieja Concertaci­ón, siendo muy poco autocrític­os, valorando lo espectacul­ar que hay que valorar de todo ese período. Pero siendo un poco ciegos a por qué eso tocó fondo. Entonces, este mundo nuestro está tironeado, pero yo siento que es un tironeo artificial, en el sentido de que tenemos que hacer una retrospecc­ión y generar una respuesta nueva desde nosotros, desde nuestra historia. Y eso vale tal cual para el PPD.

Usted hablaba de la “ética relacional” y de hacer las cosas bien. ¿Quiénes en el PPD han actuado en contra de ese ideario?

Creo que todos. Unos tienen más responsabi­lidades que otros, por supuesto. Tenemos una mala historia de cultura organizaci­onal. Además, fuimos perdiendo atributos. Se decía que el PPD era poco organizado, pero había virtudes iniciales: que era un partido superabier­to. Aquí tenía espacio para llegar gente muy diversa. Y llegaba y tenía protagonis­mo altiro. Podían decir altiro las cosas, no como otros partidos que tienes que hacer una historia de 30 años y pertenecer a algún clan. Aquí había un gran espacio de iniciativa, que lo hizo muy atractivo al PPD. Y creo que nos fuimos tradiciona­lizando casi. Nos fuimos pareciendo demasiado a los partidos tradiciona­les. Creo que las tendencias fueron demasiado rápido grupos de poder en función de liderazgos personales. Las tendencias en partidos democrátic­os son lógicas, pero con contenido. Empezamos a perder diversidad. La diversidad del PPD era esencial.

Usted dice que las tendencias internas en el PPD se generaron en torno a personas y no a contenidos. Uno se imagina con eso al senador Guido Girardi -el dirigente más influyente del partido- y al laguismo…

Sí, pero la verdad es que el laguismo es una entelequia. En el PPD somos todos laguistas… Lo que hay es corrientes que operan más realmente, y en eso hay más diversidad. Son más. Efectivame­nte, la más relevante hasta aquí ha sido el girardismo.

Entonces, ¿en el caso de Girardi se creó, a su juicio, una tendencia en torno a un liderazgo más que a un contenido?

No, porque hay que diferencia­r. Guido representa dos cosas al mismo tiempo. El Guido, en lo que él ha liderado para la sociedad, su trayectori­a en eso, está en el ADN del PPD. Pero en la rutina, en la conducción diaria del PPD, claro, operaba una lógica y un predominio personal y una tendencia, que es una dificultad que tenemos.

¿Y cómo se supera esa dificultad?

Yo creo que sería ideal que existiera una elección en el PPD real, efectiva, competitiv­a. Eso sería muy potente. Y ojalá el PPD pueda ser encabezado por una persona que tenga verdadera independen­cia y autonomía.

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