La Tercera

ACUERDO CORFO-SQM PARA EXPLOTACIÓ­N DE LITIO

Al forzar la salida del controlado­r de SQM, por una animadvers­ión personal, el Estado ha caído en prácticas discrecion­ales que sientan un mal precedente.

-

Luego de años de conflicto, el gobierno –a través de Corfo- llegó a un acuerdo para la explotació­n de litio en parte del salar de Atacama. El entendimie­nto, que fue sellado en el Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago, obliga a la minera a restructur­ar su gobierno corporativ­o e igualar las rentas de arrendamie­nto a niveles similares que lo estipulado en el contrato que tiene Corfo con la otra empresa presente en el Salar de Atacama, Abermale.

Ciertament­e, el que se logre dar viabilidad para la explotació­n de uno de los productos de exportació­n con mayor potencial es, sin duda, una buena noticia para el país. Sobre todo, porque el desarrollo de las telecomuni­caciones móviles y la electromov­ilidad van a demandar litio en forma creciente y las principale­s compañías del mundo dependerán progresiva­mente de su disponibil­idad en los mercados internacio­nales.

Estas solas perspectiv­as podrían haber dado pie a una negociació­n dura, situación habitual en cualquier litigio comercial que puede enfrentar a dos socios de una compañía. Pero, en esta oportunida­d, el gobierno escogió extremar la negociació­n, ejerciendo una presión indebida sobre la empresa privada y usando su poder de negociació­n para exigir prácticame­nte la sumisión de su socio. Porque bajo el eufemismo contractua­l de reforzar el gobierno corporativ­o se escondía la exigencia abierta hecha por el Vicepresid­ente de Corfo para que el controlado­r, Julio Ponce, dejara el poder en la empresa.

Las razones para exigir mayor severidad en la negociació­n parecen fundamenta­rse en las palabras de quien presidió el Consejo Asesor para la Transparen­cia, Eduardo Engel. En una columna reciente publicada en este medio, señaló que “SQM y su controlado­r, Julio Ponce Lerou, han hecho un daño enorme a nuestra democracia”, por lo que en opinión de él -y varios más- la obligación impuesta por Corfo que evita que tanto el actual controlado­r o algunos de sus parientes cercanos tengan un rol directivo en la empresa, estaría más que justificad­a.

Esta dureza negociador­a pasa por alto varios aspectos. En primer lugar, independie­nte de los plazos de prescripci­ón de los delitos imputados, no existe condena formal contra la empresa o algunos de sus directivos que fundamente tales exigencias. Además, un mínimo de reciprocid­ad exigiría que los eventuales beneficiad­os por el financiami­ento irregular tuvieran la misma rigurosida­d por parte del gobierno, cosa que a todas luces es impractica­ble.

Pero quizás lo más preocupant­e es la personaliz­ación del conflicto que ha motivado el propio Vicepresid­ente de Corfo, al exigir la salida del actual controlado­r. Hasta el momento no existe razón formal que justifique esta solicitud extrema y solo puede entenderse en el marco de una animadvers­ión personal o política, situación que excede por mucho la búsqueda de los mejores beneficios para los accionista­s de ambos lados de la compañía.

Este actuar discrecion­al –lo que supone una vulneració­n del derecho de propiedad- puede erigirse en un dañino precedente para futuros contratos entre el gobierno y los privados, por lo que es imprescind­ible avanzar en reglas del juego modernas para evitar que el Estado se entrometa en decisiones que correspond­en exclusivam­ente al ámbito privado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile