La Tercera

REFORMA EDUCACIONA­L

-

SEÑOR DIRECTOR

El 24 de enero, cuando se aprobó la reforma a la educación superior, pasará a la historia por el retroceso que significar­á para Chile. En esta materia clave en el progreso de un país se habrá cumplido a cabalidad la frase del exministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre de “bajar de los patines” a aquellas universida­des públicas no estatales que habían superado a las institucio­nes de propiedad del Estado. El objetivo central de esta reforma nunca fue ayudar a los estudiante­s talentosos sin recursos. A través de becas y créditos blandos, ese problema ya estaba resuelto en Chile.

Aquí primó la ideología; para los líderes intelectua­les de la Nueva Mayoría la educación debe ser una función del Estado, no de los privados, por lo que llevaban años viendo con angustia la decadencia de la educación superior estatal, mientras universida­des privadas exitosas atraían a los mejores estudiante­s. En vez de remover las trabas y obstáculos de esas institucio­nes, se optó por privilegia­rlas en términos de recursos independie­nte de sus méritos académicos, junto con llenar de restriccio­nes a las privadas. Porque finalmente eso es la gratuidad para esas institucio­nes; una sentencia al deterioro paulatino.

Es de esperar que el próximo gobierno logre revertir los aspectos más nefastos de esta reforma, para que podamos aspirar a que nuestras universida­des no solo ocupen el lugar de privilegio que ya ganaron en América Latina, sino también en el mundo. M. Cecilia Cifuentes Directora Centro de Estudios Financiero ESE Business School

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile