La Tercera

Europa apuesta por reducir la velocidad en las carreteras

Francia anunció que reducirá la velocidad máxima permitida a 80 kilómetros por hora.

- Paula Serra Bachs

Las carreteras de la Unión Europea son las más seguras del mundo. Así lo asegura el último informe de seguridad vial publicado en 2016 por la Comisión Europea. Durante ese año murieron en carreteras de la UE 26.600 personas. Un 2% menos que en 2015, pero aún así, la Unión Europea se ha propuesto reducir a la mitad el número de víctimas mortales en la carretera para 2020.

Un objetivo que ya se propuso para el 2010. Con todo, su posición sigue siendo clara: el papel principal para lograr dicha meta correspond­e a los Estados miembros. Por ello, el departamen­to de Seguridad Vial de la Comisión Europea propone una serie de medidas que debería adoptar cada país. Entre ellas destaca hacer cumplir el código de circulació­n, construir y mantener las infraestru­cturas, realizar campañas de educación y sensibiliz­ación y reducir la velocidad máxima permitida en determinad­as autovias. A propósito de esta última medida, ya son varias las ciudades europeas, como Madrid o París, que la han adoptado en las zonas urbanas. Pero con otra finalidad: disminuir las emisiones contaminan­tes.

Sin embargo, el primer ministro de Francia, Édouard Philippe, anunció que el 1 de julio se aplicaría la reducción de los 90km/h a los 80 km/h en carreteras con doble sentido no separadas por barrera física. Pero su objetivo es diferente: reducir el número de víctimas mortales y heridos en esas vías. En la actualidad, Francia es el país europeo con el mayor número absoluto de fallecidos en accidentes de tráfico superando, aunque por poco, a Alemania e Italia.

Medidas impopulare­s

En casi toda Europa, la velocidad máxima permitida en carreteras secundaria­s es de 90 km/h. Por ello, no sorprendió cuando el Ejecutivo francés aseguró que “si para salvar vidas debo ser impopular, acepto serlo”. Y es que según un sondeo de Harris Interactiv­e, seis de cada 10 franceses se oponen a esta medida. Las asociacion­es de automovili­stas la rechazan por considerar que su único efecto será el de multar a más conductore­s. También, ha recibido críticas debido a la falta de transparen­cia en cuanto quién asumirá el gasto de adaptación de las carreteras afectadas. Casi 400.000 km de autovías deberán cambiar las señales de tránsito, que hasta el día de hoy aún marcan “90”, y reprograma­r el sistema de control por radar. Sea como sea, el gobierno espera que esa reducción de la velocidad salve entre “350 y 400 vidas” al año y “si los resultados no están a la altura de nuestras expectativ­as el 1 de julio de 2020, asumiremos nuestras responsabi­lidades”, afirmó el primer ministro francés. Asimismo, cabe destacar que esta medida no se presentó de forma aislada, sino que forma parte de un pack de 20, entre las que se encuentra la privatizac­ión de los controles de radares o la obligación de identifica­r a los conductore­s que conduzcan a una velocidad excesiva.

De los 28 países que conforman la UE, solo Suecia tiene un límite más estricto, de 70 km/h y Finlandia autoriza como máximo los 80 km/h en las vías no urbanas, fuera de las autopistas. En ambos casos, la disminu- ción de los límites de velocidad complement­aba otra serie de medidas: desde colocar barreras que separen a los autos de las bicicletas, emprender campañas de sensibiliz­ación y bajar los límites de velocidad en zonas urbanas y peatonales, sobre todo. En Suecia esto se conoce como el plan Visión Cero que se impulsó en 1997 y que al día de hoy parece estar cumpliendo su objetivo. Desde ese mismo año se ha reducido casi al 50% la tasa de mortalidad en las carreteras suecas. Así, parece quedar demostrado que la velocidad máxima permitida es directamen­te proporcion­al al número de víctimas y heridos en las carreteras.

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► Señal de tráfico que indica límite de velocidad en una carretera de Burdeos.

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