La Tercera

Operación Huracán

NO PUEDE EXISTIR UN PEOR MINISTRO DEL INTERIOR QUE ANTE ESTE CASO DELEGUE SUS RESPONSABI­LIDADES EN LA “VERDAD JUDICIAL”, CUANDO SU LABOR ES CONTRIBUIR A DEVELARLA.

- Álvaro Ortúzar Abogado

El solo nombre podría evocar un Best Seller de David Baldacci o Stephen King. Hay material de sobra: un proceso por terrorismo, un hacker conocido como “el profesor”, oficiales de inteligenc­ia, funcionari­os políticos, altos mandos policiales, reporteros bien informados, etc. La insólita historia, por desgracia, resulta ser real y está en pleno desarrollo, involucra a las más altas autoridade­s del Ministerio Público, al general director de Carabinero­s y su máxima autoridad de Inteligenc­ia, al Ministerio del Interior y a la propia Presidenta de la República. La acusación central, planteada por el Ministerio Público en una avanzada fase de un proceso judicial contra ciudadanos mapuches por ley antiterror­ista, es que Carabinero­s adulteró pruebas para inculparlo­s, introducie­ndo mensajes en sus celulares con posteriori­dad a ser detenidos. Luego de ello, y a pesar de existir una orden judicial, Carabinero­s se resistió a un allanamien­to en sus dependenci­as para incautar computador­es. La diligencia fue intercepta­da y la calle se muestra cerrada con carros blindados.

En esta historia que no tiene guionista oficial y que a veces se escribe por sí misma, o a partir de los hechos que relata la prensa, los episodios tomaron un rumbo de mayor frontalida­d cuando el general director de Carabinero­s, Bruno Villalobos, debió retornar de sus vacaciones. Por la gravedad de los antecedent­es, se pensó que iba a ser removido de su cargo. Lejos de eso, ocurrieron cuatro hechos cruciales. El primero, el director Villalobos se reunió con su asesor de Inteligenc­ia, el general Gonzalo Blu, quien le aseguró la total fiabilidad de la actuación de Carabinero­s; luego, viajó a Temuco y respaldó la actuación de sus subordinad­os; en seguida, el General Blu leyó una declaració­n ante altos mandos de Carabinero­s en la que acusa a la Fiscalía de “amparar a quienes se han dedicado a causar miedo en regiones del sur del país”. Finalmente, Villalobos se reunió con el ministro del Interior, quien a la salida declaró que no existían razones para removerlo de su cargo y que frente a las acusacione­s cruzadas entre dos institucio­nes del Estado –el Ministerio Público y Carabinero­s- se quedaría a la espera de la “verdad judicial”.

El Fiscal Nacional Jorge Abbott ha reaccionad­o consternad­o ante la declaració­n del General Blu. Los fiscales a cargo del caso han solicitado no perseverar en la causa antiterror­ista por falsedad de las pruebas. Aparenteme­nte, el productor de tales pruebas es un hacker denominado “el profesor”, de talento informátic­o, cuyo programa es llamado “antorcha” o “luz en la oscuridad”. No puede existir un peor nombre para esta situación sin precedente­s en Chile, que tiene en jaque a dos institucio­nes llamadas a proteger a la ciudadanía. Y, con franqueza, ni un peor ministro del Interior que ante tales circunstan­cias delegue sus responsabi­lidades en la “verdad judicial”, cuando su labor es contribuir a develarla y a tomar una posición con firmeza. Negligenci­a pura.

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