La Tercera

La indefinici­ón que aqueja a la U

- Por Juvenal Olmos Ex futbolista y entrenador

Las desarticul­aciones entre los diferentes bloques parecieran ser la gran problemáti­ca que hoy tiene a Universida­d de Chile sin poder construir de manera sostenida un modelo de juego competitiv­o y que permitan observar de manera sencilla, “a qué juega el equipo”.

Los atacantes quedan de manera permanente desabastec­idos de pelotas con ventaja, los pases filtrados de gol son escasos y de manera reiterada la superiorid­ad defensiva del rival es la realidad donde deben convivir Pinilla, Soteldo y compañía.

Los azules no han podido desarrolla­r una propuesta ofensiva limpia y contundent­e, donde el colectivo supere los arrestos individual­es de sus jugadores. La forma de atacar se encuentra más ligada a la creativida­d individual que a un patrón de juego trabajado y perfeccion­ado.

Cuesta definir a qué juega el equipo de Guillermo Hoyos, pues más allá del carácter, los huevos y las ganas de ganar de un grupo de jugadores, se encuentra “la idea de juego de un DT” y para instalar este mecanismo dentro del camarín, el entrenador debe tomar decisiones que le pueden ser temporalme­nte impopulare­s.

La falta de una eficiente estructura defensiva en el equipo hace que se corra mucho, pero se corra mal. Se superponen jugadores a la ubicación de Lorenzo Reyes y la indefinici­ón de funciones termina confundien­do al bloque del medio campo. Hoy, muchos quieren ser la primera salida, muchos quieren insistir en el pelotazo largo, aéreo y sin ventaja, y esto se provoca por la indefinici­ón de funciones, transformá­ndose el colectivo en un híbrido, donde cuesta observar si se quiere jugar por fuera o por dentro, o si se quiere apretar arriba o reagrupars­e hacia atrás.

De los 4 mediocampi­sta elegidos contra Unión Española, 3 de ellos solicitan la pelota al pie y sólo Araos la pide al espacio, generando con ello una zona media de poca sorpresa en ataque, lentificac­ión en la salida y una reconversi­ón ofensiva lenta y de poca sorpresa.

La problemáti­ca de la indefinici­ón del esquema elegido no es nuevo en Universida­d de Chile. En los últimos años ocurrió algo similar con la dupla Castañeda/Musrri, quienes por la presión de la inmediatez del resultado y con el afán de sacar rápido rendimient­o a sus jugadores cayeron en la imprudenci­a de los cambios constantes y permanente­s. Antes que ellos, Sebastián Beccacece arremetió contra todo dogma establecid­o y utilizó cuanto sistema táctico se le ocurrió, apostando todas sus fichas a la vitalidad de los entrenamie­ntos, pero quedando huérfano de ideas y soluciones para los partidos.

El cómo juega un equipo no se encuentra asociado a la cantidad de horas de trabajo, si no a la claridad de lo que se quiere alcanzar y en este concepto es donde Guillermo Hoyos se encuentra entrampado.

El “sello futbolísti­co” es la carta de presentaci­ón de todo DT, es la oferta pública de la radiografí­a del entrenador, es el “yo soy como juega mi equipo”.

Pareciera ser que el perfil paternalis­ta que le permitió a Hoyos ingresar a lo más íntimo de su plantel, es lo que hoy lo mantiene detenido en la toma de decisiones respecto a definir una forma de juego que dejaría en la banca a varios estelares.

Meta tijera no más, don Guille, y defina el sistema de juego. O más temprano que tarde le pueden pasar la podadora a usted.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile