INFLACIÓN Y REACTIVACIÓN ECONÓMICA
Nuevamente la inflación sorprendió al mercado. El INE informó que el primer IPC del año 2018 registró una variación de 0,5% en enero en relación al mes anterior, pese a que el mercado esperaba un incremento de 0,1%. La discusión en los meses previos había girado en torno a la posibilidad de que el Banco Central, debido a la baja inflación anual, evaluara un recorte en la tasa de interés de política monetaria (TPM). Para justificarlo, algunos analistas señalaron la inconveniencia de que la inflación estuviera por tantos meses en el piso del rango meta del Central o derechamente fuera de él, como ocurrió durante todo el segundo semestre de 2017.
No obstante, la baja inflación estaba influida en buena parte por la fuerte apreciación que había experimentado el tipo de cambio –debido a la debilidad del dólar a nivel internacional, el mejor precio del cobre y el renovado ánimo de los inversionistas por el cambio en la administración local- y no había indicios de un debilitamiento adicional de la demanda interna que explicara un recorte en la TPM.
La inflación de enero, más allá del salto puntual de algunos productos (como el limón que subió 101,4% o el tomate que creció 18% en el mes por razones coyunturales), despeja la posibilidad de una expansión adicional en la política monetaria y sugiere, por el contrario, que las condiciones económicas paulatinamente comienzan a mejorar, por lo que el próximo movimiento en la TPM (aunque no en el corto plazo) probablemente será al alza.