El puerto es pura fe
Wanderers abre la tercera fase de la cita continental contra Independiente Santa Fe, de Colombia. Toda la ciudad está pendiente del club.
Cae la tarde y el sol no da tregua en Valparaíso. El movimiento en el puerto no para, el comercio arde mientras un trole bus se queda detenido por una falla eléctrica en pleno centro. No es nada nuevo ver a los fanáticos caminar con la camiseta de Santiago Wanderers. La hinchada es muy fiel.
Postes pintados verdes, banderas colgando por las ventanas y banderines en cada esquina. Una ciudad en la que el verde se ve, se siente y se respira. Y no por la tercera fase de la Copa Libertadores que está a la vuelta de la esquina, sino porque simplemente es así, es parte de su identidad. “El puerto es así todo el año”, dice desde su quiosco José Urrutia, ubicado en avenida Errázuriz.
Un ruidoso y animado centro porteño, como es costumbre. Un panorama totalmente opuesto a lo que se vive en Playa Ancha. Cerca del Estadio Elías Figueroa se escucha el sonido de las gaviotas y nada más. Ahí parece que Valparaíso vacaciona.
A las 16 horas los utileros comienzan a preparar el camarín caturro. La cancha luce reluciente, el pasto más verde que nunca y el rebelde banderín ya fue reemplazado, luego de caer tres veces en el último partido por la Libertadores que se jugó en Valparaíso. El que empataron 1-1 los locales y Melgar.
El primero en llegar es el portero Gabriel Castellón. Poco a poco se suman sus compañeros para iniciar el último entrenamiento antes del duelo con Independiente Santa Fe. Hinchas esperan fuera del estadio, a la caza de un saludo o la firma de una camiseta, gesto que la mayoría de los jugadores cumple.
Ricardo Taucano, conocido como Richard por la comunidad verde, lleva 34 años ligado al club. Ingresó a las inferiores cuando tenía 9 y entrenó hasta los 19. Luego fue utilero y hoy estaciona los autos de los directivos y de los jugadores. Dice conocerlos a todos y que con más de uno tiene una relación de amistad. No sabe por qué les cuesta ganar tanto en casa, pero tiene toda la esperanza para el encuentro con los colombianos. “Algo nos pasa, porque afuera nos va bien. Pareciera que nos tiraron un embrujo”, afirma serio, mientras lava el auto del mediocampista Luis García. “2-0 deberíamos cerrar la cuenta, mínimo”, dice.
Los protagonistas entraron al recinto silenciosos y cabizbajos. Concentrados y esbozando una leve sonrisa a los que ya se encontraban en el estadio. Una vez en el cama- rín, el ruido se comenzó a sentir. La cumbia villera a todo volumen sube el ánimo.
Minutos después, el argentino Enzo Gutiérrez y el juvenil Gabriel Rojas toman la palabra. “Somos un equipo fuerte y la ambición está. Santa Fe es un equipo de jerarquía, así que tenemos que dejarlo todo. Dios quiera que podamos ganar”, dice Gutiérrez. Mientras que Rojas, un tanto nervioso, muestra ilusión. “No siento presión, para mí esto es un sueño”, cierra.
Córdova recién define hoy su oncena estelar. El DT lo sabe, un mal resultado ante los colombianos puede ser lapidario. Fe es lo que sobra en Wanderers y en el puerto.b