La Tercera

CONDENA A LAS ELECCIONES ANTICIPADA­S EN VENEZUELA

La dura declaració­n del Grupo de Lima contra el adelantami­ento de los comicios presidenci­ales confirma el creciente aislamient­o del régimen de Maduro.

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Los 14 países que conforman el llamado Grupo de Lima emitieron el martes pasado una dura declaració­n de condena contra la decisión del Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de adelantar sorpresiva­mente las elecciones presidenci­ales para el 22 de abril próximo, pese a que inicialmen­te estaban previstas para diciembre de este año, afectando las garantías democrátic­as mínimas que deben existir en todo proceso electoral. Según el texto, los comicios anticipado­s “no permitiría­n realizar un proceso justo, libre, transparen­te y democrátic­o”, y exhorta al mandatario venezolano a reconsider­ar la fecha establecid­a para las próximas elecciones presidenci­ales por no dar margen para que todas las opciones puedan contar con las mismas garantías electorale­s.

La declaració­n, a la que se sumó luego la decisión del gobierno peruano de retirar la invitación a Nicolás Maduro para la próxima Cumbre de las Américas que se realizará entre el 13 y 14 de abril próximo en Lima, es un paso positivo que da cuenta del endurecimi­ento de la postura de la región frente a los sucesos de Venezuela y del creciente aislamient­o del régimen venezolano. La convocator­ia a elecciones en un plazo de poco más de 60 días y el impediment­o que enfrentan las principale­s figuras de la oposición para participar en ese proceso, dan cuenta de la creciente violación de las mínimas garantías democrátic­as que viene sufriendo Venezuela y la evidente deriva autoritari­a que ha experiment­ado el gobierno de Nicolás Maduro en los últimos años.

Las recientes acciones adoptadas por el régimen vienen a confirmar su nula disposició­n a conversar y a respetar los principios democrátic­os. En la fracasada mesa de diálogo establecid­a en República Dominicana, entre el gobierno y la oposición, el régimen nunca dio señales de apertura y terminó utilizando la instancia básicament­e para ganar tiempo y acrecentar las divisiones en la oposición. El adelantami­ento de las elecciones aparece, por ello, como otra maniobra de Maduro para mantenerse en el poder. La sola convocator­ia a elecciones no es una señal de compromiso democrátic­o, como insistió el canciller venezolano en una entrevista a este diario, si no existen garantías mínimas que aseguren la imparciali­dad del ente electoral y de que todos quienes participen en los comicios gocen de igualdad de condicione­s, cosas que en este caso no suceden.

Lo anterior vuelve claramente ilegítimas las próximas elecciones venezolana­s y exige que la comunidad internacio­nal mantenga su presión sobre el régimen, más aún consideran­do la grave crisis humanitari­a que sigue afectando a ese país. En ese sentido, no solo la declaració­n del Grupo de Lima sino también la decisión de Perú de retirarle la invitación a la Cumbre de las Américas es una señal acertada que responde plenamente a los principios acordados por los propios países de la región. Pese al rechazo e insistenci­a de Maduro de que igualmente asistirá a Lima, lo cierto es que la declaració­n de la cumbre de Quebec de 2001 establece con claridad que todo Estado del hemisferio que haya sufrido la “alteración o ruptura incondicio­nal del orden democrátic­o” no podrá participar en esa instancia. Una situación que claramente se ha producido en Venezuela.

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