Chilenos y prácticas clientelistas
Según el X Estudio Nacional de Transparencia del Consejo para la Transparencia (CPLT), un tercio de los chilenos –así como más de un tercio de los funcionarios públicosvalida las prácticas clientelistas y consideran preferible “saltarse” los conductos regulares al momento de concretar una diligencia en un organismo del Estado. Asimismo, la encuesta también revela que cerca de un millón y medio de trámites en el sector público se habrían realizado durante el año 2017 saltándose el conducto regular.
Los resultados del estudio, aunque no dan cuenta de una crisis valórica generalizada, son igualmente preocupantes porque dan cuenta de que para un alto porcentaje de personas este tipo de prácticas no son condenables, sin advertir la contradicción que supone recurrir a métodos cuestionables para lograr beneficios personales, pero a su vez exigirle altos estándares de probidad a funcionarios públicos, o criticar los “cuoteos políticos”. De hecho, los últimos estudios del CPLT han arrojado que alrededor de un 63% de los chilenos percibe que los organismos públicos son muy corruptos.
La sociedad hace bien en haber condenado con dureza las prácticas de financiamiento irregular de la política, y es comprensible que sienta desapego de aquella, cuando muchas veces da la impresión de favorecerse a sí misma. Pero un necesario examen introspectivo debe llevar a tomar conciencia de que cuando en la vida diaria también se está dispuesto a naturalizar conductas contrarias a la ética o a la ley, en esa misma medida se abren espacios para la corrupción.