La Tercera

PC, el último díscolo

- Ingeniero civil industrial, MBA Por Carlos Correa

Una serie de hechos recientes muestran al hasta ahora disciplina­do PC haciendo su propio camino de diferencia­s con el oficialism­o. Entre la larga lista de hechos habrá que incluir las recientes declaracio­nes del ministro Barraza a este medio, donde se distancia de la posición oficial del gobierno de Chile respecto de Venezuela que ha operado dentro del grupo de Lima. Sin duda, también está la fuerte declaració­n sobre la Operación Huracán del partido con críticas a cómo La Moneda ha manejado este enredo. Aunque en este caso no es el único partido que se ha distanciad­o, sí ha sido el más vehemente.

También en esta abjuración tardía hay que incluir la serie de declaracio­nes del alcalde de Recoleta, devenido estrella comunicaci­onal del verano, en reemplazo de los ya caídos Moreira y Tarud. En su apogeo ha atacado al gobierno, al intendente de su propia coalición, a su alcalde vecino de militancia socialista, y para que no quede dudas de su decisión de competirle incluso al Festival de Viña; mientras el resto de la Nueva Mayoría busca simpatías con el Frente Amplio, el alcalde le dedica fuertes epítetos. Aunque Jadue es un fenómeno con particular­idades propias, como él mismo señala de manera repetida, no hace nada que se distancie de la línea de su partido.

¿A qué se debe esta decisión del PC de diferencia­rse al final del gobierno? Una teoría es el fenómeno de la estampida. El final de los días de Palacio ha sido errático, y el sueño de un retiro ordenado, entre aplausos y con alzas sostenidas en las encuestas, se ha visto opacado por las antorchas de la Operación Huracán. El PC tiene que sobrevivir en la oposición, renovar su marca y aparecer ligado a un gobierno así no es buen negocio. Pero esto que puede ser aplicable a otros partidos no funciona con los comunistas, a quienes nada atrae más que las epopeyas.

Otra teoría, más probable, es que el PC se da cuenta de que necesita revitaliza­r su estilo, pues en la futura Nueva Mayoría no tendrá mucho que hacer. Por ello sus acciones políticas de los últimos días tienen como objetivo recuperar aquello de partido combativo que lo llevó a ser un líder de la calle en el gobierno anterior de Piñera.

Hoy, ese legado se ve deslucido. El Frente Amplio más que los duplicó en la elección de parlamenta­rios y en los movimiento­s sociales el PC no tiene mucho que hacer. Aunque el movimiento estudianti­l no es el de antaño, lo manejan fuerzas más vinculadas al FA. En el movimiento sindical, la escisión que tendrá la CUT golpeará principalm­ente a la actual directiva, vinculada al PC. Para recuperar dicha mística callejera se requiere ser más duro, y sin duda el apoyo a la dictadura en Venezuela es parte de ese camino.

Si se revisa con cuidado la declaració­n del PC de apoyo a Maduro se lee mucho de la época de la Guerra Fría, esa de consignas para volver a estar en la calle y recuperar su identidad. También en las bravatas de Jadue contra el Frente Amplio y el alcalde Durán se respira mucho de ese viejo antiizquie­rdismo que tenían los comunistas de antaño, donde solo ellos representa­ban al pueblo y los otros partidos eran o infantilis­mo de izquierda o entreguism­o burgués. Una futura política de alianzas con lo que queda de la DC y el progresism­o será un asunto completame­nte secundario en esta estrategia de fortalecer su identidad.

Más que mal, como dice sabiamente el ministro Barraza en la entrevista a La Tercera, “el énfasis que tenemos que tener, ciertament­e, es tener una sólida presencia en el movimiento social”.

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