La Tercera

Populismo y sucesión

PIÑERA TENDRÁ QUE COMPLEMENT­AR SUS POLÍTICAS PÚBLICAS CON UN ESFUERZO COMUNICACI­ONAL INÉDITO, QUE RELATE LOS EFECTOS DE DICHAS POLÍTICAS EN EL MEDIANO Y LARGO PLAZO.

- Rolf Lüders Economista

No es un secreto que Sebastián Piñera hará esfuerzos especiales para asegurar que su sucesor sea una persona con preferenci­as políticas, económicas y sociales similares a las suyas. Tratará de lograr tal sucesión haciendo un buen gobierno, como lo fue el primero suyo, y evitando la tentación populista. Buenas políticas públicas –pragmática­s y basadas en teorías generalmen­te aceptadasp­ueden ayudar a que el mencionado objetivo de continuida­d política se logre, siempre que se haga un esfuerzo comunicaci­onal excepciona­l para explicar sus consecuenc­ias. En caso contrario, una oposición populista podrá nuevamente resultar más atractiva para los electores.

El efecto del populismo –definido como el conjunto de medidas propuestas para lograr apoyo popular en el corto, a sabiendas que en definitiva sus efectos serán negativos- puede ser muy dañino, como se desprende de la reciente experienci­a regional.

El caso más notable es el de Venezuela, pero existen otros, entre los que se destacan los de Argentina, Brasil, Ecuador y posiblemen­te, durante el actual gobierno, Chile. En Venezuela, solo unas décadas atrás por lejos el país más próspero de América Latina, el PIB por persona ha caído desde 1990 en aproximada­mente un 30 por ciento. En el mismo lapso y en marcado contraste con lo anterior, los PIB por persona de Chile y Perú se han más que duplicado.

Los gobiernos populistas tienden a gastar más que los ingresos que perciben. Déficits fiscales cuantiosos –como aquel de Venezuela, que está bordeando el 20 por ciento del PIB- no son sostenible­s. Sin embargo, en el corto plazo el endeudamie­nto externo de los déficits fiscales puede evitar sus efectos inflaciona­rios y también aquellos sobre los niveles de actividad, de modo que la población general solo percibe los beneficios del populismo. Pero a plazos mayores, como está sucediendo en Venezuela, la (hiper) inflación y los problemas de balanza de pagos, tienen un efecto devastador sobre el bienestar de la población general.

Por el contrario no es poco común que los beneficios de una buena política pública solo se pueden apreciar a mediano y largo plazo, y por eso a menudo no resultan atractivas para los electores. El populista opositor, en cambio, le puede ofrecer al votante beneficios concretos a corto plazo y simultánea­mente silenciar los mayores costos de mediano y largo plazo que ello involucra.

Es decir, si el gobierno de Piñera desea lograr apoyo para poder perseverar en la implementa­ción de buenas políticas públicas más allá de su mandato, necesariam­ente tendrá que complement­ar tales políticas con un esfuerzo comunicaci­onal inédito, que relate convincent­emente las consecuenc­ias de dichas políticas en el mediano y largo plazo. Quizás teniendo eso en mente, una buena parte de los ministros del Presidente electo han sido escogidos entre personas con habilidade­s comunicaci­ones excepciona­les.

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