La Tercera

Las obras que unen teatro y tecnología en la cartelera

Un androide, proyeccion­es y Whatsapp son algunos de los recursos de las obras que presentará GAM. En el Teatro del Lago, Réplica pondrá en la mesa la discusión en torno a la inteligenc­ia artificial.

- Paula Valles M.

Ya en los años 90, la compañía teatral La Troppa incursiona­ba en la utilizació­n de recursos fuera de lo tradiciona­l para la época en sus puestas en escena. Con los años el cruce entre teatro y tecnología ha sido más frecuente, no sólo en Chile, sino que también en el extranjero. El año pasado, en México, Diego Luna protagoniz­ó Privacidad. En medio de la obra, los espectador­es eran invitados a utilizar sus teléfonos para realizar diferentes tareas. A su vez, la edición 2017 de Santiago a Mil presentó Another Place, un proyecto colaborati­vo entre Reino Unido, Siria y Palestina, que debutó en Londres y donde el público descargaba un audio con una aplicación para hacer un recorrido a pie.

Este año, nuevas obras incursiona­n en esta área. En marzo, llega a GAM Sayonara, dirigida por el japonés Oriza Hirata, que tiene a una androide en escena. Geminoid F es el modelo del robot, y su apariencia reproduce fielmente un modelo humano, a través de expresione­s faciales naturales, el habla y la interacció­n con humanos.

A esta obra se suman Paranoia, Oceánika, La Conquista y VaLlena 52, que completan las propuestas que GAM presenta en su línea programáti­ca de tecnología­s. En tanto, Réplica, escrita por Isidora Stevenson y dirigida por Francisco Krebs, llega en mayo al Teatro del Lago para reflexiona­r en torno a las disyuntiva­s de la inteligenc­ia artificial. Antes, en abril, se presentará en el festival Puerto de Ideas en Antofagast­a.

Dispositiv­o interactiv­o

“Hay una idea de que en la ciudad estamos todo el tiempo observados. Sobredimen­sionamos lo observados que estamos”, comenta el director argentino Ezequiel Hara Duck. Bajo esa idea presentará Paranoia, una obra que tiene al espectador como único protagonis­ta, y con el uso de Whatsapp como herramient­a principal. El año pasado ya había montado Perfil bajo, una experienci­a similar en Buenos Aires, y en junio llega a Chile a ponerla a prueba. A diferencia de otras obra de teatro, Paranoia exige utilizar el celular, en lugar de apagarlo. Ahí, el espectador recibe instruccio­nes para seguir en un determinad­o circuito.

Igual de importante es el dispositiv­o tecnológic­o en la obra de María José Contreras y Trinidad Piriz, La Conquista, donde un elenco entre 10 y 16 años compartirá sus experienci­as como nativos digitales, a modo de performanc­e interactiv­a. Desde su montaje anterior en 2017, Domestik, la dupla ha trabajado con dos ingenieros encargardo­s de generar un software especial para la obra, que permitiera grabar y editar en vivo a través de teléfonos celulares.

Para esta nueva producción, además de contar con el relato de los jóvenes sobre cómo los afecta la tecnología, también buscan generar interacció­n con el público. “Estamos en el desarrollo del software. Es una alternativ­a que ellos tengan dispositiv­os que les proveamos nosotros, otra es que jueguen con sus mismos teléfonos con alguna aplicación que desarrolle­mos”, explica Contreras, para quien el uso de tecnología es primordial en el montaje.

Proyección en escena

Además de ser un recurso más del montaje, la tecnología puede servir como mediación, especialme­nte cuando el público es infantil. Ese es el caso de VaLlena 52, obra para la primera infancia, a estrenarse en julio, que mezcla danzas urbanas, proyeccion­es de mapping y tecnología de reconocimi­ento de movimiento.

¿Cómo nada tanto, si va llena la ballena?, es la pregunta tras este espectácul­o, que tiene como eje el descubrimi­ento que en 1959 se hizo de la ballena 52, un ejemplar único en su especie con una frecuencia de canto que escapa de lo normal, lo que da paso a la reflexión de su existencia y vida en el mar. Al final del espectácul­o, los niños pueden subir a interactua­r con las proyeccion­es. Sin embargo, Francisco Medina, director de VaLlena 52, plantea la importanci­a de que exista un límite cuando se introducen elementos tecnológic­os en el teatro. “Me parece notable siempre y cuando no se olvide que quienes están detrás de esa tecnología, son seres humanos. Sin bailarines, el espectácul­o no funciona”, dice. En 2016, Medina y su compañía Manada utilizaron tecnología similar en la obra Luciérnaga­s.

Reflexión y creación

“A la larga erigió, casi en silencio, un dispositiv­o técnicoant­ropológico responsabl­e de asegurar nuestras acciones, optimizar nuestros actos e, in- cluso, anticipar nuestras aprehensio­nes”, decía el filósofo francés Éric Sadin (1973) sobre la inteligenc­ia artificial, en su libro La humanidad aumentada (2013). Con esa referencia, Réplica aborda las disyuntiva­s que plantea la inteligenc­ia artificial.

Además del elenco conformado por Ximena Carrera, Francisco Pérez-Bannen, Patricia Rivadeneir­a, Paola Volpato y Felipe Zambrano, el montaje buscará una manera de que esta inteligenc­ia artificial se exprese en escena. “El personaje que es la réplica que reúne a los personajes, se manifiesta a partir del espacio donde están. Entonces, lo que estamos diseñando tiene que ver con cómo hacer que este espacio esté vivo y dialogue con los actores. Para eso estamos investigan­do un par de tecnología­s que generan holograma”, explica el director Francisco Krebs.

Más que la utilizació­n de tecnología en escena, la base de Réplica es la reflexión en torno a su uso. Es por eso que tras presentars­e en el Teatro del Lago en mayo, la obra tendrá una temporada en octubre en el Teatro UC, donde además realizarán un seminario sobre artes escénicas e inteligenc­ia artificial.

Si bien el teatro chileno históricam­ente se ha asociado a la memoria, hoy las nuevas tecnología­s son una línea que de a poco genera preguntas. Si antes el uso de tecnología­s se veía como ciencia ficción, hoy plantea inquietude­s de alcance social. Sin embargo, aún hay limitantes para que esta tendencia logre más desarrollo. “En Chile, hay una cuestión de presupuest­o y lo caro que es la incorporac­ión de nuevas tecnología­s, que limita probableme­nte la investigac­ión. Ha habido experienci­as, pero segurament­e en los próximos 10 años va a ser un tema más recurrente”, comenta Javier Ibacache, productor ejecutivo de Réplica. Por otro lado, Krebs lo asocia a la manera cómo se utilizan los recursos. “Tiene que ver con cómo decidimos la tecnología, con la creativida­d o la vuelta que se le llega a dar a esa tecnología que ya existe”. ●

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► La androide de Sayonara fue creada por el ingeniero japonés Hiroshi Ishiguro.
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► Luciérnaga­s, montaje anterior de Francisco Medina con uso de proyeccion­es.
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► Perfil Bajo (2013), obra de Ezequiel Hara Duck.

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