“Beñat nunca me dio la posibilidad de jugar en mi posición”
El volante vive sus primeras semanas como refuerzo tortero. Su salida de la precordillera fue forzada por el gusto de San José. Esta semana es baja, porque en la última fecha fue expulsado.
Carlos Espinosa (35) está de vuelta en Curicó. El volante, quien defendió la camiseta de los torteros en 2006, se desvinculó sorpresivamente de la UC. La llegada de Beñat San José puso fin a su sueño de seguir en la precordillera. Dos medallas de bicampeón nacional y una de Supercopa, luce con un orgullo uno de los jugadores que llegó al club en 2015 por petición de Mario Salas.
¿Cómo llega a Curicó? Se acercaron los dirigentes, me mostraron su interés y vi que era algo súper claro y positivo para mi futuro. Tomé la decisión súper rápido.
¿Ya venía analizando su salida de la UC?
Sí, ya lo venía pensando de antes por cómo se estaba dando mi situación con la llegada del entrenador.
¿Estaba incómodo en la UC? Sí, por eso tomo la decisión de salir. No veía alternativa para pelear el puesto. Esas cosas pesan y son determinantes al momento de partir.
¿Le pidió explicaciones a Beñat?
Me acerqué a hablar con él, porque desde un principio me percaté de que no me ponía en mi posición. Me ponía por una orilla o me ponía de delantero. Me utilizaba en las prácticas en posiciones que nunca jugué. Ésas eran señales DE que no me tendría en cuenta. Me acerqué a él, hablamos y al momento de saber su parecer, empecé a buscar club.
¿Quedó conforme con la justificación del DT?
No sé, uno no es que quede conforme, pero entiende que cuando llega un entrenador nuevo pasan este tipo de cosas. Lo que sí me deja un poco con la duda es no haber podido demostrarle cómo jugaba en mi posición. Nunca me dio la posibilidad de jugar en mi posición. Eso me deja un poco con la duda, pero también entiendo cómo son las cosas en el fútbol.
Por sus logros, ¿se considera un histórico de la UC?
No, no sé. Sí entiendo que estuve en el año que el club obtuvo más cosas, y eso me pone orgulloso. Es un orgullo ser bicampeón y haber logrado la Supercopa. Más allá de pensar si soy o no histórico, pienso que estuve en un momento muy importante.
¿Mereció un poco más de respeto en su salida del club?
Quizás, pero no quiero pensar así. Cuando llegan entrenadores nuevos pasan estos cambios. No me quería ir de esa forma de la UC, ni vivir lo que viví en ese momento en que llegó el entrenador nuevo. Pero uno está grande, sabe que el fútbol es así.
¿Qué tan importante fue Mario Salas en su carrera?
Muy importante. Con su forma de jugar y cómo plantea los partidos, aportó mucho a mi juego. Elevó mucho mi nivel y eso siempre se lo voy a agradecer. Rescato todo lo maravilloso que pasé con Salas. Uno va generando lazos y cariño por todas las cosas que vive con una persona. Con Salas en Barnechea nos fue muy bien, con Huachipato estuvimos peleando el descenso y terminamos yendo a tornes internacionales. Y para qué hablar de todo lo que conseguimos en la UC.
¿Salas lo quiso llevar a Sporting Cristal?
No, eso es mentira. Sólo fueron rumores de la prensa.
¿Le dolió que los hinchas pifiaran a Salas en sus últimos duelos?
Sí, pero duele más porque uno se siente responsable de ese tipo de situaciones. Pero todo lo que sucedió no fue bueno, no era la forma. También uno entiende que todo esto es por resultados, más en la Católica que tiene una caja de resonancia súper grande. Son entendibles las reacciones de la gente.
¿Se sintió querido por el hincha cruzado?
El hincha es especial, pero uno entiende eso. Yo no sentía el cariño de la gente hasta que me fui del club. La cantidad de mensajes que me llegaron de buenos deseos fue impresionante. Eso se valora y se agradece. Esa sensación que uno tenía era de unos pocos, no del total.
¿Fue resistido por los fanáticos?
No, la verdad es que no. ¿Te digo algo? Si es para bien o para mal, la verdad es que nunca le doy tanta importancia. Si pasó alguna vez que quizás no sentí algo bueno, lo lamenté más por la familia, porque sufre. Uno como futbolista está acostumbrado.
Quizás el hincha no diferencia entre un jugador técnico y otro que va al suelo.
No sé, la verdad es que cada uno tiene el gusto futbolístico. Obviamente que puede haber gente que le guste más un jugador técnico, y otro más aguerrido. Ser tajante en una forma de jugar y sentir el juego no corresponde.
¿Siente que cumplió en su paso por la UC?
Obviamente que uno se queda con las ganas de seguir en el club, pero me fui feliz, contento y orgulloso por todo lo que logré.
¿A qué aspira en Curicó? El objetivo es diferente al que se tenía en la UC, pero cuando me junté con la gente de Curicó me dejó en claro que la idea es pelear lo más arriba posible para meterse en una copa internacional. Por eso quise esta opción, pese a que tenía otras ofertas.
¿Influyó que jugara en 2006 en esa misma escuadra?
Claro que sí. Influye que ya estuve acá, que conocía a la gente. Ese factor es importante al momento de tomar una decisión. Me mostraron mucho interés. Uno al momento de ir a un equipo necesita sentirse importante, sentir que te quieren en el equipo.
Pero ya suma una expulsión. ¿Pegó un codazo?
No, me parece que se equivoca el árbitro, pero ya está. Es así. En los equipos más chicos los árbitros no dejan pasar tantas cosas. Uno se tiene que ir acostumbrando. Aparte el nivel de los árbitros no es tan bueno. Me han expulsado muy poco, y en ese partido me ponen roja directa. Si es por un codazo, y con roja directa, se supone que son dos fechas, pero el Tribunal me dio una. A veces te expulsan bien, a veces te expulsan más. Ya está.
Usted fue dirigido por Bonvallet en la Universidad Gabriela Mistral. ¿Qué recuerda de su persona?
Fue muy importante en mi carrera. En un momento me salí del fútbol y me puse a estudiar. Cuando lo conocí a él, me ayudó mucho a reencantarme. No tenía ganas de volver, y él me convenció para reinsentarme. Me apoyó en esta decisión. Yo no quería jugar más.
Eso fue hace 15 años. ¿Por qué no quería seguir jugando?
Viví situaciones desagradables. Me mandaron a préstamo cuando era joven a un equipo que no tenía idea que yo llegaría. Fueron muchas descoordinaciones que me cansaron. ●