DESAFÍOS ANTE NUEVO LIDERAZGO EN LA CPC . CONCILIACIÓN Y PROYECTO DOMINGA
El futuro presidente del gremio deberá abocarse a reposicionar el rol del empresariado en el debate público y defender su contribución al país.
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El sector empresarial está viviendo una profunda transformación. Luego de la pérdida de confianza generalizada de la ciudadanía en las instituciones –que también alcanzó al mundo de la empresa después de varios escándalos sucesivos-, una nueva generación de empresarios paulatinamente fue tomando el control de las empresas y con ello mejorando progresivamente la relación de éstas con su entorno.
Este proceso de recambio no siempre había alcanzado a las dirigencias de los gremios empresariales más importantes. No obstante, varios empresarios comprendieron que más allá del aporte económico que podían realizar desde la gestión de sus empresas, su mejor contribución pasaba por involucrarse activamente en la discusión de políticas públicas y para eso las asociaciones gremiales eran el conducto natural para canalizar esa contribución. El consenso alcanzado por las ramas de la CPC en torno al nombre de Alfonso Swett es quizás el mejor reflejo de este virtuoso proceso, al posicionar a un empresario con una sólida trayectoria en materia de políticas públicas.
El desafío que enfrenta el probable nuevo presidente de la CPC no es trivial. En sus hombros recae la difícil tarea de revalorizar la válida búsqueda de beneficios económicos que conlleva cualquier actividad empresarial, la que en el marco político del pasado reciente no solo fue cuestionada, sino que en muchos casos naufragó ante las consignas populistas de la gratuidad. La imagen del empresariado y el valor que las empresas aportan a la sociedad fueron antojadizamente desprestigiados producto de las consignas “anti lucro” que permearon con fuerza en los años de la Nueva Mayoría, y que tomaron sus primeras formas bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera.
Pero el éxito de su gestión dependerá, además, de renovar el valor de la empresa en la sociedad, para que la ciudadanía no solo mire a la empresa como una potencial fuente de empleos o un oferente de productos y servicios, sino como un actor clave y que busca, además de sus legítimas ganancias, trabajar con un rol social.
Además de simplemente conectarse con los distintos representantes de la sociedad civil, el próximo presidente de la CPC deberá desarrollar instancias de diálogo, las que no sólo son útiles para recoger ideas nuevas o distintas, sino además son una excelente oportunidad para persuadir a otros sobre el valor del emprendimiento y los principios que lo inspiran. Su rol de contraparte de la nueva administración exige colaboración amplia para garantizar la competencia de los mercados, desarrollar marcos regulatorios modernos y generar sanos incentivos para la inversión y la generación de empleos, pero además demanda firmeza en los planteamientos cuando la tentación política lleva a las autoridades a avanzar por caminos erróneos.
La trayectoria profesional y empresarial de Alfonso Swett permiten abrigar buenos augurios en esta etapa que se inicia. No solo porque ha desarrollado una amplia red de colaboración a lo largo de su carrera y es destacado por sus interlocutores como una persona abierta al diálogo empático, sino porque cuando ha sido necesario ha hecho oír su voz con firmeza para exponer sus inquietudes.