La Tercera

LEY DE IDENTIDAD DE GÉNERO

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SEÑOR DIRECTOR

La última clasificac­ión de enfermedad­es mentales DSMV, distingue un diagnóstic­o, la “Disforia de Género” de inicio precoz en la niñez, y la tardía en la adolescenc­ia, respecto a la insatisfac­ción afectiva/cognitiva con el género asignado.

Describe además lo transgéner­o, como un amplio espectro de personas que de forma transitori­a o definitiva se identifica con un género diferente al de su género natal, y lo transexual, como a las personas que han experiment­ado o buscado una transición social/somática de mujer a varón o de varón a mujer con hormonas y/o cirugía.

Menciona que las tasas de persistenc­ia de la Disforia de Género desde la infancia a la adolescenc­ia o a la edad adulta son en los nacidos varones de 2,2% a un 30 %, y en las nacidas mujer entre el 12% y el 50%, dependiend­o de diversos factores biológicos, familiares, sociales y culturales.

Reconoce además los altos riesgos de estigmatiz­ación, discrimina­ción, victimizac­ión, y de diferentes trastornos emocionale­s angustioso­s y depresivos, entre los cuales aparece la suicidalid­ad.

Pero también se sabe que recién entre los 12 y 14 años aparece en el niño el pensamient­o “formal” que le permite desarrolla­r su propia independen­cia de criterio y su autonomía personal crítica frente a su medio socio cultural, construyén­dose su “yo mismo personal, como sujeto constituti­vo de los propios criterios para realizar su vida”.

Comienza en esa etapa a realizarse personalme­nte en la formación de su identidad “definitiva” (que incorpora y se enlaza con la sexual) junto a un mundo valórico ético y a su conciencia moral autónoma.

Creo que un mínimo científico racional y ético personaliz­ador, implicaría la aplicación de una ley -que debe existir-, pensada en el niño o niña en desarrollo, no antes de los 14 años.

Dr. Sergio Canals Lambarri Psiquiatra Infantojuv­enil

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