La Tercera

¿Grandes acuerdos?

- Ernesto Águila Analista político

GENERALIDA­D EN LOS ENUNCIADOS, UNA AGENDA ACOTADA PARA DIALOGAR, SON PARTE DE UNA POLÍTICA DE ACUERDOS QUE DEBE TODAVÍA RECORRER UN BUEN TRECHO PARA GANAR CREDIBILID­AD.

La primera iniciativa política de envergadur­a presentada por el gobierno de Sebastián Piñera ha sido la convocator­ia a grandes acuerdos nacionales en torno a cinco temas: infancia, seguridad ciudadana, salud oportuna y de calidad, paz en La Araucanía, y desarrollo y derrota de la pobreza. Para ello, ha anunciado la creación de comisiones. ¿Qué tan seria y creíble es esta iniciativa?

Genera cierta suspicacia la generalida­d con que se enuncian los temas. Nadie podría estar en desacuerdo con disminuir la pobreza, con la “paz en La Araucanía” o con que la salud sea “oportuna”. ¿Quién podría preferir el subdesarro­llo al desarrollo? Pero estos temas no son nuevos en el debate público y son conocidas las diferencia­s que existen al respecto entre los distintos sectores políticos. Por ello, sin propuestas concretas sobre la mesa es difícil ponderar la real voluntad de acuerdo. Una señal de confianza, por ejemplo, sería reconocer que, en el caso de la reforma del Sename, la propuesta del gobierno descansa, en lo fundamenta­l, en dos proyectos de ley dejados por la administra­ción saliente y en plena tramitació­n parlamenta­ria.

Junto con enunciar con suma generalida­d los temas a acordar, el ejecutivo ha ido construyen­do otra agenda. No son parte de este llamado a generar acuerdos temas relevantes para la oposición como la previsión social, la legislació­n laboral, el anuncio de una rebaja del impuesto a las grandes empresas, la educación, el matrimonio igualitari­o o el tema constituci­onal. Se convoca a debatir sobre cinco temas, pero se avanza en una agenda paralela la cual no se invita a concordar.

La invitación a estos acuerdos transmite implícitam­ente la idea de que la falta de solución a ciertos problemas tiene su origen en la ausencia de consensos entre gobierno y oposición. Para resolver el problema de la seguridad ciudadana, por ejemplo, más que la acción eficaz del gobierno o de las policías, se requeriría un acuerdo con la oposición. Sugerir que las soluciones al tema de la seguridad pública pudieran ser de responsabi­lidad compartida entre gobierno y oposición es no asumir que las herramient­as para enfrentar el problema están de manera exclusiva en manos del ejecutivo.

En cuanto a la búsqueda de la “paz en La Araucanía” habría que recordar que el gobierno -cualquiera sea este- más que llegar a acuerdos con la oposición debe hacerlo con el pueblo mapuche y sus representa­ntes. En este caso, se desconoce al principal interlocut­or de un eventual acuerdo.

Generalida­d en los enunciados, una agenda acotada para dialogar y otra que camina en paralelo, traspaso de responsabi­lidad a la oposición en ciertos temas de exclusivo manejo del ejecutivo y falta de propuestas concretas constituye­n algunas caracterís­ticas de una política de acuerdos que, sin duda, debe todavía recorrer un buen trecho para ganar credibilid­ad y construir confianzas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile