La Tercera

Los 42 pierden arrastre

Desde 2015, 300 mil personas en el mundo han dejado de cruzar la meta en un maratón. Chile no es la excepción. La cantidad de mujeres mantiene un crecimient­o sostenido.

- Ignacio Leal

Para el pedestrism­o mundial, 2015 fue su año. Fue hace tres años cuando más personas cruzaron la meta en unos 42K de cualquier parte del globo, llegando a la sorprenden­te cifra de 2,3 millones (ver infografía). Un año más tarde se llegó al peak de 5.965 chilenos completand­o un maratón, ya fuera en Chile o el mundo.

Pero algo pasó. Desde ese momento, el desafío predilecto comenzó a decaer. 2016, mundialmen­te, presentó el primer año de baja en los maratonist­as y en el país, claro, un año más tarde la cifra fue la misma. Desde 2015 hasta ahora, 300 mil personas han dejado de correr. En Chile, han sido casi 500 menos.

Pablo González, head coach de los Road Runners, cree que todo se explica en base a la oferta deportiva, cada vez más diversa. “La respuesta es clara: el desarrollo deportivo tanto a nivel nacional como mundial es que las personas van explorando nuevos deportes. Un maratonist­a, después de correr seis maratones, comienza a subirse a la bicicleta y a nadar, o sea, al triatlón. Nosotros, por ejemplo, pasamos de ser un club dedicado 100% al running, a ser ahora 70% runner y 30% triatlón. No es que hayan menos maratonist­as, es que hay mayor oferta de eventos deportivos. Antes, teníamos un Ironman, ahora tenemos dos y un XTerra. El trail también es otra oferta importante”, explica

Para muchos, el running comenzó siendo una moda, y ahí muchos se subieron, pero así como lo hicieron, también se bajaron. Andrés Parra, sociólogo deportivo, sostiene que hay mucho de eso: “Tiene que ver con un tema de experienci­a. Muchos ya terminaron, quizás que ya corrieron los 42K, lo subieron a sus redes sociales y ya pasó. Ahora, en la ac- tualidad, se mantienen los que lo hicieron parte de su vida. Además, el desgaste de preparar una carrera de este tipo es muy grande. Hay un costo asociado a la vida personal”, asegura.

Sebastián Letelier, miembro de Santiago Runners y uno de los creadores de Marathon Ranking, la página web que se encarga de generar estadístic­as en base a los 42 kilómetros, ha estudiado junto a su equipo el fenómeno y cree tener una explicació­n: “Al final, el deporte en general tiene mucho de moda. Mucha gente quizo hacerlo y a los que les gustó se quedaron, pero otros se fueron. También hay que ver que el medio maratón sigue siendo la carrera más popular a nivel mundial, porque no requiere de una preparació­n tan extenuante como un maratón”.

En Santiago, desde 2015 que se estableció un cupo máximo de 13.000 corredores en los 21 kilómetros, siendo ésta la distancia más apetecida por los corredores nacionales, pues es la primera en que las inscripcio­nes se agotan.

Contraponi­éndose a cualquier índice mundial, en el Maratón de Santiago las mujeres han mantenido un alza. Pese a que aún son una minoría en comparació­n a los varones, la cantidad de damas que cruza la meta de los 42k en Santiago crece año a año.

Si en 2015 fueron 655 las que completaro­n el EMDS, para el año pasado el número aumentó a 808. Érika Olivera, la más importante maratonist­a que ha tenido Chile, lo interpreta: “Hace años que vienen aumentando el número. Se debe a que las mujeres están mucho más empoderada­s. Cada vez son más las que se dan cuenta de lo necesario y bueno que es el deporte para la salud y la vida en general. Antes, además, había mucho pudor y vergüenza por salir a correr. Ahora, las mujeres se atreven a hacerlo, enfrentánd­ose incluso al acoso callejero”, explica la actual diputada por el distrito 9. Y lo ejemplific­a en YKA, su propio club de running: “Antes, de 30 corredores que tenía, apenas cinco eran mujeres. Ahora, la cosa se ha equiparado mucho; hemos aumentado harto, pero ahora son mitad y mitad. Me atrevería a decir que son más las mujeres”.

Parra, coincide: con la visón: “Hay una liberación social tremenda en las mujeres. Antes se le colocaban muchas etiquetas a ellas, y también ocurría en el deporte. Esto ahora es distinto, y las mujeres se sienten capaces y seguras de hacerlo”, declara. El acoso callejero al que muchas pudieron verse expuestas también es un tema que de a poco se ha ido derribando. “Antes, prácticame­nte, las mujeres tenían que usar el buzo de niño. Ahora la ropa se adecuó y además la sociedad está mucho más atenta al acoso callejero”, enfatiza el sociólogo.

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