La Tercera

APROVECHAR A LOS APROVECHAD­ORES

- Por Fernando Solabarrie­ta

Gloria, triunfo, éxito. Más de 30 títulos ATP, cuatro medallas olímpicas, dos campeonato­s mundiales y un número uno del mundo. Todo eso consiguió el tenis chileno en una década tan maravillos­a como irrepetibl­e. Después de eso, nada.

De la opulencia más grande se pasó a la miseria más desoladora. Porque nadie miró adecuadame­nte el futuro, porque a ningún dirigente se le ocurrió proyectar los años venideros. Cuando el deporte blanco tuvo a Chile a sus pies, nadie tuvo la capacidad ni la voluntad de construir como correspond­ía. No quedó nada. Ni siquiera un estadio decente. Menos un plan de menores que aproveche la captación de centenares de miles de niños que querían ser Marcelo Ríos, Fernando González o Nicolás Massú.

El despilfarr­o histórico debe ser una de las grandes farras de todos los tiempos en materia deportiva. Pudiendo conseguir todo a nivel gubernamen­tal y con los siempre esquivos auspiciado­res que se ponían en fila para vincularse al triunfo, que es lo que más les gusta y confunden con el éxito, desperdici­aron lo que pudo haber sido un futuro pleno. No se hizo nada. Absoluta- mente nada.

Cómo era lógico, los tres grandes jugadores se retiraron y con ellos los oportunist­as fueron esfumándos­e y los irresponsa­bles prefiriero­n escapar antes que quedarse para trabajar como correspond­ía. Sabido es que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana; por eso el tenis se quedó absolutame­nte solo.

La historia la conocemos. Después de haber sido el que todos querían, el más buscado, este deporte pasó a ser el ignorado, el que nadie quería. Hasta que apareció Nicolás Jarry y todo cambió. Volvieron todos. Las marcas, el público y los medios de comunicaci­ón. Es la regla del juego y debe entenderse, por doloroso que sea.

Por eso, más allá de lo que ocurra el fin de semana, se empieza a vivir una nueva era, dulce cómoda, cálida. Por algunos años, el juego de este equipo disfrutará de la compañía de muchos y por eso es necesario no dejar escapar esta chance. A partir de mañana se vivirá otra etapa que también durará años. Tal vez no sea como la anterior, que es casi inigualabl­e, pero será propicia para sembrar. El tenis vuelve a tener otra oportunida­d. Sería un crimen desperdici­arla.

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