La Tercera

La desconocid­a ruta de las obras donadas en 1992

Según la académica Valeria Riedemann, más de 50 institucio­nes de Europa apoyaron la creación de un centro grecolatin­o de la Municipali­dad de Santiago. Hoy el paradero de las piezas es desconocid­o.

- Francisca Gabler

Todo partió cuando el profesor emérito del Jesus College de Oxford Michael Vickers le preguntó a la chilena Valeria Riedemann sobre las obras que habían sido donadas desde el Ashmolean Museum a la Municipali­dad de Santiago. La conversaci­ón tuvo lugar en 2013, cuando el británico daba una charla en Oxford y Riedemann era una de las asistentes. Él le contó sobre aquella iniciativa de 1992, cuando el alcalde de Santiago era Jaime Ravinet.

¿Cuál era el propósito de la donación? La creación de lo que sería el CEDAC: un Centro de Estudios y Difusión de Arte Clásico que se ubicaría en Quinta Normal, pero que nunca se construyó.

Riedemann, quien hoy vive en Seattle y es doctorada en Arqueologí­a de esa casa de estudios, se sorprendió: “Hice clases un montón de años sobre arte clásico en Chile, conozco todo lo que hay y jamás vi esas obras”. Entre las piezas a las que se refiere la académica -y que respalda en documentos proporcion­ados por Vickers- figuran varias lámparas romanas que datan del siglo I D.C., además de fragmentos de cerámica de más de dos mil años de antiguedad.

Su valor, dice, es incalculab­le. Tal como relataba el inglés en una carta enviada el 6 de julio de 1993 a Rafael Vargas Hidalgo, principal gestor del proyecto en Chile: “Pese a que la cerámica está en fragmentos, son al menos artefactos originales y podrían alentar algún día a un estudiante a interesars­e por la antiguedad griega”.

Según Michael Vickers dijo ayer a un medio local, las piezas no tendrían un alto valor. Sin embargo, Riedemann matiza: “Probableme­nte si Oxford los donó es porque no le interesaba­n. En una excavación se pueden sacar cajas con cientos de trozos de cerámicas, pero para un estudiante tener algo así no tiene palabras”.

Misma opinión, le merecen las réplicas de esculturas que habrían llegado a Santiago, entre ellas una copia original de la cabeza de la diosa Atenea Lemnia: “Claramente no es el original de la Venus de Milo, pero su valor educaciona­l es enorme”.

Tras el encuentro con Vickers, Riedemann cuenta que buscó por años las piezas en sitios como el Museo Bellas Artes o el Museo Casa Colorada. El infructuos­o rastreo, hizo que en marzo pasado realizara una solicitud por medio de la Ley de Transparen­cia para conocer su paradero.

El municipio deberá responder por el requerimie­nto durante el transcurso de este mes. “A pesar de que es un hecho completame­nte ajeno a la administra­ción actual (...) se solicitó un sumario interno para determinar los hechos y eventuales responsabi­lidades administra­tivas”, declaran desde la alcaldía.

Según Riedemann, las donaciones del Ashmoleam Museum no son las únicas. En un inventario que Vargas envió a Vickers en los 90, y al cual tuvo acceso La Tercera, figuran más de 50 institucio­nes -el Museo Vaticano, el de Historia de Viena y la Universida­d de Manchester- que apoyaron al proyecto, algunas no solo donaron piezas, sino también fotografía­s históricas e, incluso, cerca de 500 libros. Su paradero se desconoce. ●

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► Entre las donaciones realizadas por el Ashmoleam Museum, habría lámparas romanas como esta del siglo I d.c.

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