La Tercera

VALIOSA COMISIÓN DE INFANCIA . RELACIONES ENTRE CHILE Y ARGENTINA .

La creación de este grupo es un paso positivo. La compleja realidad de los menores en situación de vulnerabil­idad no debe generar espacios para cálculos políticos o mezquindad­es.

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El Presidente Sebastián Piñera sostuvo el pasado lunes la primera reunión con los integrante­s de la Comisión de Infancia, conformada por 26 personas -entre ellas los ministros de Desarrollo Social y Justicia, Alfredo Moreno y Hernán Larraín, respectiva­mente; senadores y diputados de Chile Vamos (Manuel José Ossandón, Ena von Baer, Felipe Kast, María José Hoffman y Marcela Sabat), y de la oposición (Ricardo Lagos Weber, Gabriel Boric y Natalia Castillo), además de exparlamen­tarios y expertos de diferentes fundacione­s- , y de la que miembros del Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC), decidieron restarse, lo que ha generado una fuerte división al interior de la oposición.

La creación de este grupo - que se enmarca dentro de los cinco acuerdos nacionales propuestos por Piñera-, es un paso positivo que busca abordar la situación de la infancia de manera amplia, desde una reforma a la Ley de Adopción hasta la búsqueda de soluciones para las condicione­s de vulnerabil­idad que enfrentan muchos menores. Sin embargo, la clave debiera ser aunar voluntades para enfrentar, sobre todo, el drama que han vivido los niños y adolescent­es a cargo del Sename. Ello debiera constituir una prioridad y no generar espacios para cálculos políticos o mezquindad­es.

Los altos niveles de violencia grave que afectan a los menores, el abandono y las situacione­s catastrófi­cas que viven los niños institucio­nalizados, revela claramente que la institucio­nalidad actual no ha funcionado con la profundida­d que un tema de tanta relevancia demanda.

Según el informe “Situación de los Derechos de los Niños, Niñas, y Adolescent­es en Chile 2017” publicado recienteme­nte por el Observator­io Nacional de los Derechos de la Niñez, más de cinco mil niños cada año son atendidos en el Servicio Médico Legal por pericias de sexología forense (violación, abuso sexual u otro tipo de delito sexual). Además, la droga impacta en la salud mental de los menores en un escenario cada vez más complejo. En el caso del consumo de marihuana, Chile ocupa el primer lugar con un 28%. Asimismo, según un estudio realizado por la ONG World Vision sobre la percepción de violencia, el 54% de la población del país cree que la violencia contra los niños y niñas ha aumentado, lo que revela que existe una mayor visibilida­d respecto de que el problema de la violencia contra la infancia es grave en Chile.

En ese sentido, se confirma una vez más, que a pesar de la abundante burocracia que se ha generado para atender a los menores maltratado­s o en situación de vulnerabil­idad, el Estado ha presentado fallas evidentes y a su vez inexcusabl­es. Por ello, es que es aún más lamentable que algunos parlamenta­rios se hayan restado de una instancia tan importante como ésta, la que refleja una clara voluntad de buscar consensos en materias de interés nacional. Una práctica que se había diluido en gran medida en los años de gobierno de la Nueva Mayoría.

Con todo, sería esperable que finalmente se aúnen voluntades en favor de un real acuerdo en materia de infancia, el cual no debe limitarse solo a aspectos administra­tivos como la separación del Servicio Nacional de Menores (Sename), sino que avance en favor de hacer del respeto de los menores y adolescent­es una realidad.

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