Torpeza previsible
TRAS LA CONFORMACIÓN DE COMISIONES, ES POSIBLE QUE EL GOBIERNO HAYA QUERIDO PONER A LA OPOSICIÓN EN UNA SITUACIÓN INCÓMODA. ¡BIENVENIDOS A LA POLÍTICA!
Complicó a la oposición la convocatoria que hizo el gobierno para integrar diferentes comisiones. Fue así que después de una desorganización inicial en algunas respuestas, se siguieron las recriminaciones para los opositores que ya habían aceptado, acusándolos de querer soslayar y/o reemplazar la tarea legislativa que se desarrolla en el Congreso; de entregarle un cheque en blanco al gobierno de la derecha; de hacerle el juego o al menos ser condescendientes con quienes tanto criticaron a la administración anterior; y, específicamente en el caso de algunos, por querer arrogarse una representación que no tienen.
Pero como no es primera vez que la autoridad utiliza el expediente de convocar a comisiones para la elaboración de propuestas legislativas y administrativas –en particular, Michelle Bachelet fue una entusiasta de este mecanismo- es que me parece que hay algo de oportunismo, por no decir hipocresía, en los que de manera tan rotunda quieren negar a otros hoy lo que pidieron con entusiasmo para ellos ayer. Sin ir muy lejos, y por citar las más emblemáticas, la comisión Marcel (pensiones), Engel (probidad y transparencia) o la convocatoria para una nueva Constitución, fueron interesantes esfuerzos que permitieron aunar miradas y perspectivas muy diferentes, integrando no solo a políticos profesionales, sino también a reconocidos expertos, académicos y otros destacados miembros de la sociedad civil.
Ni antes ni ahora, estos grupos de trabajo han pretendido reemplazar al Congreso, pues justamente su labor se desarrolla en forma previa al indispensable debate parlamentario. Por lo mismo, sus integrantes tampoco reclaman o aspiran a representación alguna, pues entienden que se les está consultando a ellos como también se pudo haber requerido la opinión de cualquier otro, o ciertamente de ninguno. Tampoco la participación anticipa u obliga a un acuerdo, como de hecho ocurrió en varias comisiones donde las irreconciliables posiciones se tradujeron en propuestas diferentes, como fue el caso de la comisión Bravo. Y, de esa manera, es perfectamente posible –incluso deseable, diría yo- el que algunos de sus miembros sean personas reconocidamente opositoras a este gobierno, y cuya participación en instancias de esta naturaleza no cambiará en nada la opinión crítica que tienen y tendrán sobre la derecha en general y su gobierno en particular.
Ahora bien, es perfectamente posible que además de todo lo ya expresado, el gobierno también haya querido poner a la oposición en una situación incómoda. ¡Bienvenidos a la política! Y bien entonces por Boric, Sharp y compañía, pues no solamente no “pisaron el palito”, sino que de paso ya empiezan a marcar diferencias con un oposición de la cual quieren y necesitan distanciarse.