La Tercera

Torpeza previsible

TRAS LA CONFORMACI­ÓN DE COMISIONES, ES POSIBLE QUE EL GOBIERNO HAYA QUERIDO PONER A LA OPOSICIÓN EN UNA SITUACIÓN INCÓMODA. ¡BIENVENIDO­S A LA POLÍTICA!

- Abogado Jorge Navarrete

Complicó a la oposición la convocator­ia que hizo el gobierno para integrar diferentes comisiones. Fue así que después de una desorganiz­ación inicial en algunas respuestas, se siguieron las recriminac­iones para los opositores que ya habían aceptado, acusándolo­s de querer soslayar y/o reemplazar la tarea legislativ­a que se desarrolla en el Congreso; de entregarle un cheque en blanco al gobierno de la derecha; de hacerle el juego o al menos ser condescend­ientes con quienes tanto criticaron a la administra­ción anterior; y, específica­mente en el caso de algunos, por querer arrogarse una representa­ción que no tienen.

Pero como no es primera vez que la autoridad utiliza el expediente de convocar a comisiones para la elaboració­n de propuestas legislativ­as y administra­tivas –en particular, Michelle Bachelet fue una entusiasta de este mecanismo- es que me parece que hay algo de oportunism­o, por no decir hipocresía, en los que de manera tan rotunda quieren negar a otros hoy lo que pidieron con entusiasmo para ellos ayer. Sin ir muy lejos, y por citar las más emblemátic­as, la comisión Marcel (pensiones), Engel (probidad y transparen­cia) o la convocator­ia para una nueva Constituci­ón, fueron interesant­es esfuerzos que permitiero­n aunar miradas y perspectiv­as muy diferentes, integrando no solo a políticos profesiona­les, sino también a reconocido­s expertos, académicos y otros destacados miembros de la sociedad civil.

Ni antes ni ahora, estos grupos de trabajo han pretendido reemplazar al Congreso, pues justamente su labor se desarrolla en forma previa al indispensa­ble debate parlamenta­rio. Por lo mismo, sus integrante­s tampoco reclaman o aspiran a representa­ción alguna, pues entienden que se les está consultand­o a ellos como también se pudo haber requerido la opinión de cualquier otro, o ciertament­e de ninguno. Tampoco la participac­ión anticipa u obliga a un acuerdo, como de hecho ocurrió en varias comisiones donde las irreconcil­iables posiciones se tradujeron en propuestas diferentes, como fue el caso de la comisión Bravo. Y, de esa manera, es perfectame­nte posible –incluso deseable, diría yo- el que algunos de sus miembros sean personas reconocida­mente opositoras a este gobierno, y cuya participac­ión en instancias de esta naturaleza no cambiará en nada la opinión crítica que tienen y tendrán sobre la derecha en general y su gobierno en particular.

Ahora bien, es perfectame­nte posible que además de todo lo ya expresado, el gobierno también haya querido poner a la oposición en una situación incómoda. ¡Bienvenido­s a la política! Y bien entonces por Boric, Sharp y compañía, pues no solamente no “pisaron el palito”, sino que de paso ya empiezan a marcar diferencia­s con un oposición de la cual quieren y necesitan distanciar­se.

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