Declaraciones de exautoridades de la administración anterior
Las opiniones de los excolaboradores de la Presidenta Bachelet revelan una falta de autocrítica y parecen olvidar que la ciudadanía se expresó, mayoritariamente, en las urnas, contra de la continuidad de las políticas de la administración pasada.
La exministra vocera de gobierno, Paula Narváez, se sumó a la serie de declaraciones que han realizado algunos exministros de la administración pasada reafirmando sus posiciones y criticando duramente al gobierno actual. En entrevista con La Tercera afirmó que “en 15 días ha logrado retrotraer y retroceder a Chile, hoy este es un país distinto”. La exministra se quejó de que la actual administración no avance con una nueva Constitución –sugiriendo, por cierto, el texto impulsado por su gobierno-, que se proponga revisar el esquema tributario o que se haya cambiado el protocolo de salud en relación al aborto, entre otros reparos. En sus palabras “lo que aquí sucede es que cuando gobierna la derecha se impone un modelo de país y sociedad, distinto del que nos identifica a la centroizquierda”.
Los desaciertos de las últimas semanas del gobierno anterior -que incluyen un fallido nombramiento de un notario cuestionado, la rebelión de un ministro para cerrar Punta Peuco, el reconocimiento de un déficit estructural mayor al informado y una denuncia por las víctimas registradas en la Comisión Valech- no han sido suficientes para motivar a los defensores del legado de Bachelet a actuar con mayores niveles de prudencia y salir de posiciones atrincheradas. Es justamente el temor a éstas lo que motivó a la ciudadanía a entregar en las pasadas elecciones un categórico mandato al gobierno actual y privilegiar los acuerdos por sobre el conflicto.
La falta de autocrítica de las exautoridades se combina con un voluntarismo que revela niveles de ideologismo altos y escasa conexión con la sociedad. Es evidente que de haber querido continuidad en las políticas impulsadas por la administración pasada, la ciudadanía habría escogido alguno de los múltiples exponentes que se declararon herederos del legado, por lo que pretender que un gobierno de signo contrario impulse medidas de escaso interés público y en abierta contradicción con sus principios es políticamente cuestionable.
Las expectativas de la ciudadanía parecen ir en sentido contrario a las críticas de la exministra. No solo porque la confianza empresarial abandonó el terreno pesimista justamente con la llegada del nuevo gobierno o porque la mayoría de los chilenos piense ahora que el país va por buen camino –en contraste con la amplia mayoría que hace unos meses pensaba lo contrariosino porque se respira un ambiente de unidad, al que incluso importantes representantes de la ex Nueva Mayoría y el Frente Amplio quieren sumarse.
En su esencia, las opiniones de los excolaboradores de la Presidenta Bachelet más que buscar argumentos para defender el legado parecen destinadas a agruparlos detrás de su figura. Lejos de proponer un ideario que convoque a la ciudadanía y reagrupe a la centroizquierda, sus críticas intentan socavar el éxito que puede tener la nueva administración y, con ello, intentar reposicionar a su líder. Lo evidencian las palabras del senador Quinteros (PS), que afirmó que “la gente se dará cuenta de que estos cuatro años de gobierno de la derecha van a ser perdidos”. Eso al final lo decidirán los propios electores al término de este periodo.