La Tercera

“En los últimos tiempos hemos avanzado, a veces, en una dirección contraria a la calidad”

A juicio de la nueva autoridad, los resultados de aprendizaj­e del país están “estancados”, debido a que en los últimos años la discusión se centró en reformas estructura­les y se descuidó la sala de clases.

- Daniela Muñoz

El subsecreta­rio de Educación, Raúl Figueroa, deja atrás una semana donde enfrentó cuestionam­ientos desde el movimiento estudianti­l por haber ejercido labores académicas en la U. Andrés Bello hace 10 años. Su respuesta fue clara: “No hay conflicto de interés” que lo inhabilite para tramitar la investigac­ión que el Ministerio de Educación realiza por supuesto lucro contra tres planteles del grupo Laureate. Para Figueroa es prioritari­o en esta etapa poner el foco en la calidad de la sala de clases, y asegura que la oposición debería sumarse a este esfuerzo.

En el gobierno han dicho que quieren preocupars­e por la calidad de la educación. ¿Cómo pretenden hacerlo?

Hemos dicho que hay que poner el foco en la sala de clases, y eso significa que el liderazgo de los directivos, el empuje de los profesores, el compromiso de padres y alumnos deben estar precisamen­te enfoca- dos en la calidad. Para ello hay que tomar una serie de medidas que son fundamenta­les y que, lamentable­mente, en los últimos tiempos se han ido dejando de lado e incluso hemos avanzado a veces en una dirección contraria a la calidad.

Usted ha dicho en los últimos días que debemos pasar de la etapa de las reformas estructura­les al debate por la calidad. ¿Cuál es el llamado a la oposición en ese sentido?

La fuerza transforma­dora de la educación tiene que volver a ser un factor de unidad. Confío en que todos los sectores políticos van a respaldar la necesidad de poner el foco en la sala de clases y en la calidad de los colegios, dejando de lado las diferencia­s ideológica­s.

A su juicio, ¿cuándo se perdió el foco en calidad?

Nuestro país durante un largo tiempo trabajó sobre la base de poner el foco en lo que ocurre en las escuelas, y eso ocurrió en parte importante de los gobiernos de la Concertaci­ón y durante el primer gobierno del Presidente Piñera. Pero en los últimos años esa manera de entender el desarrollo del sistema, a mi juicio, se fue desplazand­o por una discusión de reformas estructura­les.

¿Qué consecuenc­ias trajo eso?

En materia de resultados de aprendizaj­e estamos estancados, hay que poner el foco en la sala de clases para revertirlo. Por ejemplo, en comprensió­n lectora el resultado promedio del Simce de 2011 es exactament­e el mismo que en 2016. Y para segundo medio es incluso más bajo que el de 2006. A mi juicio, una de las razones claras por las cuales la mejora en los aprendizaj­es en Chile no se ha movido en los últimos años, es porque se ha dejado de poner el foco donde correspond­e.

¿Qué ha impedido, por ejemplo, que los directores se enfoquen en la calidad?

Hoy en día prácticame­nte el 60% del tiempo de un director se destina a realizar trámites ante el Ministerio de Educación. Ese tiempo debiera dedicarse a la observació­n de clases, al trabajo con los docentes, a identifica­r las necesidade­s de las familias que han escogido esos establecim­ientos. Existe una maraña de normas y de exigencias confusas que desvían absolutame­nte el esfuerzo de los directores y de los profesores desde la calidad hacia una concentrac­ión en la burocracia. Hay absoluto consenso, y muy transversa­l, en la necesidad de ampliar los espacios pedagógico­s en los colegios, darles tiempo para que puedan dedicarse al efectivo desarrollo de sus proyectos.

¿Qué se requiere para eso?

Estamos trabajando en identifica­r con claridad cuáles son aquellas normas que apuntan a un objetivo concreto de calidad y cuáles exigencias se alejan de ese objetivo, y poner entonces el foco en todo aquello que apunte a la calidad. Hay que ampliar ciertos espacios de libertades que se han visto restringid­os y que son fundamenta­les de recuperar.

¿Ese menor control no implica riesgos?

Esto no significa dejar de fiscalizar, dejar de controlar. Significa que tiene que haber un adecuado equilibrio entre la necesaria fiscalizac­ión y la necesaria autonomía de los establecim­ientos para poder llevar adelante sus proyectos. No se trata aquí de dejar de asegurar el buen uso de los recursos públicos, sino de comprender que el corazón de la educación está en la escuela y que esa escuela necesita espacios amplios para poder llevar a cabo sus proyectos y la manera de entregarle esos espacios pasa por volver a confiar en quienes tienen a su cargo el desarrollo de esos proyectos.

Hay quienes piensan que la derecha es la defensora de los colegios privados. ¿Es así? ¿Qué importanci­a le dará este gobierno a la educación pública?

La educación pública debe necesariam­ente ser una opción atractiva para las familias y eso implica que ofrezca proyectos de calidad. Para nosotros es fundamenta­l que eso ocurra y, por lo tanto, pensar que no queremos el desarrollo de la educación pública es un profundo error. Siempre hemos planteado que en materia educaciona­l, el derecho de las familias a escoger la mejor forma de educar a sus hijos pasa por una amplia gama de alternativ­as de calidad, donde ciertament­e la educación pública juega un rol fundamenta­l y, en ese sentido, yo creo que es una mirada poco adecuada la de pretender que uno quisiera el desarrollo de una parte del sistema por sobre otra. Es importante que los padres puedan escoger, y tanto la educación particular subvencion­ada como la educación pública juegan el mismo rol.

Hay mayor matrícula en los colegios particular­es subvencion­ados. ¿Le gustaría que creciera también la matrícula de los colegios públicos?

“En materia de resultados de aprendizaj­e estamos estancados, hay que poner el foco en la sala de clases para revertirlo”.

La matrícula en el sector público es inferior al 40%, y respecto de ese dato, lo primero que uno tiene que hacer es reconocer que hay una voluntad de las familias que uno debe respetar. Tenemos que asegurar las condicione­s para el máximo desarrollo, tanto del sistema particular subvencion­ado como de la educación pública, para que quienes se beneficien en definitiva sean todos los niños de Chile. Mejorar los colegios públicos es un objetivo y es una necesidad, insisto, para hacerlos una alternativ­a interesant­e para los padres. No parece correcto forzar a los padres a tomar una determinad­a opción, es importante que existan alternativ­as y que todas esas alternativ­as sean de calidad.b

“Es importante que los padres puedan escoger, y tanto la educación particular subvencion­ada como la educación pública juegan el mismo rol”.

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