La Tercera

“No soy ciclista, ni atleta, pero entreno igual”

Tercera en los 21K del Maratón Santiago En su preparació­n a los Odesur de Cochabamba, la triatleta corrió en la prueba y nuevamente se colgó una medalla.

- Valentina Carvallo I. L.

Oficialmen­te es triatleta, pero gana en todas las modalidade­s en las que participa. Valentina Carvallo (32) es un cañón. El domingo quedó tercera en los 21 kilómetros femeninos del Maratón de Santiago, la mejor chilena en la distancia. En 2017 ganó. En noviembre venció la prueba ciclista del Desafío Trek Subaru. En enero fue tercera en el triatlón de Pucón. Superatlet­a.

Podio en el Ironman, oro en ciclismo, bronce en los 21k… Sólo le falta ganar un nacional de natación.

¡Ojalá! El día que gane un podio en la natación mis triatlones serían perfectos. Porque me falta ahí, aunque lo trabajo siempre. Me pone muy contenta estar siempre peleando en la punta en las competenci­as de running y ciclismo, porque al final te das cuenta que mañana puedo darle una vuelta a mi carrera y probar en eso. El triatlón nos tiene muy fuertes, entrenamos mucho. Entonces, al final vas a pelearle a las ciclistas y a las atletas en las distintas competenci­as.

Suena como si las triatletas fuesen súperdepor­tistas.

Entrenamos tres disciplina­s por separado. No somos ciclistas, ni atletas, ni nadadoras, pero entrenamos igual que ellos. Es desgastant­e, pero al final tanto trabajo tiene sus frutos.

En Santiago, siempre ha corrido en los 21k.

Sí, me encanta esa distancia. Quizás ahora no llegué con mis mejores tiempos, ya que estoy en un período base, preparando mi participac­ión en los Odesur de Cochabamba, por lo que estoy haciendo trabajos de fuerza máxima, trotes largos y en cerro, no tanta velocidad. A pesar de eso, logré sacar un buen día y quedarme con el tercer lugar.

¿Qué ocurrió en la premiación? No la nombraron.

Crucé la meta tercera, pero lamentable­mente, como es una carrera tan grande, hubo alguien que se cambió de número y ocurrió esta confusión. Pero bueno, se solucionó.

Y le tocó subir tarde y sola al podio a recoger el tercer premio.

Estaba con la gente de Prokart, que tampoco sabían lo que estaba pasando. Después de la premiación se dieron cuenta y ahí lo solucionar­on. Igual lo entiendo, porque en carreras tan grandes es fácil que ocurran estos problemas.

Algo ha cambiado en usted: ahora la acompaña siempre su marido y su hijo.

¡Sí! Ahora tengo hasta una mochila para llevar al Luquitas, con todos sus juguetes. Ahora salgo a pedalear o soltar las piernas con el bebé. Junto a José, mi marido, siempre me han acompañado, desde que nos propusimos el desafío para clasificar a Tokio 2020. Así seguirá siendo. Sin su apoyo no podría seguir. Sicológica­mente para mí es clave.

¿Se le complica ser madre y triatleta?

No. El triatlón siempre me ha enseñado a planificar mis tiempos, a ser disciplina­da. Obviamente, hay temas logísticos que se hacen complicado­s, pero lo he sabido manejar. José me ha ayudado mucho en eso.

Ahora tiene dos trabajos.

Sí. Me levanto temprano para estar en la piscina a las seis de la mañana, y José se queda con Luquitas. A las once o doce vuelvo a estar en la casa para entregarle todos los estímulos y cariño que necesita.

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