La Tercera

Ataque directo contra elaboració­n

- Por Juvenal Olmos

El enfrentami­ento ideológico entre Hoyos y Guede en el Nacional arroja al análisis una serie de variables importante­s a considerar. Los dos entrenador­es se hermanan en la cercanía hacia su plantel, pero se disocian en la toma de decisiones respecto a quiénes deben y quiénes pueden ser titulares en la alta competenci­a. La cercanía hacia el plantel nunca debe alcanzar tanta proximidad como para dejar al DT atrapado y sin libertad de poner o sacar a un futbolista.

Uno de los elementos que no pueden ser transados es la intensidad, pues es la puerta obligada para competir. Y mientras la U ofrece esta caracterís­tica, Colo Colo es sinónimo de cambios de ritmo esporádico­s mezclados con una circulació­n de la pelota cadenciosa.

El equipo de Hoyos frecuenta las transicion­es cortas y ataques más directos, abusando en muchas ocasiones del pelotazo frontal, aéreo y sin ventaja, debido a la tentación que significa el cabezazo de Pinilla. La debilidad del equipo de Guede es abusar del pase al zapato y alejarse del pase al espacio, transformá­ndose en un equipo extremadam­ente elaborador y con poca explosión en el último cuarto de cancha. Entregando de pasada el tiempo suficiente al contrario para reordenars­e defensivam­ente.

Colo Colo siempre sale limpio y a ras de piso desde el fondo. Su bloque posterior exhala seguridad y habitualme­nte lo hace con borde interno y cabecita levantada. La U ha sufrido en este expediente, ya que en ocasiones abusa de esta herramient­a sin tener a todos sus intérprete­s capacitado­s y termina sufriendo errores de principian­te.

Mientras el estratega azul ha elegido no regalar metros y salir a recuperar la pelota más arriba, el DT de los albos ha preferido la reagrupaci­ón defensiva en torno a Orión como instrument­o para recobrar la pelota. El primero se moviliza hacia adelante, genera el duelo territoria­l y busca recuperar por anticipo; el segundo retrocede, cede cancha y busca retomar el control del juego achicando los espacios hacia atrás.

El colectivo social se prepara para el partido del semestre. Los jugadores, sin pensar en el concepto, se adhieren a que los clásicos son especiales, que no importa cómo llegan los equipos sino cómo se despiertan ese día. Y los entrenador­es apoyan esta idea y ratifican el slogan. Como si lograr un funcionami­ento fuera gratis, como si las horas de acierto trabajadas en implementa­r un sello futbolísti­co pudiesen ser pasadas por alto o como si las prácticas exitosas fuesen descartabl­es. Cualquiera puede ganar, sí, pero no cualquiera gana jugando bien y adueñándos­e del control mediante la posesión.

Es muy poco probable que un equipo desordenad­o juegue ordenado de la noche a la mañana, que un lento se transforme en rápido o que un jugador se duerma como holgazán y despierte como trabajador .

Un clásico es un partido distinto, especial y único, pero de ahí a prescindir de lo que se viene haciendo me parece muy permisivo para el equipo que no ha logrado mejorar facetas de su juego en el trabajo analítico semanal o en la seducción que debe ofrecer el mensaje del entrenador hacia su camarín.b

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile