“CRÍTICAS AL TC”
SEÑOR DIRECTOR
Con el aprecio que le tengo, discrepo de la visión del abogado Eugenio Evans en su columna del 9 de abril respecto del Tribunal Constitucional. Estoy de acuerdo en que las democracias deben tener un límite, en el sentido de que las mayorías deben respetar los derechos fundamentales de las minorías. ¿Cómo hacerlo? Un tribunal constitucional puede ser la forma. Pero debe ser radicalmente distinto al actual, tanto en la generación de sus miembros como en cuanto a sus facultades y procedimientos.
El que tenemos incluye a muchos miembros históricamente simpatizantes de una dictadura violadora de los derechos humanos, como fue la de Pinochet. Tiene facultades tan amplias que ahora se discuten leyes como la del Sernac o el lucro, que son casi una quinta derivada de la protección directa de los derechos humanos de atentados abiertos y groseros, y emplea un procedimiento elitista y no participativo. Se ha convertido en un supralegislador que se impone no a una mayoría que viole abiertamente derechos esenciales de las minorías, sino a cualquier mayoría. Y eso lo convierte en un órgano profundamente antidemocrático.
Este reconocimiento de los derechos humanos de todos -en especial de las minorías-, no debería ser la labor solo de juristas, pues son principios que todos podemos entender y cuidar. Somos mayores de edad y no necesitamos censores ni tutores.
Esteban Vílchez Celis Abogado