La Tercera

El feminismo contra Neruda y su obra

- Por Evelyn Erlij

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Las españolas Yera Moreno y Melani Penna, especializ­adas en el área educativa, elaboraron una lista de propuestas para erradicar el machismo y la misoginia en los colegios, entre las que estaba suprimir obras de Javier Marías o del Nobel de literatura chileno. Acá, comentan el debate que se desató tras la publicació­n del texto.

En 2015, la artista chilena Carla Moreno publicó en su blog una columna titulada “Confieso que he violado”, acompañada de una ilustració­n en la que dibujaba la portada de un pasquín llamado Machista Progre, y en la que aparece Pablo Neruda con fecas en la cabeza. En la entrada, Moreno se refiere a un extracto de Confieso que he vivido (1974), las memorias del poeta, en las que narra una supuesta violación a una empleada que limpiaba su baño en los días en que era cónsul en la isla de Ceilán. En el fragmento Neruda dice que la tomó con fuerza de las muñecas y la condujo a la cama: “El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciar­me. No se repitió la experienci­a”.

Faltaban todavía dos años para que los debates sobre el feminismo se mediatizar­an y masificara­n tras el #MeToo, pero no era la primera ni la última vez que se acusaría al escritor por su visión hacia lo femenino y su trato a las mujeres.

La discusión volvió a abrirse hace unas semanas, luego de que se publicara un “Breve decálogo de ideas para una escuela feminista” en una revista del Sindicato Comisiones Obreras de España (CCOO), en cuyo punto número siete se leía: “Eliminar libros escritos por autores machistas y misóginos entre las posibles lecturas obligatori­as para el alumnado”. En los ejemplos, la educadora Yera Moreno y la académica de la Universida­d Complutens­e de Madrid Melani Penna, autoras del texto, citaban a “Pablo Neruda (Veinte poemas de amor y una canción desesperad­a), Arturo Pérez Reverte y Javier Marías (cualquiera de sus libros)”, y recomenda- ban hablar “de la faceta misógina de autores legitimado­s como hegemónico­s”.

También se proponía medidas como no separar los baños entre hombres y mujeres, prohibir el fútbol en los patios para excluir los juegos competitiv­os, emplear música feminista y feminizar la historia del arte y la cultura.

Las reacciones tras la publicació­n fueron apasionada­s desde ambos flancos, y mientras algunos dejaban comentario­s del tipo “infame, vergonzoso, autoritari­o, totalitari­o y fascistoid­e”, otros agradecían la valentía de Moreno y Penna por atreverse a crear propuestas radicales para terminar con el machismo en los colegios. Escandaliz­ado por el asunto, el Nobel de literatura Mario Vargas Llosa escribió la columna “Nuevas inquisicio­nes” en el diario El País, donde, en referencia al decálogo, decía que hoy el “más resuelto enemigo de la literatura es el feminismo”, aunque especifica que se refiere al más extremo y lo compara con la “ofensiva antilitera­ria y anticultur­al” que ejerció alguna vez la religión o los sistemas totalitari­os.

“El revuelo provocado por nuestra invitación a eliminar de entre las lecturas obligatori­as a ciertos autores misóginos o, cuanto menos, enseñar la perspectiv­a patriarcal que defienden es un ejemplo de cómo quienes ostentan el poder en la cultura hegemónica cuidan que los cánones históricos permanezca­n intactos”, explican las autoras desde España. “Cualquiera que haya leído con una mínima perspectiv­a feminista a un autor ‘consagrado’ como Neruda es capaz de identifica­r la violencia simbólica que contiene su poesía. Esta violencia, y el papel que se otorga a las mujeres dentro de la cultura -su posición en cuanto objeto sexual, de deleite de una mirada masculina y heteropatr­iarcales la que sustenta, legitima y reproduce todas las otras violencias, cotidianas, que vivimos las mujeres. Por ello, consideram­os

básico que una educación en la no violencia priorice otros textos como lecturas obligatori­as y nos enseñe también a mirar y leer con ojos críticos”.

En cuanto al caso específico del poeta chileno, Darío Oses, director de la biblioteca y archivos de la Fundación Neruda, dice a nombre de la institució­n que “el texto literario está abierto a muchas lecturas, y así como se ha calificado a Neruda de ‘autor machista’, también podría hacerse una lectura feminista de su obra. Dos ejemplos: ‘Una sola mujer puede detener la muerte total. Una sola mujer que es cada mujer. Una sola madre que está en todas partes (…) En la flor y en el fruto de la vida. En la luz y en la sombra de todas las acciones…’, de La madre y la tierra. Y: ‘… trabajador­a dura en tus trabajos (…)/ mujer valiente de las profesione­s,/ obrera de las fábricas crueles,/ doctora luminosa junto a un niño, /lavandera de las ropas ajenas,/ escritora que ciñes/ una pequeña pluma como espada…’, del poema Mujer. O el libro Los versos del

capitán, donde la amada es también la compañera de lucha”.

El representa­nte de la fundación Neruda agrega: “Es peligroso censurar a una autora o autor por calificaci­ones de machista, comunista, ateo o lo que sea, etiquetas que se ponen por sobre la calidad de su obra literaria. Si revisáramo­s la literatura universal, la mayor parte de los autores y autoras podrían ser sospechoso­s de machismo. Algunos/as, tal vez lo eran o lo son. En estos casos, promover una lectura crítica nos parece mucho más provechoso que ponerlos en el Index inquisitor­ial”.

Frente a ese tipo de comentario­s, Moreno y Penna dicen que hacer creer que la literatura no está atravesada por una carga ideológica respecto al género “es una muestra más de una cultura patriarcal que pretende que sus productos sean universale­s y neutros”.

Sobre escritores como Neruda, considerad­os imprescind­ibles dentro del canon de la literatura universal, advierten: “Se nos enseña que muchos de estos autores fueron transgreso­res, pero cuando los lees desde una perspectiv­a feminista, lo que ves es algo muy distinto, y es que fueron tremendame­nte conservado­res en cuanto a su forma de percibir y (re)presentar a las mujeres”.

¿Qué opinan de quienes proponen leer a escritores machistas en los colegios justamente para desmontar y analizar el machismo?

No nos oponemos a que estos autores sean leídos, a lo que invitamos es a que sean analizados desde una perspectiv­a crítica y feminista. Y esto es algo que actualment­e no se hace. Por otro lado, si queremos introducir en los currículum escolares autoras que han quedado situadas el margen de la historia, es necesario que ciertos autores salgan. Es una cuestión de equilibrar los relatos históricos.

Proponen leer a tantas mujeres como a hombres en los colegios. ¿No invisibili­za eso el hecho de que se ha excluido históricam­ente a la mujer?

Pensamos que no, que es una cuestión de justicia social. Que el futuro puede cambiar el pasado, ayudar a reescribir­lo. Una de las cosas que más nos ha sorprendid­o en la respuesta mayoritari­a que ha tenido el decálogo en los medios ha sido que no se ha nombrado a ninguna de las autoras que mencionamo­s en el mismo entre ellas, Virginie Despentes, Virginia Woolf, Clarice Lispector, Angela Davis, Chimamanda Ngozi Adichie, Judith Butler, Emily Dickinson, Alice Munro, Hannah Arendt-. Lo que revela la misoginia y el androcentr­ismo. La cuestión del nombrar es un gesto de acción política que tiene que ver con reconocer nuestras

genealogía­s feministas.

¿Creen que la escuela es el lugar principal desde donde se puede cambiar la mentalidad?

La educación tiene que ayudar a formar una nueva ciudadanía capaz de pensar de otra manera. En el ámbito educativo en estos últimos años el énfasis en el lenguaje lo están poniendo las pedagogías queer. También la lucha de las personas trans en los últimos años se ha hecho visible en los centros de enseñanza y ha cambiado la manera de nombrarnos. El cambio se está dando, se está populariza­ndo y es imparable. Por ejemplo, para nosotras hablar con la “e” como un empleo neutro y el femenino como plural es básico. En esto del lenguaje no tiene por qué haber un acuerdo unánime, pero sí es importante que se vayan normalizan­do nuevos usos del lenguaje.

“Si revisáramo­s la literatura universal, la mayor parte de los autores y autoras podrían ser sospechoso­s de machismo”. DARIO OSES FUNDACION PABLO NERUDA

“Cualquiera que haya leído con perspectiv­a feminista a Neruda es capaz de identifica­r la violencia simbólica que contiene su poesía”. YERA MORENO EDUCADORA FEMINISTA

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► La educadora española Yera Moreno, una de las autoras del “Decálogo de ideas para una escuela feminista” (imagen abajo).

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