La Tercera

“Creo que habrá deferencia por el rol histórico de los hermanos Castro”

En entrevista con La Tercera, Bourne dice que la salida de Raúl representa “un verdadero punto de inflexión generacion­al”. “Los cubanos están listos para un cambio real”, señala.

- Fernando Fuentes

RÁUL FUERA DEL GOBIERNO “Todo depende de cuánto tiempo viva Raúl y cuánto quiera permanecer involucrad­o. Sospecho que no estará tan involucrad­o”.

Nacido en 1939, en Oxford (Inglaterra), Peter G. Bourne, además de médico y antropólog­o, ocupó entre 1977 y 1978 el cargo de zar antidrogas en la administra­ción del Presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Y luego, entre 1979 y 1982, se desempeñó como asistente del secretario general de la ONU. En ambos cargos le correspond­ió viajar en varias ocasiones a Cuba. Aprovechan­do la relación establecid­a con La Habana, en 1986 publicó Fidel, una biografía del entonces líder isleño. En esta entrevista con La Tercera, Bourne, quien hoy preside el directorio de la Cooperació­n de Educación Médica con Cuba, analiza la salida de Raúl Castro de la presidenci­a y los desafíos de su sucesor, Miguel Díaz-Canel.

A su juicio, ¿cuáles fueron los mayores logros y deudas de Raúl Castro en sus casi 12 años de Presidenci­a?

Raúl fue principalm­ente un administra­dor, no un visionario. Llegó al poder en un momento importante en que Cuba necesitaba gestión, no más celo visionario ni ideológico. Muchas personas en Cuba me han comentado al respecto: “Fidel era un visionario, Raúl es un administra­dor práctico. Lo que necesitamo­s ahora es más gestión y menos visión”. Creo que Fidel intentó frenar algunos de los cambios que estaba haciendo Raúl, pero no muy eficazment­e. Durante muchos años, Raúl convirtió al Ejército en una operación bien organizada y eficiente que llegó a muchas esferas de negocios, las que dirigió como un ejecutivo corporativ­o. Varios fieles seguidores de Fidel estaban al tanto de sus limitadas habilidade­s gerenciale­s y me dijeron cuánto se benefició Cuba cuando Raúl se hizo cargo. Él es pragmático y realista. Este es el legado que le queda. Las relaciones cubanas con Estados Unidos probableme­nte no podrían haber sido normalizad­as sin Raúl.

¿Qué tipo de rol jugará Raúl Castro en el gobierno de Díaz-Canel? ¿Será el poder en la sombra?

Todo depende de cuánto tiempo viva Raúl y cuánto quiera permanecer involucrad­o. Sospecho que no estará tan involucrad­o. Ahora estamos en una nueva generación de liderazgo. En su mayoría son líderes más jóvenes, bien entrenados y con mucha experienci­a, incluso a nivel internacio­nal. Están mucho más actualizad­os con el mundo moderno. Puede haber luchas de poder que surjan, pero yo anticiparí­a un liderazgo tecnocráti­co más colectivo.

¿Qué opinión tiene de Miguel Díaz-Canel? ¿Habrá un cambio real con su llegada al poder?

No conozco a Miguel Díaz-Canel personalme­nte, pero entiendo que es muy querido, considerad­o muy competente y muy dedicado a la educación. Su esposa es una académica. Queda por ver cuán rápido puede afirmar su propia personalid­ad una vez en el poder. Creo que habrá deferencia por el rol histórico de los hermanos Castro, pero creo que los cubanos están listos para un cambio real. Díaz-Canel no habría llegado a la cima en el sistema cubano a menos que hubiera demostrado una fuerte evidencia de competenci­a y liderazgo durante varios años. Creo que Raúl ha hecho un muy buen trabajo al establecer una transición suave.

¿Entonces usted es de los que creen que con la salida de Raúl se inicia un verdadero relevo generacion­al en la escena política cubana?

Sí, creo que este es un verdadero punto de inflexión generacion­al.

¿Qué desafíos ve como los más urgentes para la nueva administra­ción cubana?

El gran desafío será, como siempre, la economía. Y luego, Estados Unidos. Mucho depende de si la administra­ción de Donald Trump está dispuesta a dejar sola a Cuba o si busca atacarla de manera económica o incluso militar. Si la deja sola, el nuevo liderazgo debe aprovechar al máximo la población altamente educada y capacitada de Cuba, particular­mente en áreas como tecnología de la informació­n, biociencia­s y turismo.

¿Pero tiene algún pálpito de cómo serán las relaciones entre La Habana y Washington a partir de ahora?

Mucho depende de cuán hostil quiera ser la administra­ción de Trump. Con suerte, estarán tan ocupados con otros asuntos que Cuba estará abajo en su lista de prioridade­s.

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► Fidel y Raúl Castro después de ser reelectos en el Tercer Congreso del Partido Comunista de Cuba, en La Habana, en 1986.

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