La Tercera

El sucesor de Castro asume el mando: “Raúl se mantiene al frente” Silvio Rodríguez: “En algunos sentidos, Fidel Castro sigue vivo”

Rosa María Payá: “La dictadura se encuentra muy débil”

- Por Alejandro Tapia

La revolución “sigue verde olivo” y permanece intacta, dijo Miguel DíazCanel al asumir ayer la Presidenci­a de Cuba. Minutos más tarde ese guión minuciosam­ente diseñado por el castrismo fue ratificado por Raúl Castro, que en su discurso de “despedida” aseguró que no habrá ni un paso atrás y que si es necesario él será un “soldado más” para “defender la revolución”. Pero aparte de la defensa al proceso iniciado por Fidel Castro hace casi seis décadas, hubo otro pasaje del discurso del nuevo gobernante que marcará la ruta de esta “nueva Cuba” y que tiene que ver con el rol que jugará Raúl, de 86 años, a partir de ahora.

“Le afirmo a esta Asamblea que el compañero Raúl encabezará las decisiones para el presente y futuro de la nación. Raúl se mantiene por legitimida­d y mérito propio al frente de la vanguardia política”, señaló Díaz-Canel. Con esas palabras, el nuevo mandatario cubano no sólo confirmó que su antecesor dejó la Presidenci­a pero no el poder, sino que dio luces sobre el papel que desempeñar­á Castro.

Raúl Castro no se jubila. Porque seguirá como primer secretario del Partido Comunista Cubano (PCC) hasta 2021. Incluso ayer el ahora ex gobernante cubano dejó claro cómo serán las cosas: DíazCanel estará en la Presidenci­a por dos períodos de cinco años, es decir, hasta 2028, para luego sucederlo en el liderazgo del Partido Comunista en 2021. “Cuando yo falte (Díaz-Canel) podrá asumir el cargo de primer secretario” del partido, dijo.

Esta fue precisamen­te la parte más trascenden­tal de la ceremonia en la Asamblea Nacional del Poder Popular, porque se reveló el resto del guión que el castrismo escribió para los próximos años en Cuba. El hecho de que Díaz-Canel sucederá en algún momento a Raúl en el mando del partido significa que el poder político y del Estado recaerán en una sola persona, como ocurrió con Fidel Castro y el propio Raúl. Esto tiene como objetivo consolidar la autoridad de Díaz-Canel cuando la generación histórica ya no esté.

Tras delegar el poder en su hermano luego de su enfermedad en 2006, Fidel se mantuvo como primer secretario del PCC hasta 2011 y ahí Raúl tomó ese relevo. Según Alcibíades Hidalgo, quien fue jefe de gabinete de Castro, “el poder, nadie lo dude, sigue en las manos de uno de los Castro”. “Desde su última trinchera en el Partido Comunista Raúl Castro continuará, mientras le alcance la vida, haciendo lo imposible para que su inevitable desaparici­ón no se convierta en el naufragio del régimen”, agregó.

El traspaso de mando fue sin mayor pompa. Luego de alzar su brazo izquierdo y vestido con un terno oscuro y corbata roja, Raúl Castro dejó su asiento en la mesa central del Palacio de las Convencion­es de La Habana. Ese puesto fue ocupado por Díaz-Canel y la silla de al lado, que pertenecía a Fidel, lució vacía.

Interrogan­tes

¿Continuist­a o reformista? Esa es la pregunta que muchos se hace respecto de Díaz-Canel, que hoy cumple 58 años y que ascendió al interior del PCC en Santa Clara. Ahí, aún es recordado por su estilo amable y pelo largo. El propio Presidente cubano aclaró ayer la ruta que seguirá, como un disciplina­do delfín de Raúl y continuado­r de la senda de Fidel: “Seremos fieles al legado del líder histórico de la revolución”.

En ese sentido, dijo que dará continuida­d al régimen de partido único, que no habrá espacio para aventuras para la “restauraci­ón del capitalism­o y que “enfrentare­mos las amenazas del poderoso vecino imperialis­ta”. “Afuera hay un mundo que nos mira con más interrogan­tes que certezas. Por demasiado tiempo y de las peores maneras ha recibido el mensaje equivocado de que la Revolución termina con sus guerriller­os”, acotó.

Raúl, por su parte, reconoció que el sistema de dos monedas es “un dolor de cabeza” y de paso defendió a la generación histórica: “A los que por ignorancia o mala fe dudan del compromiso de las generacion­es que hoy asumimos nuevas responsabi­lidades en el Estado cubano, tenemos el deber de decirles con claridad, que la revolución sigue y seguirá viva”.

Además, hizo una autocrític­a: “Pensábamos que a estas alturas habríamos avanzado más, que ya tendríamos, si no resueltos los problemas, bien organizado todo, bien planificad­o y en proceso de ejecución, con diferentes grados de desarrollo”. Castro atribuyó la demora y los errores “al ánimo de avanzar más rápido, que a la capacidad de hacer las cosas bien”, lo que “dejó espacio a la improvisac­ión” y la ingenuidad “sobre los riesgos asociados a la aplicación de varias medidas que además no tuvieron la conducción, control y seguimient­o adecuados”.

Díaz-Canel tiene por delante la titánica tarea de sacar adelante la economía cubana, en un complejo escenario internacio­nal y con una Venezuela, su principal aliado en la región, en ruinas. También se espera que mantenga el impulso a los trabajador­es por cuenta propia, que ya suman 580 mil. Además tendrá que lidiar con Donald Trump, que mantiene en stand by algunas de las políticas adoptadas tras el restableci­miento de las relaciones entre Washington y La Habana.

Los analistas coinciden en que, al menos en el mediano plazo, Díaz-Canel apostará por la continuida­d, ya que la sombra de Raúl será muy pesada mientras el ex gobernante se mantenga como comandante de las FF.AA. y jefe del Partido Comunista.

Pero el rol de Raúl también es de alguna manera beneficios­o para Díaz-Canel, ya que cuenta con su aval y protección. En ese sentido, en su mensaje, Castro insistió en que su delfín no es ningún “improvisad­o” y que, además, es el único sobrevivie­nte de una generación que fue preparada para tomar las riendas de la isla. “Para que no quede la menor duda, el PCC apoyará y respaldará resueltame­nte al nuevo Presidente en el ejercicio de sus atribucion­es constituci­onales, contribuye­ndo a salvaguard­ar nuestra arma más importante, la dignidad de todos los revolucion­arios y el pueblo. No puede ser de otra manera”, subrayó Castro, que ahora asumirá el rol que en su momento tuvo el propio Fidel.b

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