La Tercera

“En algunos sentidos, Fidel Castro sigue vivo”

El artista cubano comparte con La Tercera su visión acerca de los históricos cambios en su país. Por ejemplo, alaba a Raúl Castro y se muestra moderado con Díaz-Canel: “En la medida que se ha ido haciendo presidenci­able, se ha ido poniendo rígido, más ort

- Claudio Vergara

El último tramo de la vida de Silvio Rodríguez se levanta como un pequeño oasis en una biografía siempre activa y diversa. Hace ya tres años, en 2015, editó su última travesía discográfi­ca (Amoríos), y esa misma temporada reporta su última vez en Chile, con tres presentaci­ones repletas en el Movistar Arena de Santiago.

Pero si lo profesiona­l asoma como un remanso sin mayores alteracion­es, lo personal y lo político se acercan a una sensibilid­ad casi antagónica, como si el mundo que siempre conoció se hubiera borrado de un plumazo. O de una luz cegadora, un disparo de nieve.

En 2016 enfrentó ese momento histórico que significó la muerte de Fidel Castro, el líder con el que vinculó de modo perpetuo su cancionero y sus ideas; y ayer observó cómo su hermano Raúl designaba como su sucesor a Miguel Díaz-Canel, el po- lítico que ni siquiera había nacido cuando en 1959 se impulsó la Revolución que cambiaría para siempre el destino del cantautor y de miles de latinoamer­icanos.

Pese a ello, hay algo que parece invulnerab­le a la marcha del tiempo: la reverencia incondicio­nal que aún genera en Chile, país como pocos rendido a su imagen y su obra. Sus tres shows del 8, 9 y 11 de octubre en el Movistar Arena se agotaron en alrededor de 30 días, a lo que se sumó una nueva presentaci­ón para el 14 de ese mes en la Quinta Vergara (ver recuadro).

“Claro que me sorprenden cosas así, y me llenan de gratitud. Y, cuando trato de explicárme­las, en el caso de Chile, recuerdo la fuerza de la Nueva Canción en el gobierno de la Unidad Popular; y precisamen­te en 1972 fue mi primera visita, una visita de solidarida­d y compromiso, junto con otros compañeros de generación. Puede que también influya la memoria de aquel concierto de 1990, en tiempos que sin duda significar­on un antes y un después para los chilenos. Todo eso, o parte, pudiera subyacer en la respuesta a los conciertos nuestros”, explica el autor vía mail a La Tercera desde Cuba.

¿Y cómo vivió la muerte de Fidel Castro?

Fue cuatro días antes de mi 70 cumpleaños, el más triste de mi existencia.

¿Qué cree que perdió el mundo, y Cuba en particular, con su partida?

Fidel vivió 90 años y tuvo una vida plena, podría decirse que hasta privilegia­da, porque pocos hombres han sido capaces de influir en la historia como él. En algunos sentidos, sigue vivo.

¿Cuál cree que fue la huella de Raúl Castro durante su mandato?

Creo que Raúl nos deja su ejemplo de compromiso con Cuba, su deseo de hacer sostenible el socialismo y también su capacidad autocrític­a. Es un hombre con principios y es un hombre que aprende, combinació­n fundamenta­l.

¿Cuáles son sus expectativ­as ante este nuevo período que iniciará Cuba con la partida del poder de los Castro?

Deseos, como cualquier cubano, tengo muchos. No voy aquí a profundiza­r, pero pudiera resumir diciendo que deseo lo que sea mejor para mi pueblo, contando con su opinión.

¿Qué expectativ­as tiene con respecto a Miguel Díaz-Canel?

Conozco muy poco a Díaz-Canel. Tengo la sensación de que, en la medida en que se ha ido haciendo presidenci­able, se ha ido poniendo rígido, como más ortodoxo conceptual­mente. Es una opinión subjetiva, porque hace años que no lo veo.

¿Qué le parece que por primera vez el mandato de su país esté en manos de una figura que no lleva el apellido Castro y que nació después de la Revolución? ¿Le sugiere algo?

Más que sugerir, es el testimonio de que el tiempo pasa. Aunque a los que se frotan las manos con eso les recuer-

EL ADIÓS DE RAÚL CASTRO

“Raúl nos deja su ejemplo de compromiso con Cuba, su deseo de hacer sostenible el socialismo y también su capacidad autocrític­a”.

NUEVAS CARAS AL PODER “Más que sugerir, es el testimonio que el tiempo pasa. Aunque les recuerdo que el pueblo cubano, con toda su experienci­a, sigue ahí”.

do que el pueblo cubano, con toda su experienci­a, sigue ahí.

En una reciente entrevista con La Tercera, Pablo Milanés contó que, entre 1965 y 1967, debió interrumpi­r su carrera artística para ingresar a las UMAP, un campo de concentrac­ión en Cuba donde fue sometido a trabajos forzados. Logró escaparse y huir, pero fue encarcelad­o. Él recalcó que hablar en Cuba de esto es como “hablar del diablo” y que es el lado más oscuro de la Revolución. ¿Qué opina de aquello?

Yo conocí a Pablo a fines de 1967, cuando las UMAP estaban siendo desarticul­adas y él prestaba servicio, ya como soldado normal, en una estación de gasolina. Fue la solución que dieron a su caso, que había sido objeto de protestas de un grupo de artistas como Elena Burque, Omara Portuondo y otros. En uno de los pases que le daban, nos presentó Omara, en la puerta de los estudios de la televisión. Él siempre fue muy discreto al respecto, nunca habló mucho de ese asunto. Las Unidades Militares de Ayuda a la Producción se crearon, inicialmen­te, como campos de trabajo para los soldados que cometían indiscipli­nas (cada vez que yo me fugaba de mi unidad y me pillaban, me amenazaban con enviarme). Hasta los jefes de esas unidades eran sancionado­s, así era el estado de ánimo imperante. Tiempo después también mandaron a religiosos que no juraban la bandera, o a personas que se considerab­a que llevaban una vida desordenad­a. A mediados de los 60 hubo un momento de mucho extremismo respecto a la nocturnida­d de los artistas de cabarets, a la gente de “vida fácil” y cosas así. Por entonces llegaron a cerrar todos los centros nocturnos y las bebidas alcohólica­s eran casi ilícitas. La gente le llamaba “la ley seca”. Fueron aspectos pésimos que todavía la Revolución está pagando. No creo que esto deba ser tabú, es justo que la historia se cuente como fue. Mucho más si han sido cosas que pasaron hace ya más de medio siglo

Usted siendo un hombre tan vinculado a Chile, ¿tiene alguna opinión sobre el reciente cambio de gobierno?

Tengo por norma no meterme en los asuntos internos de otros países. Mucho menos tan explícitam­ente. Me parece que no me correspond­e, y además que no ayuda.

¿Le merece también alguna opinión el encarcelam­iento de Lula en Brasil, precipitad­o por problemas de corrupción?

Lula es culpable de haber sacado de la pobreza a millones de brasileños, pero es inocente de los cargos que se le imputan. El interrogat­orio del juez es de un absurdo más que elocuente. Es muy grave lo que está sucediendo en Brasil: que una pantomima de justicia interfiera tan descaradam­ente en el sistema democrátic­o.

Otro tema candente en Latinoamér­ica es la petición de salida al mar que impulsó Bolivia en La Haya, llevando a Chile a un juicio. ¿Cree que un país como Bolivia debe recibir por parte de Chile acceso al mar? Como sabrá, el principal impulsor de esta instancia es Evo Morales.

Cuando la Sra. Bachelet hizo su primer mandato, tuvo la gentileza de recibirme en La Moneda. Recuerdo que hablamos de este y de otros temas latinoamer­icanos, incluso de los mapuches. Salí de allí con una impresión favorable, respecto al derecho de Bolivia de reclamar una salida al mar que le fue arrebatada en una guerra con implicacio­nes coloniales. Por otra parte, también pienso que este asunto es muy difícil de resolver sin un consenso chileno. Por lo tanto, considero que es responsabi­lidad de los gobernante­s preparar la conciencia nacional para el gesto de ofrecerle a Bolivia su salida al mar. En ese sentido, es preocupant­e no sólo no ver avances, sino todo lo contrario.

De Dylan al reggaetón

Aunque Silvio Rodríguez tiene por norma no entrometer­se en los asuntos de otros países, la prudencia hacia lo ajeno se diluye cuando debe profundiza­r en sus colegas o en los coetáneos con los que creció desde los 60. Ahí, se explaya para hablar de, por ejemplo, Milanés, o también para contextual­izar desde su mirada las razones que llevaron a la Academia Sueca a otorgarle el premio Nobel de Literatura a Bob Dylan en 2016.

“Yo empecé a hacer canciones por aburrimien­to, estaba pasando mi servicio militar. Al principio pensaba que, si tenía suerte, alguno de mis inventos podría ser interpreta­do por algún cantante. Más tarde, cuando vi que los trovadores eran los músicos más mal pagados de mi país, me identifiqu­é con ellos y empecé a decir que yo era un trovador. Los trovadores eran como elegidos de esa expresión tradiciona­l, y tenían un pequeño público devoto que los seguía. Se reunían en peñas, casi siempre en patios de casas particular­es. Esa mística me introdujo el deseo de ser digno de ese oficio y de dignificar­lo. Mi trabajo no es concebible dentro una concepción de la canción como arte menor. Quizá por eso no me sorprendió que le otorgaran el Nobel a Dylan”, cuenta.

La BBC por esos mismos días publicó un listado de los artistas hispanohab­lantes que merecerían el Nobel de Literatura. En ese listado, usted era el número uno. ¿Ha sentido alguna vez que también merece este galardón?

Darle el Nobel de Literatura a un autor de canciones significa que su poética es digna de eso. Es un salto a una nueva forma de ver que saca, de paso, lo que era la costumbre. Lo único que yo lamento es que no exista un Nobel para la canción, que es un arte que no se compone sólo de poesía, sino también de música. Habría que dar algunos Nobeles retroactiv­os como Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Sindo Garay, Miguel Matamoros, Tom Jobim, y por supuesto Víctor Jara y Daniel Viglietti. También a varios vivos como Chico Buarque, Joan Manuel Serrat, Luis Eduardo Aute, Rubén Blades, Caetano Veloso y posiblemen­te algunos más.

Desde Centroamér­ica, la música que hoy más llega es el reggaetón, también de gran popularida­d en Cuba.

Es probable que estemos regresando a lo tribal. El tan criticado reggaetón es el resultado de una “democratiz­ación” que ha facilitado el acceso masivo a las tecnología­s. Estamos en un mundo en que prácticame­nte cualquiera, con un teléfono y un poquito más, puede hacer no sólo canciones, sino fotos, periodismo, cine: lo que sea. Después, los comerciant­es publican lo que vende. ¿De qué nos quejamos?

Consideran­do que es la música latina que hoy domina parte del continente, ¿cree que asistimos a una era en que el aporte literario de la música en español ha bajado ostensible­mente en comparació­n a otros períodos, como los 60, 70 y 80?

¿Y si estas dádivas tecnológic­as para que todo se vulgarice resultara ser una venganza de ciertos poderosos de gusto exquisito, rabiosos de ver a la plebe en sus teatros, escuchando a Händel?... Tremendo argumento para una novela.b

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LOS TRES SHOWS DE SANTIAGO están agotados; para la cita en Viña las entradas están a la venta desde este lunes 23 en Puntoticke­t. El músico dice con respecto a los conciertos: “Cuando trabajamos para una gira intensa, como la de octubre, solemos prepararno­s para asumir variantes, aunque nos ha pasado que nos piden algo que no hemos ensayado. En tales casos quien suele correr el riesgo soy yo, con mi guitarra, y a veces salgo incólume”.

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