La Tercera

Guerra comercial

LOS PAÍSES TIENEN LA SOLUCIÓN PARA RESOLVER SUS DIFERENCIA­S COMERCIALE­S: LA OMC Y SUS PROCESOS DE RESOLUCIÓN. ESO ES LO QUE TRUMP ESTÁ DESTRUYEND­O.

- Manuel Agosin Decano Facultad Economía y Negocios U. de Chile

La guerra ya está declarada. Se sabe como comienza pero no como termina. A la imposición de aranceles al acero y al aluminio, el Presidente Trump anunció aranceles a importacio­nes provenient­es desde China valoradas en US$ 60 mil millones. A lo cual China ya retrucó, con harta moderación hasta ahora. Por su parte, Estados Unidos eximió de los aranceles al acero y al aluminio a aliados tales como México, la Unión Europea, Canadá y otros, aunque las exenciones son temporales y están por caducar. La Unión Europea ya anunció que tiene preparada una lista de represalia­s si los aranceles al acero y al aluminio comienzan a aplicarse a ella. En el caso de México y Canadá, la exención temporal es la estrategia escogida por Trump para forzarlos a una renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio entre los tres países (NAFTA, por su sigla en inglés).

El daño ya está hecho. Las acciones de Estados Unidos contravien­en las reglas básicas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC). En primer lugar, los países miembros están comprometi­dos a respetar el techo a sus aranceles negociados con otros países (los llamados “aranceles consolidad­os”). La escalada arancelari­a de Trump ya viola esta norma. Segundo, el principio básico de nación más favorecida ha sido unilateral­mente echado por la borda. Este principio dice que el arancel negociado con un miembro debe aplicarse a todos los demás miembros. En otras palabras, con excepcione­s para tratados de libre comercio, un país no puede mantener aranceles distintos para unos países que para otros. Esto es exactament­e lo que ha hecho Estados Unidos con sus anuncios de aumentos arancelari­os. China es el blanco principal del segundo grupo de medidas anunciadas y algunos países han sido temporalme­nte exonerados de los aranceles al acero y al aluminio.

Las acciones de Trump atentan contra el sistema que el propio Estados Unidos ha liderado en construir desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Pareciera que, de ahora en adelante, imperará la ley del más fuerte en lugar de normas consensuad­as entre todos los países participan­tes en el comercio mundial. Aunque las represalia­s por parte de sus socios han sido prudentes, cualquier escalada por parte de Estados Unidos podría llevar a peligrosas represalia­s por parte de otros países. Como nos enseñó la experienci­a de los años 30, cuando todos los países sistémicam­ente importante­s comienzan a subir sus aranceles, el resultado es una catastrófi­ca disminució­n del comercio internacio­nal y un golpe mortal al crecimient­o económico del mundo. Esto es así porque las importacio­nes de un país son las exportacio­nes de otros. La escalada de represalia­s asegura que las exportacio­nes de todos van a ser afectadas.

Los países tienen la solución para resolver sus diferencia­s comerciale­s: la OMC y sus procesos de resolución de controvers­ias. Eso es lo que exactament­e Trump está destruyend­o. Algo muy serio para el futuro de la economía mundial.

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