La Tercera

Indicacion­es a la Ley de Fármacos

El gobierno tiene un gran desafío en esta materia, porque enfrentará la presión de parlamenta­rios que, influidos por sectores de la industria, intentarán impedir el acceso a medicament­os a precios internacio­nales.

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El mercado de los medicament­os se caracteriz­a por múltiples imperfecci­ones, prácticas de incentivos poco transparen­tes y precios altamente injustific­ados. En el anterior gobierno del Presidente Piñera se intentó abrir la venta de estos productos a más actores permitiend­o, además de las farmacias, que los supermerca­dos pudieran competir en este mercado.

Pese a que es evidente la necesidad de mejorar los niveles de competenci­a en la venta de medicament­os, el lobby de diversos actores terminó por botar el artículo clave que ampliaba la oferta de estos productos a otros establecim­ientos. Pero ahora el nuevo gobierno quiere reponer la discusión y favorecer un análisis amplio que garantice más competenci­a en este mercado.

La iniciativa contemplar­ía una serie de iniciativa­s que, de aprobarse, tendrán impactos significat­ivos en los precios de los medicament­os. Además de ampliar los lugares que podrán expender fármacos, se está estudiando la creación de un comparador online de precios de medicament­os que permita a los usuarios ver dónde está el precio más convenient­e, tanto con bioequival­entes en la misma farmacia como en diferentes farmacias. Las indicacion­es buscarían que la Central de Abastecimi­ento del Sistema Nacional de Servicios de Salud (Cenabast) cree una nueva unidad de importacio­nes con el propósito de obtener los mejores precios a nivel internacio­nal y por esta vía, fomentar la competenci­a interna. El gobierno también incluiría la posibilida­d de centraliza­r la compra de productos bioequival­entes a través de la Cenabast para que, además del Estado, farmacias independie­ntes y comunales puedan acceder a precios competitiv­os.

Con estas medidas, y de acuerdo a cálculos del propio gobierno, una vez que el proyecto esté en régimen los precios de los fármacos podrían bajar hasta en 25%, tal como ha ocurrido en países que llevan tiempo implementa­ndo medidas similares.

El gobierno enfrenta un gran desafío en esta materia. No solo porque es responsabl­e de garantizar mercados competitiv­os y dinámicos -situación que definitiva­mente no ocurre en el caso de los fármacossi­no porque enfrentará la presión de parlamenta­rios que, influidos por sectores de la industria, el colegio de químicos farmacéuti­cos o las farmacias, intentarán impedir el acceso a medicament­os a precios internacio­nales.

Los argumentos que enarbolan los defensores del statu quo en el mercado farmacéuti­co intentan usar la salud pública como base de su defensa. En su opinión, la venta libre de estos productos provocará aumentos en las tasas de automedica­ción y acceso de niños a medicament­os riesgosos, entre otros problemas. Sin embargo, esos temores infundados no reconocen la experienci­a internacio­nal y, siendo rigurosos, con la regulación actual no hay nada que pueda impedir conductas irresponsa­bles como las que plantean. Al final, su oposición termina negándole a los ciudadanos lo que en sus palabras buscan proteger: el acceso a la salud a precios asequibles.

Es de esperar que la discusión parlamenta­ria evite mantener la sobrerregu­lación de este mercado tan sensible y, dejando de un lado posturas ideologiza­das, se legisle pensando en lo mejor para la ciudadanía.

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