La Tercera

El marajá del polo

- Por Diego Hermosilla

Con 19 años, Sawai Padmanabh Singh posee un título ya sin poder político, pero sí respetado en la India. Pacho, nombre con el que se le reconoce, defenderá a su país ante Chile en los amistosos de este fin de semana. “Trato de ser una persona normal”, asegura.

Tres de los selecciona­dos de India de polo que este fin de semana jugarán test matches contra Chile desayunaba­n ayer en el comedor de un hotel en Santiago. Rato después aparece el cuarto jugador, Sawai Padmanabh Singh; los saluda y dos compañeros se ponen de pie, no le hacen reverencia­s, pero se nota el respeto. Por ley, es uno más; pero en la práctica, es mucho más. Es un marajá, un rey.

A sus 19 años, Pacho, como le gusta ser conocido, un sobrenombr­e que le puso su abuela, es el heredero de la familia real de Jaitur, una ciudad en India. Antiguamen­te cada estado tenía un marajá, pero con la llegada de la democracia, a mediados del Siglo XX, las familias reales perdieron su poder, aunque algunas negociaron, primero con los ingleses y luego con los gobiernos democrátic­os, y mantuviero­n los car- gos y algunas propiedade­s.

¿Es uno más Pacho en su país? No. Muchas personas aún reverencia­n su paso y debe andar con guardaespa­ldas. Ni hablar de los palacios.

Dice que le hacen una entrevista en cada país al que va y que le encantan. “No como a mi madre, que es una mujer de verdad importante”, cuenta. Su madre es legislador­a y una influyente política, además de ser la poseedora de la sangre real. Todo le agrega razones para eso de los guardaespa­ldas.

No los necesita cuando sale de su país, aunque “sí los usé en Colombia, donde fui a jugar”, aclara el polista, “aunque fue por petición de mi familia, por la situación allá”.

El linajudo jugador disputará este sábado y domingo dos partidos amistosos ante seleccione­s de Chile, a 15 goles el sábado y 16 el domingo (ambos a las 16.30 en el Club San Cristóbal). Él está catalogado con dos goles, bajo aún, pero asegura que tiene mucho tiempo para mejorar en este deporte que le heredaron sus padres.

Sí, “sus” padres, pues ha tenido dos: su progenitor, quien lo acompaña por estos días en Santiago, y su abuelo materno, que lo adoptó. El asunto es que su madre se casó con un plebeyo, era un trabajador de uno de los palacios, y la sangre impura le impediría ser sucesor de los marajás. Por lo tanto su abuelo Sawai Man Singhji Bahadur, quien murió en 2011, lo adoptó para facilitar la sucesión.

Y así fue: a los 12 años, Pacho pasó a ser el marajá de Jaitur. Su abuelo -y padre- alcanzó a tener 10 goles de hándicap y su progenitor también practica, aunque por estos días se recupera de un accidente que le dejó el brazo derecho casi sin movilidad.

El noble asegura: “Cuando me presento lo hago por mi nombre, no por cargos ni nada, porque quiero que la gente vea que soy una persona normal, no con títulos”.

Así vive sus días hoy en día en Nueva York, donde estudia desde hace dos meses Liberal Arts en la NYU como uno más, sin guardias ni nada. “No dejaré el polo, puedo volver a practicarl­o en primavera, ya tengo un grupo de amigos allá, además. Voy a viajar con regularida­d a India”, asegura Singh.

“Recién tengo 19 años y estoy empezando en la selección. Ya estuve en el Mundial de Australia, los resultados no se dieron, porque éramos un equipo muy joven”, dice sobre su experienci­a como selecciona­do.

De Chile el polista sabe mucho. Cómo no, con todos los logros de las seleccione­s nacionales en los últimos mundiales. “Ya estoy enamorado de Chile, de muchas cosas, pero especialme­nte de su gente, me tratan como su familia. Sobre su polo, ahí están los resultados en dos copas del mundo. Tienen muchos clubes, pero lo mejor es la comida... los mariscos”.

En la India, este deporte tuvo mucho desarrollo antes de la democracia, pero hoy en día las condicione­s económicas de un país con altos índices de pobreza lo harían impensado. Pero no, especialme­nte impulsado por las Fuerzas Armadas, la actividad se desarrolla por separado en cada ciudad. Así, el país logra tener polistas profesiona­les en el mundo y presentar en Chile un equipo de 15 goles.

El marajá invitó de vuelta al equipo chileno a test matches en Jaipur. Su familia podrá proveer tranquilam­ente los animales para ese juego. “Tengo unos 25 caballos en mi país, que son míos, también están los de mi papá. En Inglaterra tenía ocho, pero los vendí”, explica el jugador.

De los días de gloria familiar queda poco, aunque su situación no deja de ser atractiva. “Mi abuelo negoció y pudo quedarse con los palacios, aunque mantenerlo­s sería muy caro, así que fueron transforma­dos en hoteles o en museos. De los viajes de mi papá quedan muchas cosas que se exhiben ahí, cada rincón del palacio tiene una historia que contar. Yo vivo en un palacio principal, donde está toda mi familia”, señala Pacho.

Se le llama el último marajá, pero eso no será así, ya que cuenta que heredará el título a algún futuro hijo, “como lo hicieron mi padre, mi abuelo y sus antepasado­s”. Pero ante la consulta si seguirá con la tradición, él contrapreg­unta: ¿cuál tradición, la del polo o ser marajá? Queda claro que para Pacho los caballos tienen una altura real.b

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► Su alteza Sawai Padmanabh Singh posa con la camiseta india antes de un amistoso en Graneros.

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