La Tercera

. CRISIS EN NICARAGUA

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SEÑOR DIRECTOR

El PPD vive una de sus peores crisis políticas en 30 años de existencia. Somos responsabl­es de nuestros errores. También estamos orgullosos de una historia en que el “sello PPD” estuvo presente, intensamen­te, en la defensa y promoción de derechos humanos esenciales que no estaban en el relato tradiciona­l de la centroizqu­ierda. Pero los partidos políticos no pueden vivir eternament­e colgados de sus méritos del pasado. Al final, es su deber brindar un servicio público de calidad a los ciudadanos. Pero en eso, como también otras colectivid­ades, el PPD ha fallado y es menester recordarlo, especialme­nte desde el caso coimas en los inicios de la primera década del presente siglo. Desde entonces no nos hemos recuperado de manera suficiente.

La relación con el poder también ha implicado cambios en nuestro modo de ser. No somos los únicos. Las crisis de los partidos, envueltos en casos de corrupción y faltas a la probidad, son males que podían haber sido evitados con coraje y voluntad política. El PPD permitió ciertos males y no los corrigió a tiempo. Pero siempre hay oportunida­des de enmendar los caminos y eso es lo que debe acontecer, tanto en la próxima elección interna como en el debate abierto a una necesaria autocrític­a. Estos procesos son de corto plazo, pues el destino del PPD, para que sea una colectivid­ad relevante y confiable, dependerá de la entereza de reconocer sus ofensas, valorar su contribuci­ón y sobre todo reparar las confianzas perdidas con parte importante de nuestro pueblo. Si eso es posible, deberá renacer no un nuevo PPD sino una colectivid­ad reformada desde lo más profundo. Esto, para evitar ser intrascend­entes. Domingo Namuncura

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