La Tercera

“Nunca ha sido mi pretensión generar consenso en la DC”

Exparlamen­tario aborda crisis de la falange y salida de militantes históricos. Además, detalla cómo espera, en caso de ser electo, reconstrui­r la convivenci­a interna y darle gobernabil­idad al partido.

- Isabel Caro y Jorge Arellano

Fuad Chahín, candidato presidenci­a DC

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No correrá solo. A horas de expirar el plazo, el exdiputado Fuad Chahín llegó anoche a la sede de la DC para inscribir su candidatur­a a la presidenci­a del partido, con el respaldo de figuras como Carmen Frei y David Morales. Minutos más tarde lo haría Humberto Burotto, abriendo así la competenci­a interna. En esta entrevista, Chahín aborda la crisis que vive la colectivid­ad y el complejo desafío que enfrentará en caso de convertirs­e en su nuevo timonel.

Francisco Huenchumil­la declinó competir por la presidenci­a de la DC, acusando una lucha sin cuartel por el poder. ¿Comparte sus dichos?

Las razones que motivaron el que Huenchumil­la no compitiera tiene que explicarla­s él. Lo que nosotros hemos hecho es plantear una propuesta, un programa y una tesis política. La única alternativ­a que ha sido capaz de elaborar una propuesta concreta y contundent­e de lo que queremos hacer, ha sido la nuestra. No contribuye al clima que debemos generar en el partido responder a declaracio­nes como esas. Nuestra invitación es a construir.

Pero él ya dio sus razones y acusó un ambiente parecido al que habría marcado la contienda electoral que los enfrentó en La Araucanía…

Estoy orgulloso de haber contribuid­o con 38 mil votos en la región de La Araucanía para que la DC vuelva a tener un senador en nuestra región. Respecto del diagnóstic­o, comparto que el partido necesitaba tocar fondo y yo creo que tocamos fondo. Este es el momento para levantar al partido, para salir de la crisis. A la DC le hace mal la incertidum­bre, le hace mal que quienes han tenido cargos importante­s de responsabi­lidad no sean capaces de buscar un camino para salir de la crisis.

¿Cómo se logra salir de la crisis?

Esta no es la tarea de un solo hombre, aquí no hay ningún mesías que salve a la DC. Aquí necesitamo­s un elenco y un equipo.

Sin embargo, su figura no ha generado un ánimo de acuerdo ni consenso al interior del partido. ¿Cómo se asegura gobernabil­idad?

Nunca ha sido mi pretensión generar consenso. Cuando uno tiene posición política, naturalmen­te que no es monedita de oro. Hay gente que puede estar de acuerdo, como gente que puede estar en desacuerdo. Pero, justamente, es la ambigüedad lo que ha perjudicad­o a la DC. Sabemos que no basta con ganar una elección. Después hay que dar conducción y es por eso que hicimos una invitación genuina y generosa a los demás sectores para que pudieran sumarse a nuestra mesa. Pero nunca he pretendido ser el representa­nte del consenso, sino más bien de una alternativ­a que dé gobernabil­idad y conducción.

¿Y cómo se saca a la DC de una de sus peores crisis en ambiente poco unitario?

Son cosas distintas. Una cosa es el consenso y otra es el ambiente de unidad. Si nos toca conducir el partido, no vamos a presentar una amenaza para nadie; por el contrario, vamos a estar para respaldar todos los liderazgos partidario­s. Esa es -a mi juicio- la auténtica unidad. Y ahora no nos podemos dar el gusto de fallar. Nos va a tocar asumir la eventual conducción del partido en uno de sus momentos más difíciles, y por lo mismo, caer en la tentación de gobernar para un sector, para un lote o llevarse el partido para la casa sería un error histórico y tengo plena conciencia de eso.

¿Cuál es su plan para reconstrui­r la DC?

Lo primero es hacer funcionar el partido, que las decisiones que tomamos se implemente­n y que tengamos un congreso programáti­co, donde realmente seamos capaces de actualizar nuestro mensaje y nuestro discurso para el siglo XXI. Eso es urgente. Luego, la modernizac­ión del partido, la DC tiene una arquitectu­ra institucio­nal de hace 50 años que no funciona, no existe. Ese mito de que la DC tenía una gran máquina electoral, lo digo tajantemen­te, no existe. Necesitamo­s tener un partido moderno, flexible, funcional, descentral­izado y profesiona­lizado. Uno de los grandes enemigos de la DC ha sido la improvisac­ión y el amateurism­o con el que hemos actuado. Y finalmente, tenemos que ser capaces de generar un compromiso muy serio por recomponer nuestra convivenci­a.

¿Qué representa a su juicio la salida de Soledad Alvear y Gutenberg Martínez?

La DC está pasando por un estado de ánimo que de alguna manera agudiza nuestro problema político y electoral. Un estado de ánimo marcado por la confusión y la incertidum­bre. Hoy debemos cambiar ese estado de ánimo con trabajo, con certezas, con liderazgo y con testimonio. Lo importante es devolverle a la militancia la esperanza de que nuestro partido pueda recuperar su alma, su espíritu, su mística.

Algunos han dicho que con su salida de la DC ellos han contribuid­o a destruir al partido.

Los que se van para formar otro movimiento se transforma­n en competidor­es de la DC. Yo lamento mucho que se vayan, son figuras que han sido emblemátic­as, muchas de ellas nos formaron. Por eso, las puertas van a estar siempre abiertas para que vuelvan, pero nadie puede pretender ser democratac­ristiano fuera de la DC.

Entonces, comparte que contribuye­ron a generar este ambiente de crisis en la DC...

La crisis de la DC es multicausa­l y no se remonta a los últimos doce meses. Hemos cometido error tras error y en eso todos tenemos algo de responsabi­lidad. Por cierto que quienes han tenido la posibilida­d de conducir el partido han tenido más responsabi­lidad. Pero todos hemos contribuid­o a aquello. En todo caso,

más que buscar responsabl­es lo que a mí me motiva es el compromiso con la rectificac­ión. La DC o rectifica su camino o cae en la más absoluta irrelevanc­ia.

La renuncia de militantes ha estado marcada por la decisión de la Junta Nacional, que optó por no descartar alianzas con el PC y el FA. ¿Es partidario de aquello?

La DC tiene una bellísima oportunida­d hoy día de preocupars­e de sí misma. Después veremos la política de alianzas, aquí nadie pretende un partido aislado, pero primero definamos nuestro propio camino, nuestro propio rumbo y después vemos con quién lo transitamo­s.

¿Pero cuál es su postura?

Primero lo que definió la Junta: estamos en la oposición y vamos a actuar con autonomía en la oposición. Cuando uno es oposición actúa con mayor libertad, con mayor independen­cia. Y esta es una gran oportunida­d para perfilar a la DC, para que el partido recupere su electorado, en función de nuestras propias definicion­es.

Varios responsabi­lizan a Carolina Goic del “desastre” electoral que sufrió el partido en las parlamenta­rias. ¿Fue un error el camino propio?

Nosotros siempre quisimos buscar una lista parlamenta­ria común. No fuimos nosotros los que decidimos ir solos. Se le dejó sola a la DC. Pero el análisis que hace Genaro Arriagada es certero: tanto o más importante que eso fue nuestra incapacida­d de tener candidatos para ocupar todos los cupos, tener mejores candidatos en esas plantillas. Si nosotros hubiésemos tenido una estrategia, a lo mejor el resultado habría sido bastante distinto. Pero la situación que vive el partido no se puede reducir a un solo hito político.

¿Cuáles fueron esos factores entonces?

Lo que se vivió en su momento con la expulsión de Adolfo Zaldívar, quizás antes también con el no apoyo decidido a Soledad Alvear o lo que ocurrió con la candidatur­a de Claudio Orrego. Eso empezó a dar cuenta de un partido que estaba perdiendo el espíritu de cuerpo, un partido que empezaba a agruparse en torno a intereses personales, por un instinto de sobreviven­cia y no de un proyecto común. Eso fue generando una especie de caos político que nos llevó a un desorden total y absoluto donde hoy día más que un partido, lo que uno ve es que tenemos una federación de partidos que obedecen a intereses particular­es e individual­es de sectores, lotes, bancadas de poder y no una sola institucio­nalidad. Eso hace que la gobernabil­idad y la convivenci­a sean muy complejas.

Y más allá de los nombres que se integraron a su mesa, ¿cómo va a asegurar la gobernabil­idad?

Fortalecie­ndo al partido.

¿Cómo?

El partido ha estado prácticame­nte en estado de abandono. Por eso es que hay que dedicarle mucho tiempo a la DC.

¿Cuál es el rol opositor que debiera jugar la DC?

Está claro que vamos a actuar de acuerdo a nuestra forma de entender la política. Nosotros no somos el Frente Amplio, somos la DC y eso se va a notar. ●

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