La Tercera

“La guerra fortaleció un sentido de autoidenti­ficación”

- V. Jofré

¿Por qué 1918 se transforma en un año clave para la independen­cia de esos países?

La Primera Guerra Mundial había conducido a un resultado extraño que nadie hubiera esperado en 1914. El Imperio ruso colapsó en la Revolución, seguido por la derrota de los imperios alemán, austrohúng­aro y el otomano. Por lo tanto, a fines de 1918, todos los Estados de Europa Central y Oriental perdieron el control sobre sus antiguas tierras fronteriza­s. Surgieron varios grupos que reclamaban el derecho a establecer Estados independie­ntes. Sin embargo, incluso si esta independen­cia fue relativame­nte efímera, resultó muy importante como base para reclamar la independen­cia cuando la Unión Soviética colapsó en 1991. Era mucho más fácil decir que tenían derecho a ser independie­ntes, porque en realidad ya lo habían sido en el pasado, aunque solo haya sido por uno o dos años.

¿Cómo surgió el deseo en estos países de ser independie­ntes?

Cuando miramos las fuentes históricas, este deseo a menudo parece exagerado. Es muy dudoso hasta qué punto los campesinos lituanos realmente pensaron en tener sus “propios” Estados, probableme­nte no mucho. Aunque distintas experienci­as fortalecie­ron considerab­lemente las identidade­s grupales, todavía es dudoso que la mayoría de la población de Europa Central Oriental y el Cáucaso apoyara la independen­cia nacional. La política alemana en las áreas que habían ocupado ciertament­e contribuyó. La propaganda alemana afirmaba que estas regiones tenían derecho a la autodeterm­inación nacional con el fin de socavar la legitimida­d del dominio imperial ruso. Una vez que esta caja de Pandora se abrió, fue imposible cerrarla.

¿Cómo se forjó la identidad de estos países?

La guerra fortaleció un sentido de autoidenti­ficación nacional entre las partes en estas regiones. Una vez que existía un Estado independie­nte, se podían promulgar políticas que fortalecie­ran considerab­lemente la identidad nacional. Esto es lo que ocurrió en los Estados bálticos, por ejemplo, que eran bastante frágiles en 1918. A través de políticas que fortalecie­ron las nacionalid­ades dominantes y las minorías marginadas, la mayoría de las personas en la década de 1930 entendiero­n que estos Estados eran claramente “pertenecie­ntes” a las denominada­s nacionalid­ades titulares: los lituanos, los letones y los estonios. ●

KLAUS RICHTER

Es profesor titular de Historia de Europa del Este en la Universida­d de Birmingham. Trabajó como investigad­or en el Centro de Investigac­ión sobre Antisemiti­smo de la Universida­d Técnica de Berlín y en 2012 se unió al Instituto Histórico Alemán en Varsovia.

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