La Tercera

“Me da risa cuando hablan de Pep Bozán”

Estudioso, mesurado, con efímera carrera como futbolista, el DT más joven del fútbol chileno y el mejor graduado del INAF. A los 31 años, el estratego del Campanil vive el mejor momento de su carrera y puede seguir hundiendo a la U este domingo.

- Carlos Campos Concepción

La vida de Francisco Bozán era como la de cualquier niño. Partió jugando en escuelas de fútbol por mera diversión, hasta que a los 17 años viajó rumbo a Inglaterra para estudiar inglés. “Terminé entrenando en el AFC Bournemout­h. Me fui solo, aprendí el idioma y aproveché esa gran experienci­a jugando fútbol en cadetes y a veces con el primer equipo”, recuerda.

Bromeando, recuerda que su jugaba “de milagro” y que con el tiempo y por su tamaño, pasó a ser lateral derecho, un puesto que le quedó gustando. “Volví al país, entrené en la U, luego pasé a Unión San Felipe y fui dirigido por el Clavo Godoy. Eso fue en 2004. Ya había entrado a estudiar para ser entrenador de fútbol. Un año después me fui, con César Vaccia, a jugar a Deportes Ñuñoa en Tercera División, hasta que me llamaron de Barnechea, donde estuve en 2010. Ahí me recibí como entrenador”, añade.

Ese año fue clave. Dejó la cancha y se decidió por la banca, en el modesto Municipal Hijuelas. “Ha sido una de las experienci­as más lindas que he tenido como entrenador. Era todo muy amateur y con pocas lucas. Luego partí a Santa Cruz, después tomé la Sub 17 de Barnechea y viajé a España”, detalla. Fue a Europa, porque egresó del INAF como el entrenador con mejores calificaci­ones y, pese a que en un principio el premio por ello era compartir y observar el proceso de selección de Marcelo Bielsa, terminó obteniendo la licencia UEFA Pro y realizando un estudio en metodologí­as de entrenamie­nto.

“Al final lo de Bielsa no se llevó a cabo. Apareció el curso y el INAF decidió que fuese yo. Partí en el Inter de Milán, luego en la Juventus, donde estaba Antonio Conte. Volví a España, al Atlético de Madrid, con Diego Simeone, y hubo una semana donde justo viajó Iván Zamorano y pude ver los entrenamie­ntos del Real Madrid. Tuve como compañeros a Fernando Morientes, Iván Helguera, el Indio Solari, entre otros, y mis profesores eran desde Vicente del Bosque hacia abajo. Increíble. Terminó el curso y fui a Bilbao a ver los entrenamie­ntos de Bielsa por dos semanas, luego estuve en el Hajduk Split de Croacia y finalmente viajé a Málaga, donde estaba Manuel Pellegrini. Alcancé a ver alrededor de diez equipos en ese período. Una experienci­a maravillos­a que me permite aplicar algunas cosas acá en Chile”.

¿Qué significa ser el mejor graduado de INAF?

Nada, sólo sacar las mejores notas. El resto lo valora mucho y, ¿por qué lo suelo menospreci­ar? Porque entré siendo un cadete en San Felipe y terminé como jugador de Tercera división. Quise siempre ser el mejor, sacar las mejores notas, esforzarme, ir a todas las clases y captar todos los conocimien­tos para hacer todo lo mejor posible. Estudié sicología por lo mismo, aunque no quería ser sicólogo profesiona­l.

¿Cómo surgieron sus estudios en la sicología?

Por una idea que tenía al terminar mi carrera de entrenador de fútbol. Ahí, cuando entras, te preguntan por los aspectos del fút-

bol, que son técnico, táctico, físico, sicológico y reglamenta­rio. Es pura teoría. Ahí dije ‘terminando la carrera, estudiaré sicología, luego preparació­n física y después para árbitro’. Esa era mi idea inicial. Entré a estudiar la carrera más larga que era sicología y luego no alcancé a estudiar arbitraje por entrar a dirigir a Barnechea.

¿Qué le aporta la sicología a la dirección técnica?

El sicólogo mira y observa distinto. En el fútbol es diferente porque acá es rendimient­o. Pero comprendí que, para sacar el rendimient­o de las personas, debes conocerlas desde lo individual y que esas personas estén bien desde lo sicológico. Teniendo a una persona con la mente sana, tranquila y con confianza, sin duda va a rendir mejor. Me facilitó entender que era un error pensar que todos los jugadores son iguales y deben ser tratados así. Son todos distintos. Los padres cuando dicen que sus hijos son iguales y los tratan igual, es un error, porque son distintos. En el fútbol es lo mismo. Es imposible tratar de la misma forma a Cristian Muñoz (40 años) que a Fabián Espinoza (juvenil).

¿Tiene algún referente como entrenador?

Los suelo idolatrar a todos, porque todos tienen cosas positivas. Un referente, por lo realizado en su carrera, es Manuel Pellegrini. No hablo de forma de juego, sino del compromiso con la profesión. Es uno de los tipos más educados y humildes. Sería imposible no referirme a él y es un sueño llegar a todo lo que él logró.

¿Se cierra a un esquema táctico o es flexible?

Cuando empecé a los 27 años dije: “Jugaré siempre de la misma forma”, pero me fui dando cuenta que no tenía los mismos jugadores en los mismos puestos. No transo ideas base como la intensidad o el no dar ninguna pelota por perdida, pero las acciones individual­es van modelando el juego. Si no tengo la capacidad de adaptarme, voy perdiendo el potencial de los jugadores. Acá hemos jugado con un 4-3-3, un 4-4-2, un 4-4-1-1 o un 41-4-1. No me cierro a nada. Es fácil decir que eres ofensivo porque presionas alto o defensivo porque presionas bajo. Hay equipos que no salen jugando y apuestan al pelotazo. Todo depende de la lectura del rival.

Trabajó en radio y televisión, ¿cómo evalúa esa etapa en los medios?

Fue muy gratifican­te. Tomo los medios porque siento que dentro los cinco aspectos del fútbol, el sexto y tan o más importante, es el manejo de los medios de comunicaci­ón, la expresión y como un mensaje social llega a un receptor, que en este caso son los jugadores.

¿Afectan las críticas?

Según la opinión de muchos, tendrían que haberme echado hace un mes y medio. Entendí que hay criticas superficia­les. A veces es mejor escuchar poquito o a los que uno realmente valora o escuchar a todos y saber qué es lo realmente bueno y malo. Hay críticas que son superficia­les y quien las hace después se va tranquilo a su casa, pero a quien criticaste probableme­nte lo afectaste emocionalm­ente. Estando adentro me di cuenta de que no era de los medios.

¿Consume prensa?

Poca opinión, sí mucha informació­n. Trato de recabarla yo mismo o el cuerpo técnico en relación al próximo rival. Me interesa lo que me sirva. Farándula o comentario­s sobre si algún jugador salió o no, me dan lo mismo. A veces tomo en cuenta opiniones, otras las veo y me dan risa, como cuando hablan de Pep Bozán por ganar seis partidos.

¿Se mide con otra vara al técnico chileno acá en comparació­n a los entrenador­es extranjero­s?

Las responsabi­lidades son de todos, desde los cargos más altos a entrenador­es y jugadores. Siento que se critica a todos, como a Hoyos y Guede por la Copa Libertador­es, siendo extranjero­s. Lo que sí me genera ruido es que sean muchos más entrenador­es extranjero­s que chilenos, ya que acá la formación es muy buena. Viví la formación de entrenador­es en España y la del INAF no tiene absolutame­nte nada que envidiar. A mí me entregó todas las herramient­as que puedo llevar a cabo. Es mi bandera de lucha y la defiendo. El DT chileno sale muy capacitado y no sé si las oportunida­des son para todos. Yo las he tenido, no puedo ser mal agradecido. Nadie empieza dirigiendo a los 27 años.

A los 31 años, ¿con qué se ilusiona o proyecta?

Con vivir muchos años en el fútbol. Tener salud para disfrutar y llegar a una edad donde diga “llevo 35 años dirigiendo”. Espero pueda lograrlo en una carrera muy desgastant­e, sobre todo cuando te la tomas muy en serio. La exigencia y volumen de horas de trabajo son muy grandes. Aunque te vaya bien, mal o más o menos, te critiquen o te halaguen, ser entrenador es una adicción.

¿Nada le quita el sueño?

No. Y soy súper sincero. Prefiero la tranquilid­ad de una persona que con 31 años no se vuelve loco por ganar seis partidos o estar en la parte baja de la tabla. No me vuelve loco llegar a un equipo grande. Me gustaría seguir en la U de Concepción. Siento que este es mi lugar. Soy de tener los pies en la tierra y eso lo primero que aprendí. Cuando uno es muy chico a veces los pies se te dan vuelta y quedas con la cabeza en la tierra.

Disfruta un gran presente tras un muy mal inicio...

Esta es una buena racha de esfuerzo y compromiso que se ha visto ratificada en resultados. Es una consecuenc­ia del buen trabajo de los jugadores. Sabíamos que no habíamos empezado bien, pero la dirigencia nunca nos dio señales de cuestionam­ientos, nos dijeron “quédense tranquilos que esta es una institució­n seria que cree en los procesos”.

¿Toma este actual momento como una revancha?

La única revancha que me quise tomar fue el haber descendido con Barnechea y ser el más cuestionad­o de todos los entrenador­es. Después de ese descenso, haber estudiado y salido del INAF como el mejor alumno histórico, estudiar sicología y entregar todo para ser entrenador, que te peguen un palo en la cabeza y te digan que eres el más malo... Por supuesto vas a querer la revancha. Volvería a tomar ese Barnechea si tuviese 27 años. Me entregó muchas cosas. La revancha llegó al tomar una U de Concepción que estaba en la parte baja, un proyecto difícil y salvarnos del descenso.

Era un riesgo...

Muy grande, pero necesitaba tomarlo para autoevalua­rme, ver si era o no capaz de tomar un grupo experiment­ado, liderarlo y convencerl­o. Acá encontré un grupo de jugadores incomparab­le. Fue mi revancha.

¿Por qué a los equipos chilenos les va mal en los torneos internacio­nales?

Me parecía que la U había encontrado la forma de jugar los partidos internacio­nales. Nosotros aprendimos de lo que nos pasó. Me cuesta entender el por qué. Hay buenos jugadores, entrenador­es, estadios a buen nivel, profesiona­lismo y condicione­s logísticas para viajar. Después de los pasos de Bielsa y Sampaoli, parece ser mal mirado jugar con dos líneas de cuatro, por ejemplo. Me habría gustado estudiar periodismo para entenderlo­s, porque es mal mirado por ustedes mismos. Cruzeiro jugó cerrado y bien guardado de visita ante la U, pero de local salió a buscar el partido. Es como si fuesen equipos con entrenador­es distintos cuando juegan afuera y en casa. Es muy difícil ganar una Copa Sudamerica­na como la U de Sampaoli, donde salieron a buscar todos los partidos. A veces se da. Son los resultados los que te validan.

¿Qué opinión le dejó el 70 que sufrió la U?

No lo esperaba nadie. Nosotros vivimos en carne propia algo similar, con un equipo brasileño que cada oportunida­d que tuvo, la convirtió en gol. Si antes del partido me preguntaba­n cuál resultado entre la U y Cruzeiro nos favorecía, respondía que ninguno. La U ahora querrá jugar con todo ante nosotros y no creo que esté contemplad­a alguna dosificaci­ón. Vamos a enfrentar a la mejor U.

Pero se medirán ante un rival que viene de perder 61 y 7-0...

Vienen con una honorable necesidad de lograr un buen resultado, sobre todo jugando de local. Utilizarán todos los medios para ganar. Siempre supimos que sería así, independie­ntemente de cómo les hubiese ido ante Cruzeiro. Tienen la responsabi­lidad de ganarnos y salir a buscar el partido desde el inicio.

“No me vuelve loco llegar a un equipo grande. Me gustaría seguir en la U de Concepción. Siento que este es mi lugar”.

“Es un error pensar que todos los jugadores son iguales y deben ser tratados así. Son todos distintos”.

“Vienen con una honorable necesidad de lograr un buen resultado, sobre todo de local. Utilizarán todos los medios para ganar”.

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► Una foto de Bozán con el uniforme de técnico de la U penquista.

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