La Tercera

“Lo hice por mí, por mi hermana y por todas las mujeres”

Sonia Arce Mujer que acusó al Estado de discrimina­ción: Su caso abrió el camino para modificar la ley de sociedad conyugal y terminar con la jefatura del marido. Hoy, por primera vez, cuenta su historia.

- Cecilia Yáñez

A mediados de los 90, un programa de la radio Tierra ofrecía solucionar los problemas que muchas mujeres tenían: vender sus propiedade­s o bienes en casos de separacion­es de hecho, en que aún necesitaba­n la firma del esposo.

Fue así como Sonia Arce (65) supo que su caso podía tener una solución. Sus padres habían muerto, estaba separada de su marido y con sus hermanos habían decidido vender la casa que tenían como herencia. Pero había un problema, ella y su hermana se casaron bajo régimen de sociedad conyugal, modalidad que entrega la administra­ción de los bienes de ambos al varón y no podían vender sin la firma de ellos. Uno de los hombres se había ido y no sabían de su paradero y el otro creía que estaba firmando un “divorcio”.

Por ese aviso, llegaron a la entonces Corporació­n La Morada. “Conversamo­s con las abogadas y nos dijeron que teníamos posibilida­des. El tema era complicado en esos años. Tuvimos varias reuniones, pasó harto tiempo. Al final, se nos ofreció hacer una separación de bienes para poder vender la casa”, recuerda Sonia.

Desde el punto de vista legal, la primera acción fue interponer un recurso de protección por considerar que la ley era discrimina­toria, pero fue rechazada por la justicia. El caso llegó a la Corte Suprema, pero no hizo más que confirmar la sentencia de primera instancia. Fue entonces que este equipo jurídico, consideran­do que no había otra acción que presentar en Chile, sugiere acudir a la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), instancia en la que ganaron y hace 11 años obligó al Estado de Chile a terminar con la discrimina­ción legal implí cita en esta ley

(ver recuadro).

¿Qué pensó cuando le proponen ir con su caso a Washington?

Siempre creí que era lo mejor, para que quedara una constancia de los documentos y de todo lo que se hizo. Sabía que iba a sentar precedente para otras mujeres de esta injusticia de la ley chilena, aunque no se llegara a una determinac­ión, mi caso era el primero y después se podrían sumar otros más. Lo hice por mí, por mi hermana y por todas las mujeres. Si al final del camino se logra una reforma al Código Civil como correspond­e a un país que se cree civilizado; si puedo aportar con un granito de arena para hacer que esto se mueva, yo feliz.

Sonia se declara luchadora. Con un marido ausente, supo sacar adelante a sus hijos, que hoy son profesiona­les. “He luchado toda mi vida. Soy contadora. Trabajé 40 años en contabilid­ad y hoy lo sigo haciendo, porque mi pensión no me alcanza. Pero toda la vida mi posición ha sido siempre hacia adelante”, reconoce

¿En algún momento sus hijos o familiares le dijeron para qué seguir con este proceso tan largo?

Tengo una carpeta con todos los documentos, con recortes. Tengo uno que me enviaron desde EE.UU., de la comisión. Como yo no sé inglés, pero mi hijo es profesor de inglés, me lo leyó y explicó. Cuando eran chicos, no se daban cuenta en lo que andaba. Pero ahora me consideran como una heroína, una líder. Están orgullosos y creo que senté precedente­s en ellos. Algunos familiares me decían que para qué seguía, pero yo les decía qué importa, si a mí no me quita nada, yo voy a seguir hasta el final. Amistades me preguntaba­n qué estaba haciendo, que por qué el hombre manejaba esas cosas.

Y ese es el problema, la gente no entiende nada. Y todavía hay muchas personas que no saben qué es la sociedad conyugal, gente joven que se casa y no tiene idea, ni siquiera saben que existe esta ley que no reconoce el derecho de las mujeres.

Cuando se consiguió el acuerdo con la CIDH, en el que el Estado se comprometí­a a cambiar la ley, dice que estaba contenta, porque fue

mucho tiempo de espera.

Han pasado 10 años desde que se llegó a acuerdo y la ley sigue igual. ¿Qué sensación le deja este incumplimi­ento?

No considero que esté todo igual, se ha caminado y se han ido abriendo algunas trabas. Si nosotras llegamos a un final de algo concreto, el acuerdo, quiere decir que todo lo que hicimos valió la pena. No importa que no haya cambiado la ley, porque lo hará pronto.

¿Está convencida del cambio?

Sí. Absolutame­nte. El Presidente Piñera lo puso en su programa de gobierno y creo que va a ir caminando. En los dos gobiernos de Bachelet no se movió nada. Yo decía: “Con este gobierno de una mujer, ahora sí que lo vamos a lograr, y no pasó nada. Me desilusion­é. Lloré de rabia y frustració­n. Pensaba “cómo no van a tomar mi caso como bandera”. Habría sido un tremendo poroto que se anotaban, pero no lo hicieron. Ha pasado tanto tiempo que me siento un poco cansada.

Confiada en que la ley sí cambiará en este gobierno, admite que hará una gran celebració­n cuando esto ocurra. “Me gustaría hacer algo grande, celebrar con más mujeres, que salga en la tele, en la radio, en los diarios. Con mi hermana al lado, porque siempre hemos estado juntas en todo”.

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► Sonia Arce, en las oficinas de la Corporació­n Humanas.

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