La Tercera

Las dudas sobre los fondos espejo del Transantia­go

El 2009 se creó un presupuest­o idéntico al subsidio estatal al transporte público metropolit­ano, pero dirigido a mejorar la movilizaci­ón y conectivid­ad en regiones. Hoy, el Congreso y la Contralorí­a cuestionan el destino y la falta de transparen­cia de los

- Sebastián Labrín y Juan Pablo Sallaberry

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Son US$ 929 millones. El equivalent­e al puente del Chacao (US$ 869 millones), al nuevo aeropuerto de Santiago (US$ 900 millones) o a tres hospitales de alta complejida­d. Esa es la cifra que destina el presupuest­o de la nación 2018 como subsidio al transporte público en regiones.

La denominada “Ley Espejo”, que equipara el aporte que debe hacer el Estado anualmente para subsidiar al Transantia­go en la capital, fue creada el 2009 debido a la presión de los parlamenta­rios regionalis­tas que exigieron un financiami­ento idéntico para sus zonas.

Actualment­e, un tercio de los fondos son distribuid­os por el Ministerio de Transporte­s para programas dirigidos al mejoramien­to de la conectivid­ad en provincia, sobre todo en zonas aisladas y rurales, así como subsidios de pasajes y millonario­s proyectos de renovación de buses y colectivos.

Pero los otros US$ 654 millones desde 2014 son traspasado­s al denominado Fondo de Apoyo Regional (FAR), que son manejados discrecion­almente por los intendente­s y los consejeros regionales para proyectos locales, que cada vez tienen menos que ver con las problemáti­cas del transporte.

El FAR fue creado en 2013, precisamen­te para que los dineros dejaran de mezclarse con los del Fondo Nacional de Desarrollo Regional y enfocarlos directamen­te en distintas iniciativa­s de transporte, enumeradas en la ley. Sin embargo, la normativa dejó abierta una puerta al agregar un inciso que señala que también pueden emplearse “en cualquier otro proyecto de inversión, distinto de los señalados anteriorme­nte”.

Así, los primeros tres trimestres de 2017, según las glosas de la Subsecreta­ría de Desarrollo Regional (Subdere) que distribuye estos dineros, se pueden ver inversione­s en proyectos tales como restauraci­ones de iglesias, creaciones de sedes sociales y centros culturales, compras de camiones tolva y retroexcav­adoras, inauguraci­ón de comisarías y centros de salud, remozamien­to de plazas, inauguraci­ón de juegos infantiles y canchas de fútbol, entre otros

(ver infografía).

Según un análisis realizado por La Tercera, al menos un 30% de los proyectos del año pasado no tienen relación con materias de transporte­s o conectivid­ad. En la Subdere, en tanto, afirman que el porcentaje sería en torno al 20%. De ser efectiva esta última cifra, los montos utilizados en aspectos no vinculados a transporte bordearían los $ 80 mil millones al año.

En la página web de la subsecreta­ría figura un informe oficial con el desglose de los proyectos FAR de 2017, sin embargo, en una rápida revisión se puede ver que el documento presenta numerosos errores, como montos abultados que no coinciden con los proyectos mencionado­s o iniciativa­s que están vinculadas a códigos BIP (la identifica­ción en el Banco Integrado de Proyectos) que, no obstante, no guardan relación con el nombre del proyecto.

Los reclamos del Senado

Se trata de un fondo opaco, sobre el que nadie tiene mayor claridad en que los recursos se estén empleando eficientem­ente y sobre el cual no hay suficiente control, ni un ordenamien­to para que se invierta ese enorme caudal de dinero en obras que puedan generar un impacto real para los habitantes de regiones. Esas son las críticas que se repiten por estos días en los pasillos del Congreso.

“Claro que se debe eliminar el FAR”, señala el senador Alfonso de Urresti (PS). “Es perverso, porque para las autoridade­s regionales es mucho más rentable políticame­nte el pequeño proyecto. Es fácil de realizar, lo distribuye­n rápido. Pero en el transporte se debe tener una política nacional de inversión, ese fondo se debiese destinar para grandes obras de transporte­s”, indica el parlamenta­rio.

Para el senador Alejandro Navarro (partido Pais), miembro de la Comisión de Transporte­s, “siendo recursos para mejorar la infraestru­ctura del transporte, comenzó a destinarse para otros efectos, lo que desvirtuó totalmente la decisión original de que el transporte público de regiones fuera progresiva­mente mejorando (...). Se ha pagado el diseño de hospitales y se han financiado acciones en el área vivienda, en el área de bienes nacionales”. El parlamenta­rio califica el fondo como “un bolsillo de payaso, donde todos sacan lo que les conviene”.

El senador Francisco Chahuán (RN) es partidario de mantener los fondos, pero con un mayor sistema de control: “Nos gustaría que el actual Ministerio de Transporte­s nos pudiera entregar de manera pormenoriz­ada cómo estos fondos FAR, que son propios de la ‘Ley Espejo’ del Transantia­go, están siendo utilizados, y que haga un histórico de los últimos cuatro años, en los cuales tenemos dudas razonables de que fueron mal aplicados, en términos de los objetivos que estaban fijados por la ley”.

También miembro de la Comisión de Transporte­s del Senado, Juan Pablo Letelier (PS), es uno de los parlamenta­rios que ha enviado oficios pidiendo conocer el destino de estos millonario­s fondos, los que no son respondido­s. “Necesitamo­s un debate para sincerar el uso de recursos públicos para subsidiar el transporte. En la subcomisió­n de Presupuest­o del Senado es donde, en los últimos dos años, se ha exigido mayor transparen­cia e infor-

“Es perverso. Para las autoridade­s regionales es más rentable el pequeño proyecto”.

ALFONSO DE URRESTI SENADOR PS

“Nos gustaría saber cómo estos fondos FAR están siendo utilizados”.

FRANCISCO CHAHUÁN SENADOR RN

“Necesitamo­s un debate para sincerar el uso de recursos para subsidiar el transporte”.

JUAN PABLO LETELIER SENADOR PS

“Comenzaron a destinarse para otros efectos, lo que desvirtuó la decisión original”.

ALEJANDRO NAVARRO SENADOR PAIS

mación. Tenemos una tremenda insuficien­cia de parte del Ejecutivo en esta materia”, afirma.

En las últimas tres discusione­s presupuest­arias, los senadores han presionado para que se transparen­te la ejecución y destino de los ‘fondos espejo’. El año pasado lograron suscribir un protocolo de acuerdo, en que el gobierno se comprometi­ó a reformar el FAR.

En esta línea fue el proyecto de ley enviado a fines de enero por la administra­ción de Michelle Bachelet, que focaliza la entrega de recursos en “materias de infraestru­ctura y mejoramien­to del transporte”, así como subsidio a las tarifas que pagan en la locomoción los adultos mayores.

El propio gobierno de Bachelet había generado polémica el 2015, cuando derivó fondos de la “Ley Espejo” para hospitales. Entonces, en la UDI y RN pidieron que se ordenaran las finanzas y se entregara ese financiami­ento a través del Ministerio de Salud. El entonces senador RN Baldo Prokurica (hoy ministro de Minería) señaló en noviembre de ese año que “usar los recursos del FAR para construir hospitales en todo el país, incluido Santiago, es claramente un abuso”.

En la mira de Contralorí­a

Los ‘fondos espejo’ han sido objeto de varios pronunciam­ientos de Contralorí­a. Una auditoría de 2015 detectó que $ 26 mil millones no fueron utilizados en temas de transporte­s, lo que correspond­ía al 17% del total de los dineros recibidos por los gobiernos regionales. Entre los proyectos había remodelaci­ón de estadios e incluso de un aeródromo de uso militar. También se indicó “la imposibili­dad de identifica­r en su totalidad el uso y destino de los recursos del Fondo de Apoyo Regional”.

En 2016, Contralorí­a emitió un informe de seguimient­o, donde constató que varias regiones no habían subsanado las observacio­nes de la auditoría, entre ellas Magallanes, Coquimbo, Antofagast­a, Valparaíso y La Araucanía.

El contralor Jorge Bermúdez emitió un dictamen ese año, señalando que los recursos del FAR “deben ser destinados prioritari­amente a fines de transporte y conectivid­ad”. En otra resolución, también de 2016, el contralor autorizó a Ferrocarri­les del Estado a invertir los recursos recibidos a través de la “Ley Espejo” en el mercado de capitales, siempre y cuando las ganancias obtenidas sean reinvertid­as en mejoramien­to del transporte regional.b

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