La Tercera

Luces y sombras del primer año de Macron

Las medidas impopulare­s que ha lanzado el mandatario francés le han pasado la cuenta. Sin embargo, aún cuenta con un 42% de respaldo ciudadano.

- Valentina Jofré

22-23

“¿Es Emmanuel Macron el Presidente de los ricos?”, le preguntó un periodista del programa de televisión Quotidien, del canal TMC, al expresiden­te francés François Hollande (20122017), el 25 de abril. “No, no es verdad”, expresó Hollando. “Él es el Presidente de los muy ricos”, sentenció.

Las palabras del expresiden­te socialista sobre Macron -que fue asesor económico en la campaña presidenci­al de Hollande, para luego entrar de lleno al Palacio del Elíseo como ministro de Economía (20142016)-, encendiero­n un descontent­o social que ya lo catalogaba como el “Presidente de los ricos”, al igual que el exmandatar­io Nicolas Sarkozy en su momento.

A un año de su elección como jefe de Estado en Francia, el 7 de mayo de 2017 (asumió el 14 de mayo), el balance de los medios franceses se basa principalm­ente en esa etiqueta, que al propio Emmanuel Macron no parece incomodarl­e.

Sin embargo, aquello que pareció ser una virtud durante su campaña presidenci­al, terminó por desvanecer­se al primer año de su mandato. Ello, porque Macron sostenía ser políticame­nte de centro, sin identifica­rse ni con la derecha ni con la izquierda, o bien, dijo tener cosas de ambas, lo que significab­a un sistema político completame­nte nuevo y original en Francia.

Según una encuesta del Centro de Investigac­ión Política de las Science Po (Cevipof), realizada entre abril y mayo de este año, el 76% de los franceses estima que la política de Macron “beneficia a los estratos ricos”, y solo el 16% piensa que apunta a “la totalidad” de los franceses.

La última razón que le dio Macron a los franceses para volver a catalogarl­o como el “Presidente de los ricos” fue el anuncio que hizo en una entrevista para la revista estadounid­ense Forbes, la semana pasada. El mandatario francés señaló que suprimirá en 2019 el “exit tax”, un impuesto para los grandes patrimonio­s que deciden fijar su domicilio en el extranjero. “La gente es libre de invertir donde quiera”, explicó.

Pero los ejemplos que se citan son varios. Al “exit tax” se suma su reforma al Impuesto sobre la Fortuna, que dejará de gravar los bienes de lujo, y solo lo hará a los bienes inmuebles. Además, el gobierno se comprometi­ó a bajar el impuesto a las sociedades, y se aumentará el impuesto Contribuci­ón Social Generaliza­da, que afectará a los jubilados. “Estas medidas se aplicaron desde enero de 2018, mientras que las reformas favorables a las clases medias y bajas (reduccione­s en las contribuci­ones, eliminació­n del impuesto a la vivienda) se pierden en el tiempo”, escribió el lunes el diario francés Libération.

Reforma tras reforma

La rapidez con la que va Macron también ha generado el despertar del movimiento social en las calles. Son seis las reformas sociales anunciadas por el Presidente francés para los primeros 18 meses de gobierno.

La más polémica fue la que

modifica el código laboral, que busca dar mayor flexibilid­ad a las empresas. Para ahorrar tiempo, Macron la aprobó por decreto.

La reforma al sistema ferroviari­o francés ha mantenido al país bajo los efectos de una huelga en el transporte público desde inicios de abril. La polémica reforma busca suprimir las actuales ventajas laborales de los ferroviari­os, detalladas en su estatuto.

En el área de la educación, la modificaci­ón al proceso de selección para ingresar a las universida­des también ha generado descontent­o y son varias las facultades y universida­des que han amanecido bloqueadas por los estudiante­s, en señal de protesta. Sin embargo, el mandatario ha sostenido en varias ocasiones que no cederá a las presiones de la calle.

De todas formas, en comparació­n a sus antecesore­s, la popularida­d de Macron no ha tenido grandes descensos y se ha mantenido estable, puesto que los franceses todavía “esperan ver quién es realmente Emmanuel Macron, qué quiere hacer y cómo”, según sostiene el profesor de Ciencia Política de la École Polytechni­que de París, Vincent Martigny (ver entrevista).

A nivel internacio­nal el panorama es distinto. Ello, porque los problemas para Macron parecen estar en casa, ya que a nivel global su imagen se forja como la de un líder de alcance global con una hábil gestión de la diplomacia.

“Podemos construir el orden mundial del siglo XXI basado en un nuevo multilater­alismo”, expresó frente al Congreso de Estados Unidos, en su reciente visita. Macron ha querido instalarse en el escenario político internacio­nal al mismo nivel que el Presidente Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Con todo, el balance al año de Macron tiene opiniones contrapues­tas. Lo que sí está claro es que hay un sector político más contento que otro. El miembro del partido de centrodere­cha Los Republican­os y alcalde de Toulouse, Jean-Luc Moudenc, fue claro y manifestó a Libération que “(Macron) ha emprendido reformas valientes. Reformas que desde hace mucho tiempo hemos estado esperando”. ●

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► El Presidente Emmanuel Macron, ayer en París.
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