La Tercera

Ley del Sernac: Quien mucho abarca ....

DE LA CLASE POLÍTICA Y NUESTRAS INSTITUCIO­NES SE ESPERA QUE DEN UNA PRONTA Y RAZONADA SOLUCIÓN A LA PROTECCIÓN DE LOS CONSUMIDOR­ES.

- Natalia González Subdirecto­ra Asuntos Jurídicos y Legislativ­os Libertad y Desarrollo

La Contralorí­a ha devuelto al Ejecutivo, sin promulgar, el proyecto de ley del Sernac. La controvers­ia, lejos de aplacarse, continúa. Recordemos que la polémica se suscitó tras el fallo del Tribunal Constituci­onal (TC) que declaró inconstitu­cional las potestades sancionato­rias y normativas con las que se pretendía dotar al servicio. Los caminos que le quedan al Ejecutivo, tras la devolución del decreto por el contralor, han sido comentados por estos días en los medios. Sin embargo, hay dos aristas que han quedado al margen del debate.

Más allá de cómo se resuelva el entuerto, y en el mejor interés de los consumidor­es, ¿quién podrá defenderlo­s? Porque ese debiera ser el quid del asunto, ¿no? Autoridade­s del gobierno anterior vaticinaro­n potenciale­s efectos catastrófi­cos para la protección de los consumidor­es tras el fallo del TC. ¿Será así? Cierto es que la sentencia limitó algunas de las potestades (excesivas) con que se pretendía dotar al servicio, pero también es cierto que al fortalecer los principios del debido proceso y de legalidad, como pilares esenciales de la institucio­nalidad, se protege en forma más robusta y estable a los consumidor­es.

A su vez, la iniciativa aprobada, y aun sin las referidas atribucion­es, fortalece de todas formas al Sernac, reconoce la indemnizac­ión por daño moral en demandas colectivas, reduce el cúmulo de pruebas que deben presentar los consumidor­es en juicio, eleva considerab­lemente las sanciones por infracción a las normas e impone importante­s desafíos para las empresas desde la perspectiv­a de las buenas prácticas y el compliance. Así, el Sernac está lejos de ser un desvalido león sin dientes, y su gestión y cómo se implemente la nueva ley constituye­n un gran desafío de cara al buen funcionami­ento institucio­nal para la protección de los consumidor­es.

La segunda arista, más política, dice relación con las reacciones de algunos parlamenta­rios de oposición ante el actuar del contralor. En resumen, hay molestia; se estima que el contralor ha invadido atribucion­es del Congreso. ¿Es así? ¿O el contralor hizo su pega? Recordemos que también están molestos con el TC y su fallo, a pesar de que los riesgos de inconstitu­cionalidad de la iniciativa legal fueron advertidos reiteradam­ente durante su tramitació­n. La molestia ha derivado en una actitud del tipo “veremos qué pasos seguir” o de presentar, en menos que canta un gallo y tras estos episodios complejos, iniciativa­s legales que limitan las atribucion­es de quien aparece como el contendor. Sin perjuicio que estén en su derecho a hacerlo, no parecen respuestas muy republican­as. Todo indicaría que lo más sensato sería reflexiona­r para luego actuar en el mejor interés de quien se busca proteger: los consumidor­es. De la clase política y nuestras institucio­nes se espera que pongan el interés general por sobre cualquier otra considerac­ión, dando una pronta y razonada solución en esta materia.

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