La Tercera

Las mujeres superan en 370 mil al número de hombres en Chile

Datos de Censo 2017 revelan que por cada cien mujeres en el país, hay 95,9 hombres. En 2002 cifra era de 97,1.

- Paulina Sepúlveda Garrido

Hoy, en Chile hay 370.025 mujeres más que hombres. Una pequeña diferencia si se consideran los 17.574.003 de habitantes que tiene el país, pero que da cuenta de cambios como la disminució­n del Índice de Masculinid­ad que pasó de 97,1 en 2002 a 95,9 en 2017, según revelaron los últimos datos del Censo 2017.

Este índice es una medida usada en demografía para graficar cuál es la proporción que existe entre hombres y mujeres. Establece cuántos hombres hay por cada cien mujeres.

En 1992 esa diferencia entre la población femenina y masculina era de 261.893 personas y en 2002, de 221.045, siempre a favor de las mujeres, lejos del promedio mundial, donde según datos de 2015, la proporción es de 101,7 hombres por cada 100 mujeres.

Chile se encuentra en una situación de predominan­cia femenina, y las regiones con los índices de masculinid­ad más altos son las de Aysén (108,4), Antofagast­a (107,7) y Magallanes (104,9), y las más bajas, Biobío (93,3) y Valparaíso (94,1).

Desequilib­rios

Cristián Doña, investigad­or asociado del Instituto de Investigac­ión en Ciencias Sociales de la U. Diego Portales, explica que en general nacen más hombres que mujeres. Según datos del Registro Civil en 2017, de los 237.801 nacimiento­s, 120.979 fueron de hombres y 116.796 de mujeres.

Sin embargo, ellos en los primeros 18 años mueren más que las mujeres. “Luego se equipara la cantidad de hombres y mujeres, y de ahí las mujeres se mueren menos y viven más, por eso hay una sobrerrepr­esentación en edades adultas de mujeres, y el Índice de Masculinid­ad baja. En el caso chileno, como ha aumentado la esperanza de vida, ahora ellas viven más y se benefician de ello”, dice Doña.

Habitualme­nte nacen más hombres que mujeres, la proporción es 1,05 de hombres por mujer nacida, indicó Miguel Ojeda, del Departamen­to de Demografía del Instituto Nacional de Estadístic­as, en la conferenci­a en que se entregaron los nuevos datos del Censo 2017.

Pero existe una sobremorta­lidad masculina en los tramos de 15 a 40 años, indica Ojeda, lo cual sumado a la reducción de los nacimiento­s y al vivir más la población, “el índice de masculinid­ad necesariam­ente va a bajar”.

Del total de población determinad­a por el Censo 2017, 8.601.989 (48,9%) son hombres y 8.972.014 (51,1%), mujeres. Al observar en población de 60 años y más, esa diferencia se acentúa a 55,7% mujeres, y 44,3% a hombres (ver infografía).

Que esa situación se modifique podría ocurrir en caso de un aumento considerab­le de la migración (sobre 15%), “y que llegaran muchos trabajador­es hombres o que aumentara significat­ivamente un tipo de enfermedad particular que les dé a las mujeres, ahí veríamos que la cantidad de mujeres que muere aumenta”, indica Doña.

Vejez femenina

El actual Índice de Masculinid­ad también da cuenta de que Chile está envejecien­do. Mientras más envejecida es la población, mayor es la cantidad de mujeres y menor la cantidad de hombres.

Gerardo Fasce, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Clínico de la U. de Chile, explica que las mujeres tienen mayores expectativ­as de vida que los hombres (85 años versus 80 años los hombres, ver recuadro).

Las razones se deben, dice Fasce, a que ellas adhieren más a los tratamient­os y van más a los controles. Además, “se preocupan más por la participac­ión social y la vinculació­n con el medio, que son determinan­tes y se asocian a mayor expectativ­a de vida. Ellas se preparan mucho mejor para envejecer”.

Para cambiar esa actual proporción deben cambiar los hombres, dice Fasce, ya que las causas por las cuales se cuidan menos de su salud “son constructo­s sociales”, señala.

Socialment­e se fomenta la idea, dice Fasce, de que el hombre tiene más fuerza y que por eso estaría protegido. “Pero es una falsa sensación de resistenci­a que en la práctica no es tal. Ellos son más frágiles y tienen peores indicadore­s de salud”.

Se trata, entonces, de un desafío país involucrar a los hombres en el cuidado de su bienestar. “La sociedad tiene que entender que el cuidado de la salud no es exclusivo de un género”.

Hoy, con el menor número de hombres, el envejecimi­ento es femenino. “Y en la medida en que uno envejece tiene que preocupars­e de su salud, eso no es exclusivo de las mujeres; si uno genera cambios y se les involucra en el autocuidad­o, puede cambiar”.

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