La Tercera

Nueva Educación Pública: una tarea país

- Valentina Quiroga Ex subsecreta­ria de Educación

El Presidente Piñera ha declarado que seguirá adelante con la implementa­ción de las leyes de la reforma educaciona­l. Sin embargo, estas afirmacion­es entran en contradicc­ión con la evidente falta de convicción que están mostrado varios de sus representa­ntes a cargo de dicha tarea. En efecto, respecto a la Nueva Educación Pública, el ministro de Educación ha declarado estar “mirando atentament­e” la instalació­n; ha abierto el debate sobre la posibilida­d de que los municipios puedan quedarse con la educación; ha manifestad­o que la calidad del sostenedor no afecta la calidad de la educación (contravini­endo toda la evidencia que existe al respecto) y, además, retiró de Contralorí­a los reglamento­s para la instalació­n del sistema, los que aún no se reingresan.

Se debe recordar que esta era la tercera vez que el país intentaba desmunicip­alizar. Incluyendo un intento en el primer gobierno del Presidente Piñera. Después de una larga historia y sabiendo lo complejo que sería, hace unos meses, el Congreso, de forma casi unánime, logró consensuar lo que consideró que es la Educación Pública que el país merece y necesita.

¿Significa esto que la ley no necesitará mejoras o que no habrá problemas? No. Habrá muchas situacione­s complejas, pero el consenso que se tomó requiere que todos los actores, partiendo por el gobierno, tengan una actitud proactiva en anticipar, apoyar y mejorar lo que se necesite para que el sistema ofrezca a todos una educación de calidad con miras al siglo XXI.

Sin embargo, el Ministerio, según los dichos del propio ministro, parece eludir dicha responsabi­lidad. Se declara meramente como un observador que deja que los equipos hagan el trabajo de instalació­n y, respecto al futuro, manifiesta su disposició­n para que la educación permanezca en los municipios. En definitiva, mirar sin involucrar­se mucho, no dar respaldo político y preparar la cancha para que la educación siga en los municipios. Esperemos que estas acciones sean producto solamente de los ripios naturales que produce la instalació­n de nuevas autoridade­s y que sean rectificad­as prontament­e.

Cabe mencionar que la ley contiene las condicione­s que deberán cumplir los municipios que deseen postergar su ingreso y además establece una comisión evaluadora que deberá pronunciar­se el 2021. De hecho, varios de los municipios interesado­s en aplazar su entrada, están lejos de cumplir esos requisitos. En estos casos, parece más convenient­e que el Ministerio hable primero a través del pronto reingreso de los reglamento­s y conforme dicha comisión, y así evite confusione­s que solo desvían la atención.

Debemos superar la visión de que esta es una política del gobierno de la ex presidenta Michelle Bachelet que hay que asumir a regañadien­tes, y entender que es una política de Estado aprobada por mayoría y cuyo éxito depende no solo de que los equipos hagan el trabajo, sino de aunar muchas voluntades. La tarea demanda liderazgo y convicción, tarea que el Ministerio -órgano rector-, está llamado a ejercer.

Si ocurre así, muchos de los que hoy somos oposición, apoyaremos los cambios y mejoras que se necesiten. De lo contrario, solo se seguirán sembrando dudas respecto a las reales intencione­s del gobierno, caeremos en un debate inconducen­te para el país y, más grave aún, se estará poniendo en riesgo el salto al desarrollo que Chile necesita.

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